@Noudiari / El Restaurant Formentera tiene sabor a mar por los cuatro costados. No sólo por sus platos y su cocina mediterránea, o por su ubicación, situado en la Plaza de la Tertulia número 5, en el Puerto de Ibiza, también por la propia forma del edificio en el que se encuentra el establecimiento y que le hace parecer un barco varado en tierra.
«Es curioso porque, en un principio, era un edificio cuadrado. Sin embargo, debido a la ordenación del puerto, a finales del siglo XIX, lo que hicieron fue cortarlo por la mitad y por eso tiene este aspecto de triángulo», afirma Toni, cocinero del Restaurante Formentera, que destaca otro dato curioso: «Es uno de los pocos edificios que están hechos con cadenas de barco. No es el encofrado que conocemos, sino que cogían para levantar los edificios los eslabones de las cadenas de los barcos».
El edificio, además de singular, también tiene mucha historia. Desde 1855 hasta 1890 fue la sede de la primera «Academia del Pueblo» y primer teatro de La Marina, además de Casino del Comercio. A partir de 1890, y debido a la construcción de los muelles del puerto, parte del edificio fue derribada para dar paso a su aspecto actual.
Durante muchos años, además, las tres plantas del inmueble albergaron la fonda u hostal Formentera, regentada por una conocida familia ibicenca. En junio de 2011, sin embargo, el local, tras un paréntesis en el que sirvió de sede a un local de comida rápida, se reabrió en los andenes del puerto de Ibiza bajo nueva dirección con el nombre de Restaurant Formentera, con capacidad para unos 300 comensales.
«Tenemos una clientela que en invierno es ibicenca y, en verano, de todas partes del mundo, con mucho japonés, italiano y ruso, principalmente. Nuestra especialidad es la comida mediterránea fusionada un poco con japonesa. También tocamos el atún y los tatakis, pero nuestra base son las paellas, los bullit de peix y la burrida de ratjada», añade Toni.
El personal está formado por cuatro o cinco personas en invierno, aunque en verano se amplía ese número hasta doce. Por eso no es extraño que en la barra del restaurante se empiecen a acumular los currículums de varios aspirantes al trabajo de cara a la temporada estival.
El objetivo de los dueños, mientras tanto, es seguir creciendo, sobre todo ampliando la terraza, que ocupará gran parte de la acera con la modificación del puerto, y planteando de aquí a unos años abrir un chill-out en la azotea para aprovechar las hermosas vistas al puerto y a Dalt Vila. Hasta entonces, el Restaurant Formentera espera a sus clientes en un ambiente acogedor, cálido y con aires marinos. Bienvenidos a bordo.