Joan Miquel Perpinyà / Ibiza va a sufrir mucho -ya lo está haciendo- por mor de la crisis del coronavirus. Quien dice Ibiza, dice los empresarios y trabajadores que desarrollan aquí su actividad profesional, algunos todo el año y muchos solo durante la temporada turística, que este año será muy reducida y de poca intensidad. Pocos turistas para lo que estamos acostumbrados a recibir. Hoteles, comercios, restaurantes, bares y discotecas cerrados, acogidos a expedientes de regulación temporal de empleo. Muchos negocios, principalmente pequeños y medianos, no podrán sobrevivir y perecerán sin remedio. Ahora viene la otra pandemia, tan grave, preocupante y ruinosa como la causada por el Covid-19.
Muchos negocios, principalmente pequeños y medianos, no podrán sobrevivir y perecerán sin remedio. Ahora viene la otra pandemia, tan grave, preocupante y ruinosa como la causada por el Covid-19.
Ante esta coyuntura consuela comprobar que los partidos políticos y agentes sociales de las Pitiusas demuestran tener altura de miras, -algo que hace mucha falta- y aparcan la trifulca política para aprobar medidas paliativas de amplio consenso. Además, el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí (PP) participó ayer en Palma en la formalización del Pacto de Reactivación de las Islas que ha impulsado el Govern balear, dándole su apoyo pese a que el líder de su formación en Balears, Biel Company, rehusó suscribirlo. Como si el PP de Ibiza y el PP de Balears fuesen partidos distintos…
Hay muchas medidas que las Administraciones deberían aprobar para intentar salvar el mayor número posible de empresas y puestos de trabajo. Las que la asociación Ocio de Ibiza ha planteado a la Conselleria de Turismo del Govern son muy razonables y lógicas y sería deseable que tengan una buena acogida. Porque además, hay que tener en cuenta que están proliferando las fiestas ilegales y los botellones, que suponen objetivamente un riesgo muchísimo mayor para la salud pública y también para la seguridad ciudadana.
Están proliferando las fiestas ilegales y los botellones, que suponen objetivamente un riesgo muchísimo mayor para la salud pública y también para la seguridad ciudadana.
Ocio de Ibiza reclama, entre otras actuaciones, ampliar el aforo de los locales pequeños, suprimiendo la pista de baile, y alargar el horario de cierre hasta las 3:00 de la noche. De permitirlo a no permitirlo va la viabilidad económica de centenares de negocios que ya están en la cuerda floja. Y ante la calamidad económica y social que nos acecha, es preciso demostrar altura de miras y responsabilidad.