La Peña Deportiva ha dado la cara pero no ha podido con el Real Murcia, que le ha superado por 1-2 en el Rico Pérez y ha conseguido el ascenso a Primera RFEF que perseguían los dos clubes. Los murcianos se adelantaron en el marcador en la primera parte, los ibicencos empataron nada más arrancar la segunda y a falta de quince minutos para el final llegó el tanto que, a la postre, alejaría a los ibicencos de la categoría inmediatamente superior para dar entrada a su rival. .
La igualdad ha sido la tónica predominante del primer tiempo, en el que los dos equipos han disfrutado de llegadas al área ajena, aunque las del Murcia con mayor peligro. De hecho, en el 35, los rojillos se ponían por delante en el marcador gracias a un tanto de oportunismo de Andrés Carrasco, que estaba en el lugar adecuado en el momento preciso cuando, tras una serie de rechaces, el balón le quedó en el pie bueno dentro de área pequeña Solo tuvo que empujar al fondo de la red para poner a los suyos por delante.
El gol le vino incluso bien a la Peña, puesto que el conjunto insular se dejó de contemplaciones y se fue sin miramientos hacia e marco contrario No fue, sin embargo, hasta el segundo tiempo cuando llegaría el tanto de los ibicencos, obra de Chinchilla tras una acción bien trenzada por banda izquierda que el delantero transformó en el empate de tiro raso y ajustado. Había cambiado la mentalidad del grupo peñista, y el sistema.
La Peña, más vertical, puso contra las cuerdas a un adversario con mucho más pedigrí y presupuesto y tenía claro lo que tenía que hacer para salir airoso de la contienda. No obstante, el Murcia, tras asimilar el golpe del empate, estiró de nuevo las líneas para ir a buscar a su adversario a su área, a la salida de balón, en el inicio de la construcción del juego.
Exigida, la Peña buscaba la fórmula de zafarse de la presión, pero en ese momento recibió el segundo, obra de Pablo Ganet, a quien en el minuto 74 le cayó un balón franco en la frontal que, con maestría, puso a la escuadra del meta peñista, que nada pudo hacer para evitar el tanto, un golazo en toda regla.
Quedaba tiempo, y la Peña estaba dispuesta, como demostró nada más encajar, a echar el resto para tratar de igualar de nuevo la contienda. No lo iba a ser fácil, porque el gol había proporcionado una ración extra de confianza a los murcianos, que no parecían conformarse y perseguían el tercero para dejar el choque finiquitado. A falta de nueve minutos para el 90, la Peña tuvo una buena oportunidad para empatar de nuevo el partido mediante una falta en la frontal, pero Lucas no halló el hueco y estrelló el cuero en la barrera.
Desde ese momento, el Murcia tiró de picardía y oficio, arañó todos los segundos que pudo al reloj. Y cuando tuvo oportunidad, se fue, otra vez, a por el tercero. A la Peña se le agotaba el tiempo, pero no arrojaba la toalla. De hecho, luchó hasta el último suspiro para volver a equilibrar el marcador. Todos sus esfuerzos, no obstante, resultaron infructuoso y el ascenso voló a Murcia tras siete minutos de prolongación que al ganador se le hicieron largos.