La Audiencia Nacional ha archivado siete años de investigación contra el presunto traficante de armas afincado en Ibiza Pierre Conrad Dadak. Se le acusaba de organización criminal, blanqueo, cohecho y amenazas. Sin embargo, las operaciones que este ‘señor de la guerra’ dirigía desde su mansión de Caló d’en Real, en el municipio ibicenco de Sant Josep de sa Talaia, eran legales. Al menos así lo entiende la justicia, que ha sobreseído el procedimiento.
En 2016, la Policía Nacional lo detuvo en su mansión de Ibiza, donde residía desde principios de la década de 2010, en una operación espectacular y en la que encontraron armas y numerosos coches de alta gama y en la que participaron incluso fuerzas especiales.
Tras la irrupción de los agentes en su domicilio, Dadak se encerró en la habitación del pánico que había habilitado en la vivienda, pero cuando la policía accedió al interior de la misma, este no opuso ningún tipo de resistencia.
Conrad Dadak es conocido por ser uno de los principales traficantes de armamento del mundo, actividad con la que ha amasado una fortuna, y por vender, presuntamente, armas a dictaduras africanas por canales ilegales. Por esto se le considerada un ‘señor de la guerra’.
En España, de momento, se ha librado de los cargos que se le imputaban, pero todavía tienen causas pendientes en otros países, como Francia, Polonia, EEUU, Bélgica, Alemania y Suiza, donde también se investigan sus transacciones.
Las pesquisas empezaron contra Dadak, su novia y cinco personas más, según publica El Confidencia. Entre ellas un miembro de la mafia marsellesa Según fuentes de la investigación citadas por este medio de comunicación, las relaciones de este hombre de negocios franco-polaco eran extensas, en el ámbito internacional, pero también en el local. Prueba de ello es que en 2015 la Fiscalía pidió imputar a un miembro de la Policía Local de un municipio Ibiza por un delito de cohecho.
La relación de Dadak con este miembro de las fuerzas de seguridad de la isla afloró gracias a las escuchas telefónicas que reflejan su día a día. Y es que en abril de 2015, uno de sus guardaespaldas circulaba por la isla con uno de los muchos coches de lujo de la colección del polaco.
En este caso era un Bentley que dejó mal aparcado y por eso los agentes le pidieron la documentación. Como el escolta no la encontraba, llamó a su jefe, que, presuntamente y según cita El Confidencial haciendo referencia al sumario, decidió hacer valer sus contactos para solucionar la situación. Llegó a hablar con el agente que había parado a su guardaespaldas.
Dadak le dijo, según refleja El Confidencial, que era amigo de un compañero suyo al que citó por su nombre y le convenció para que no llamara a la grúa para llevarse el vehículo, aunque no lo consiguió. Días después, acordó con su escolta darle 500 euros a su contacto en la Policía en agradecimiento por las gestiones.
Este trato de favor al vendedor de armas se mantuvo en el tiempo, según las investigaciones a las que hace referencia este digital. «Le llamaba para avisarle de que aparcase bien o, incluso, le informaba si detectaba alguna vigilancia policial en torno a su casa.
Para ello, consultaba en bases de datos oficiales», subraya la información publicada. No obstante, la Audiencia Nacional también ha dado carpetazo a este episodio al no haberse podido probar que el policía llegase a recibir los 500 euros ni que entrase en bases de datos oficiales.