La historia del periódico La Prensa de Ibiza apenas duró cinco años pero supuso un antes y un después en la calidad de los medios de comunicación de la isla. Hace hoy exactamente 30 años, un 15 de agosto de 1993, cerró para siempre después de que Editorial Prensa Ibérica, propietaria de Diario de Ibiza desde 1991, comprara el medio por 185 millones de pesetas para cerrarlo a continuación y volver así de nuevo al monopolio de la prensa escrita en las Pitiüses.
Pero quienes conocieron La Prensa de Ibiza y, especialmente, las personas que en ella trabajaron, nunca olvidarán el soplo de aire fresco que supuso en la isla frente al periodismo rancio y complaciente que se hacía hasta su irrupción en 1988.
«Sea como sea no es presuntuoso afirmar que en la historia de los medios de comunicación de las Pitiüses habrá siempre un antes y un después de La Prensa de Ibiza. Este periódico fue innovador en la forma y en los contenidos, introduciendo prácticas periodísticas elementales pero inéditas hasta entonces en nuestras islas: separó claramente las informaciones y la opinión, abandonó la condescendencia con las instituciones oficiales y adoptó un compromiso crítico con la realidad insular«. Con estas contundentes palabras, Joan Serra, por entonces director La Prensa de Ibiza, se despidió de sus lectores y lectoras en la portada del último número dejando claro la pérdida que aquel cierre suponía para la isla.
En el momento de su desaparición, trabajaban allí unas 40 personas.
La trayectoria desde su apertura, el 20 de diciembre de 1988, hasta su cierre no pudo ser más brillante, ya que crecían en ventas año a año y su trabajo era muy apreciado por la sociedad ibicenca. Pero, contra todo pronóstico, La Prensa de Ibiza anunciaba que se veía obligada a cerrar hace ahora tres décadas.
Se adujeron razones económicas para su venta. Frente a eso, Joan Serra escribía: «Nuestro orgullo póstumo es que no son los lectores ni el mercado quienes decretan la desaparición de la Prensa de Ibiza». Lo que trascendió es que su propietario, el empresario Enrique Fajarnés, pasaba por un mal momento económico que afectaba al periódico. Finalmente lo puso en venta y lo compró por 185 millones de pesetas Javier Moll, dueño de Editorial Prensa Ibérica. Después lo cerró y, de ese modo, la isla se quedó con un solo periódico que, además, ya no era de capital isleño.
Según reveló el por entonces periodista y en la actualidad abogado Joan Cerdà en un artículo para El Mundo, en el contrato de compra se especificaba claramente que la intención final era el cierre inmediato de La Prensa de Ibiza: «una parte del precio no se haría efectiva hasta 72 horas después del cierre«, escribía por entonces y añadía que los accionistas de la sociedad vendedora se comprometían a no emprender ninguna actividad que pudiera considerarse competidora durante los tres años posteriores al cierre. La compra incluía la marca (el nombre) La Prensa de Ibiza, que estaba valorada en 20 millones de pesetas.
Cerdà llega a asegurar en su artículo que un grupo de empresarios ibicencos, entre los que estaría incluso Abel Matutes, estuvo a punto de salvar a La Prensa de Ibiza del cierre pero que Enrique Fajarnés prefirió la operación más segura de venderlo a Javier Moll y Prensa Ibérica, aunque eso implicase su cierre inmediato.
Vuelta al monopolio informativo
En 1988, en el momento en el que La Prensa de Ibiza abrió sus puertas, en la isla solo se imprimía Diario de Ibiza, mientras que Última Hora Mallorca apenas dedicaba alguna página a Ibiza y a Formentera (desde agosto de 1980).
De ese modo, La Prensa de Ibiza acabó con el monopolio informativo en Ibiza y fue todo un revulsivo porque hasta entonces no se conocía un periodismo así en Ibiza: Combinó una plantilla llena de profesionales jóvenes, muchos llegados de fuera de Ibiza y muy bien formados y con experiencia [incluso en medios nacionales], con otros curtidos en los medios locales. Todos tenían ganas de hacer buen periodismo.
Pero el diario cerró. Enrique Fajarnés, presidente y consejero Delegado de la sociedad anónima editora de La Prensa de Ibiza, escribió en la primera página del último número que la razón del cierre era la mala situación económica que atravesaba la empresa.
Fue un mazazo para quienes integraron su plantilla durante su trayectoria, en la que pusieron tanto trabajo e ilusión: Joaquín Pérez Escribano (director), Joan Serra Tur (jefe de redacción y un año después director), Rita Vallès, Joan Cerdà Subirachs, Javier Barrientos, María Oña, Amelia Peña, José Manuel Piña, Josep (Pep) Ribas, Jesús Turel, Josep Antoni Boned, Carles Aledo, Manel Martín, Carles Ribas Fuentes y Alfredo Benito fueron los primeros integrantes de la plantilla.
Además se incorporaron Josep Riera, Pilar Fernández Hierro y Maite Llopis, Xicu Lluy y Joan Lluís Ferrer, Pilar Ferrando, Gabriel Sans, Alberto Garayoa, Joan Costa, Vicent Marí, Llorenç Vidal (era el corresponsal en Formentera), José Miguel Romero y Yolanda Martínez. También trabajaron en aquella mítica redacción Mariano Hidalgo, Amparo Simón, José Miranda, Javier Monerri, Ana Pereda, Daniel Azagra, Josep Antoni Bonet, Damià Massanet y Germán G. Lama, entre otros.
Algunos de aquellos profesionales afectados por el cierre entraron a trabajar en Diario de Ibiza y alguno, años más tarde, en Última Hora Ibiza y Formentera, que abrió en agosto de 1997, y en la redacción El Mundo. Otros, decepcionados, se marcharon de la isla.
El periodista Jesús Turel, uno de los más libres y mordaces de la redacción de La Prensa de Ibiza (redactor jefe por aquel entonces y tristemente fallecido en Ibiza en septiembre de 2021), se despachó a gusto en su última columna en la que dejaba claro que aquel cierre tenía más que ver con intereses más allá de lo económico:
«El director no quiere que explique ahora la historia de las dos panaderías, una antigua y destartalada que fabricaba pan rancio y otra moderna que sacaba del horno las ensaimadas más sabrosas, las hogazas de primera calidad y los pasteles exclusivos.
El director prefiere que deje para otro día el cuento de aquella isla de Ibicilia. No está el horno para bollos ni tengo ánimo para contar historias cuando la realidad supera a la ficción. Los de aquí sabrán toda la verdad, ¿pero cómo le voy a explicar lo ocurrido a nuestro suscriptor de Canadá o a ese ibicenco que vive en Singapur y que desde hace casi cinco años recibe el periódico en su casa?
Me consta que a algún político impresentable y casposo le hace feliz el cierre. Sé que los miembros de una secta que ocupó dos días la página 3 se encuentran tirando cohetes. También tengo la seguridad de que determinado cargo público innominable va dando brincos por la calle, frotándose las manos porque seguramente nadie volverá a criticar sus dudosos negocios.
No me cabe duda de que tres o cuatro indeseables más también van por ahí dando botes de felicidad porque podrán seguir sembrando la insidia con total impunidad. Pero tampoco ahora es momento para sacar a la luz la corta, pero peligrosa, lista negra de desaprensivos, esa nómina de objetivos militares que durante cinco anos no hemos cesado de bombardear.
A partir de ahora, nuestros compañeros de todos los medios de comunicación tienen la obligación de continuar esta tarea. Me molesta la notoriedad artificial. Siempre he optado por permanecer en la sombra, dedicado intensamente a mi trabajo y procurando esclarecer la verdad por encima de todo. Puedo escribir las líneas más tristes y abundar en el espíritu solitario del periodista, pero me resisto a despedirme con lágrimas. Quiero dejar muy claro que todo el equipo humano de La Prensa de Ibiza abandona su labor con la cabeza muy alta y con él orgullo de haber llevado a cabo una extraordinaria labor en beneficio de la sociedad de Eivissa y Formentera. Hasta siempre».
Molt bon reportatge.
I el fotògraf que era Toni Pomar
Nop! En Toni Pomar no va treballar a La Prensa de Ibiza
No veureu cap referència d’això en la premsa escrita local actual, tampoc en les seves edicions digitals. Gràcies Noudiari.
Tomatelo con Piña era la mejor sección que se ha hecho nunca en los medios de comunicación de Ibiza.
Grandes Nou Diari!
Molt polit, quins records.
A todos los que trabajamos esos años en La Prensa de Ibiza nos queda un poso de orgullo en la mirada.
Teníamos la sensación de que éramos un gran equipo capaz de volar muy alto y que, por eso, porque no interesaba la verdad, nuestra pasión y, sobre todo, la honestidad de nuestro trabajo, nos cortaron las alas.
Fue una época que nunca olvidaremos, como tampoco dejaremos de mencionar a Alfredo, Javito, Piñales, Xicu o Suso con una gran sonrisa (melancólica, eso sí) en los labios.