@Pablo Sierra del Sol / La centenaria vida de Casa Alfonso será historia el próximo 31 de octubre. El supermercado más antiguo de Sant Antoni de Portmany cerrará sus puertas. Definitivamente. No se trata de la jubilación de la propiedad –el negocio ha pasado de padres a hijos desde hace cuatro generaciones– sino de una rendición. Así lo explica Vicent Ribas, nieto de los fundadores de Casa Alfonso. “Nos duele en el alma tener que cerrar, pero continuar con el supermercado abierto era insostenible económicamente”. No han pegado ningún cartel en la puerta del viejo colmado ni tampoco lo han publicado por Facebook.
El fin de trayecto se anuncia cliente a cliente porque tampoco se oculta. Después de darle dos besos a una señora de acento extranjero a la que ayudó hace unos días a llevar la compra a casa, el dueño de esta tienda grande o supermercado chico (depende de cómo se mire) desmiente el rumor que corre por las calles del pueblo: “Casa Alfonso no se va a convertir en un McDonalds”. No niega que el local, con su puerta principal en el Carrer Ample y sus paredes acristaladas dando a las calles Sant Antoni y Progrés, es goloso, pero dice que su futuro está por escribir: “Ni mi hermana ni mi sobrina Elena ni yo sabemos qué pasará con el local. No cerramos después de recibir una oferta mareante de compra o alquiler. Creemos que ahora es el momento perfecto para hacerlo. Ya habrá tiempo suficiente para pensar a qué lo dedicamos. Quizás alguien de la familia quiere empezar aquí otro negocio. No lo sé. Ahora toca despedirse con la cabeza lo más alta posible. No queremos dar pena ni que la gente llore. Es ley de vida”.
Es la una del mediodía y en poco más de diez minutos han entrado y salido de Casa Alfonso una quincena de personas. Gente de todas las edades. Aún hay movimiento, pero no el suficiente para cuadrar las cuentas. Que se hayan “marchado” (al otro barrio) clientes de toda la vida y que el pueblo se haya vaciado de residentes porque muchos sanantonienses han decidido mudarse al campo o las afueras del casco urbano ha sido determinante para un negocio de estas características. Eso explica Vicent Ribas, mientras ayuda a una vecina de treinta y tantos a llenar su bolsa reciclable con la compra mientras ella le dice con una cara de pena evidente:
–Ahora me tendré que ir bastante más lejos a comprar.
–Y eso que tú eras de las que no había dejado de venir porque otros muchos vecinos, como es lógico, ha cambiado de costumbres.
Le responde el dueño de Casa Alfonso.
Cuando le pregunto por el resto de causas que han desencadenado el cierre, contesta sin dudar: “Los tiempos cambian. Han llegado a Sant Antoni grandes superficies contra las que no podemos competir en precios. Ya ni formar parte de la red de supermercados PASA nos ayudaba. Otra cosa que nos ha fastidiado bastante en los últimos dos años es la eliminación de la zona azul. Es muy complicado encontrar aparcamiento y la gente deja de venir a hacer la compra al centro del pueblo. Estar cerca de la zona de la iglesia nos benefició durante mucho tiempo. Ahora nos penaliza porque es difícil llegar en coche. Está claro que en verano, gracias al turismo, las cajas suben. Pero los números no dan. Continuar, en los últimos años, ha sido una decisión tomada más con el corazón que con la cabeza”.
No niega Vicent Ribas, también, que una parte de responsabilidad es de la propiedad. “Seguramente tampoco hayamos sabido adaptarnos a los tiempos”, cuenta, “y hayamos fallado en muchas cosas. Nos dijeron hace años que teníamos que convertirnos en un supermercado de productos de calidad. Ya lo hicimos. ¿En qué podríamos reconvertirnos ahora?”
Directiva Bolkestein y la “gestión del PP”
El cierre de Casa Alfonso “es una mala noticia”, en palabras de Joan Torres, el concejal de Comercio de Sant Antoni. “Siempre lo es cuando cierra un negocio de toda la vida. Hace un año le tocó a otro supermercado, el Marfil. El de la alimentación es un sector que lo tiene muy complicado desde que se aprobó la Directiva Bolkentein”. Torres cita una legislación redactada desde Bruselas – se aprobó en 2004 y entró en vigor a finales de 2006– que permite la libre circulación de empresas entre los estados miembros de la Unión Europea.
“Entre ese marco legal y la gestión de los gobiernos de Pepe Sala y Pepita Gutiérrez, cuando el PP gobernaba Sant Antoni, facilitaron la entrada de empresas como Mercadona o Lidl, que se han establecido fuera del casco urbano con unos establecimientos de unos tamaños ilógicos para una isla como Ibiza y un municipio como el nuestro. El PP cambió a la carta el Plan General de Ordenación Urbana para permitir su implantación”, argumenta el concejal de Comercio. Joan Torres recuerda que “justo antes de dejar la alcaldía, en 2011, Pepe Sala concedió la licencia de obra con la que se construyó el Lidl de forma irregular”. “El Tribunal Superior de Justicia de Baleares dictaminó fraude de ley [el pasado agosto] en la licencia que concedió Sala”, dice el concejal. La sentencia del TSJB no tuvo, sin embargo, ningún efecto porque una modificación puntual del PGOU hecha durante la alcaldía de Pepita Gutiérrez legalizó la situación del supermercado que Lidl tiene en la entrada de Sant Antoni.
Torres lamenta que la desaparición de negocios familiares “es una tendencia en la isla, especialmente en Vila”. El político de El PI es cauto a la hora de valorar si es deseable que franquicias o multinacionales se hagan con espacios como el que dejará libre Casa Alfonso: “Los locales que están dentro del pueblo deberían abrir todo el año. Que vengan empresas de fuera o se establezcan franquicias no es malo de por sí si son respetuosas con el entorno y ayudan a dinamizar la zona. Todo depende de qué ofrezcan”.
Los rótulos blancos con letras rojas de Casa Alfonso forman parte del imaginario de muchos portmanyins. Bajo el rótulo principal, junto a la puerta, un cartel anuncia que se trata de una “boutique de alimentación”. Dentro se pueden encontrar aún productos de primeras marcas y muchos artículos de importación. También, las bandejas de quesos y embutidos que han acompañado durante décadas más de una celebración familiar o entre amigos en el pueblo. Los precios, como suele pasar en los supermercados de este tamaño, no eran baratos. Vicent Ribas lo explica así: “Parece que un negocio como el nuestro da mucho dinero, pero los márgenes de beneficio son muy pequeños. Hay que vender mucha cantidad de producto para hacer caja”. Seguramente, los rótulos y carteles de Casa Alfonso no desaparezcan a corto plazo, pero el negocio que publicitaban ya no abrirá de lunes a sábado, de 9 a 14.30 y de 17 a 20.30. El supermercado estará perpetuamente cerrado. Y vacío. Después de muchísimo tiempo.
Vicent Ribas no sabe la fecha exacta en la que abrió el supermercado, pero le echa más de cien años. “Estoy seguro de que tiene más de un siglo”, dice. Recuerda que él, que se crió en la casa que está encima (el edificio es de su familia), jugaba entre las estanterías del colmado cuando era un niño en los sesenta y que sus hermanos y él han ayudado y despachado en Casa Alfonso desde que eran pequeños. En los primeros tiempos, a principios del siglo XX, fue una de las tiendecitas de ultramarinos que se fueron abriendo alrededor de la iglesia, la almendra central de un Sant Antoni que entonces pasaba por poco de los cuatro mil habitantes.
Una historia unida al autobús
La historia de Casa Alfonso, sin embargo, es especial por su longevidad y por haber estado unida al autobús. Su fundador, Alfonso Ribas Piqué (Eivissa, 1893 – Sant Antoni, 1960), obtuvo en 1925 la autorización para poner en marcha la primera línea de autobuses de la isla, que unía Vila con Portmany. El bus paraba enfrente de su tienda que, además, se nutría de los productos que Alfonso Ribas, el abuelo de Vicent, traía de Valencia, donde exportaba algarrobas, huevos o leña, con los barcos que fue comprando y armando junto a otros socios. Los viajeros que llegaban o salían de Sant Antoni aprovechaban para irse a casa o a la ciudad con las alforjas llenas.
El negocio de transporte lo heredó de Alfonso Ribas Piqué su hijo Mariano (Sant Antoni 1921 – 2010), el padre de Vicent. La empresa fue bautizada como Autobuses San Antonio y creció gracias al desarrollo del turismo y al aumento de población que experimentaron Sant Antoni y la isla. En las últimas décadas la administró Alfonso Ribas Prats, el hijo de Mariano y hermano de Vicent. Durante unas vacaciones en Colombia, falleció de un infarto. Ocurrió a principios de 2015. Un año y medio después de la desaparición del empresario, la empresa catalana Sagalés compró Autobuses San Antonio, que sigue funcionando bajo la nueva propiedad.
Dentro de apenas dos semanas, en la víspera de Todos los Santos, Casa Alfonso, el otro negocio emblemático de esta familia sanantoniense, cerrará caja al final de la jornada por última vez.
Enorme la tristeza que sentimos toda mi familia por el adiós de Casa Alfonso.El trato,los productos,la cercania.Nos estamos cargando nuestra forma de vivir,nuestra idiosincrasia…en fin,Os deseamos todo lo mejor
Y por que preferimos ir al Lídl o Mercadona?
Es verdaderamente una gran pena, tanto por el establecimiento como por las entrañables personas que allí trabajan.
Dicen que la vida es cambio
Espero que para todos,tanto propietarios como trabajadores se traduzca en un cambio positivo.
Me gusta entrar en los comercios del pueblo y ser atendida por las personas conocidas de siempre.
Se les echará de menos.
María Rosa Murcia Cuesta
Desde Valencia,Jueves 6 de Diciembre del 2018
Me inunda una inmensa tristeza,saber que un negocio tan fructífero,no sólo para los dueños,sino también para los clientes,para sus empleados,para todas las personas que nos beneficiábamos del buen hacer de tres hermanos,que supieron con su esfuerzo,su sentido de la responsabilidad,su gran acierto a la hora de elegir los variados y exquisitos productos, que con tanta magia ,magia nacida del orden,orden y mimo ,con el que colocaban ,todos y cada uno de los productos que nos vendían ,a precios muy ajustados a la buena calidad de cada alimento:
Panes variados y buenísimos,incluso para los intolerantes a las levaduras,como es mi caso.
Y…¿Qué decir de su charcutería?
¡Uuuuuuyyyy!Sólo de pensarlo, ya se me está haciendo la boca agua!Mmmmm…¡Qué bandejas de quesos,ibéricos,uvas…!¡Qué sobrasadas ibicencas y mallorquinas¡Qué micuits,patés,foies!¡Qué quesos!¡Qué todo!
En frutería y verdulería lo mejor de lo mejor.
En bebidas:Aguas,Licores,vinos,vinos de la isla y de los mejores de la Península.
Los productos para el hogar…
Siempre han apostado por la mejor de las elecciones en todo.Hasta en la elección de sus empleados,todos con una gran sensibilidad y amabilidad,encantadores,simpáticos,atentos,respetuosos,dispuestos a escuchar y sonrientes y felices.Y…¿Por qué?Porque Alfonso,Vicent y Cristina,los tres hermanos,también eran así con ellos.
Vicent aparecía ,de repente entre las estanterías,mostrando esa sonrisa sincera del que se dedica a su trabajo con Amor,Cristina con su pelo rubio y rizado, con un cutis de un color rosado,natural y sin maquillaje y una belleza angelical,a Alfonso no tuve la suerte de conocerlo,pero sí sentí mucho su muerte,tan inesperada y tan de repente,porque yo estaba en San Antonio ,en aquellos momentos, tan duros para toda su familia.
Los nuevos y poco respetuosos tiempos, en
los que los valores más humanos se están esfumando,y en los que sólo se piensa, no en la calidad de vida y el bienestar de las personas,sino en ganar dinero ,pese a lo que pese y a quien pese.Olvidándose de empresas familiares,con ALMA,CORAZÓN,PROFESIONALIDAD Y GRANDEZA,que es lo que han demostrado tener LA FAMILIA de CASA ALFONSO.
Muchas gracias a todos por vuestra entrega y vuestra grandeza como seres humanos.
Un fuerte y cálido abrazo de
María Rosa Murcia Cuesta
Hola,Soy María Rosa Murcia Cuesta,de nuevo.
Si escribo esta vez,es para pedirte disculpas a ti Inma,por cambiarte el nombre por el de Cristina.No sé por qué,pero siempre he pensado que te llaman Cristina.
Aprovecho para felicitarte por tu santo que será mañana día 8 de diciembre,Sábado del 2018.
Que pases un maravilloso día junto a las personas que más te quieran,y junto a aquellas que tú más quieras.
Felicidades y un fuerte abrazo