Por D.V: No ha sido un acto protocolario más, no han habido discursos rutinarios ni «bla-bla-blás» estériles. Solo había que aguzar un poco el oído y percibir un rumor de fondo soterrado que ha agitado los discursos del acto de homenaje a la Constitución que se ha celebrado esta mañana en la sala Cultural Cervantes de Sant Antoni de Portmany.
Para muestra, la alocución del presidente del Consell Insular, Vicent Serra, que alertó de la degradación del Estado de Bienestar y recordó los aspectos más sociales de la Constitución: «L’article 49 de la Constitució Espanyola consagra la defensa i la protecció de les persones que pateixen discapacitats. Per desgràcia, les institucions més properes com consells i ajuntaments no rebem la financiació necessària per atendre aquests col·lectius, i les crítiques que rebem els polítics són justes i raonables«. Unas palabras que se pronuncian tres días después de la gran manifestación en Madrid por parte de colectivos de discapacitados, y en el que protestaban por las medidas del gobierno de Rajoy que recortan la financiación la Ley de Dependencia.
El mismo partido, pero dos guiones distintos
No ha sido el único guiño de Serra, que ha realizado un discurso de corte claramente socialdemócrata. Así, ha recordado que el artículo 40 sostiene que los poderes públicos promoverán las condiciones para el progreso social y económico de todos los individuos y las regiones, y que el artículo 38 defiende la economía de mercado pero que, a la vez, el Estado se reserva la capacidad de regular algunos aspectos de la economía: «L’Estat ha d’intervenir i planificar quan el lliure mercat no ens ajudi, com és en el cas de les connexions aèries«.
Serra también ha asegurado que «Eivissa dona molt i volem rebre el que és just«, y aprovechó para manifestar su rotunda oposición a las prospecciones petrolíferas frente a las costas de la isla.
La sensación de que alguien del 15-M les había cambiado los papeles también se vivió durante el discurso de la alcaldesa de Sant Antoni, Pepita Gutiérrez, que después de elogiar la Constitución de 1978 defendió la necesidad de «reformar el que faci falta reformar i canviar el que s’hagi de canviar» dado el momento especialmente complicado que vive el país. Gutiérrez recordó los artículos del capítulo tercero de la Carta Magna, que defienden el derecho al trabajo, a una vivienda digna, a la sanidad y a una educación pública de calidad, y recordó que los políticos «tenim l’obligació moral i ética d’estar a l’alçada, i els polítics tenim molt que millorar«.
Quien se mantuvo fiel al guión fue el Director Insular del Estado en las Pitiüses, Rafael García Vila, que no se apartó un milímetro de la que es la actual consigna del Gobierno central. Así, definió la Constitución como «la norma de las normas que nada ni nadie debe cambiar» ya que es «una norma consenso y legalidad». Sostuvo que fue fruto del «esfuerzo y la implicación intelectual del Rey, que invitó a los partidos a participar en su redacción», y alertó de «aventuras mesiánicas que no llevan a ninguna parte» y que pueden fracturar la unidad de España.
De las ventanas abiertas se colaba el tenue rumor de la calle. Un rumor que para algunos es suave música de fondo y para otros el síntoma de una inquietud. Al terminar el acto, se brindó con cava catalán (Raventós i Blanc, Burt Reserva, cosecha del 2009).