EFE/ El secuestro del bebé de 13 meses que fue arrebatado a su madre el pasado 13 de octubre en el Monasterio de Piedra en Nuévalos (Zaragoza) fue un acto planificado por el entorno del padre, detenido junto a los abuelos del niño y un amigo de la familia, y contó con el asesoramiento de un abogado.
La Guardia Civil no tenía antecedentes del padre del menor, pero este había denunciado ante el puesto de Ibiza, de donde procede la madre, que no le dejaba ver a su hijo. La mujer, por su parte, también interpuso una denuncia contra el padre en los juzgados de esa isla, sin que los investigadores hayan concretado las razones.
El instituto armado ha dado a conocer en Zaragoza la operación que concluyó con la detención, el mismo jueves por la tarde en la localidad madrileña de Parla, del padre y el abuelo paterno del bebé, que ya han ingresado en la cárcel de Zuera (Zaragoza).
Ambos se alojaron en la capital aragonesa las noches del 11 y 12 de octubre, las dos previas al secuestro, tras enterarse por las redes sociales de la presencia de la madre del bebé y la abuela materna en la capital aragonesa y el Monasterio de Piedra.
Al padre, autor material de los hechos, se le imputa por su presunta pertenencia a grupo criminal, delito de sustracción parental de un menor, delito de violencia de género y delito grave de lesiones, los mismos que al abuelo, considerado también autor material de los hechos, salvo el caso de violencia de género.
También han sido detenidos la abuela paterna y un amigo del padre por pertenencia a grupo criminal y sustracción parental de un menor, aunque ambos están en libertad con cargos.
Al parecer, la abuela paterna se encargó de proporcionar el apoyo económico para el cuidado del bebé y de poner al corriente de lo que iba sucediendo al abogado, colegiado en Madrid, que habría asesorado sobre la forma de sustraer al menor y que todo aparentase legalidad para poder eludir a la justicia.
El amigo detenido, por su parte, prestó su vehículo, un garaje para ocultarlo, un teléfono móvil y la vivienda en Parla (Madrid) para ocultar al niño, domicilio en el que, según los indicios, preveían estar «entre tres y cinco días para elaborar la coartada», según ha explicado el capitán Rojas, de la Unidad Orgánica de Policía Judicial.
Los agentes continúan la investigación en el entorno de la familia paterna para localizar a una quinta persona, cuya participación habría sido necesaria en esta trama familiar y será el juez quien deberá decidir sobre la imputación del abogado, así como de un hermano del padre del bebé, según Rojas.
El abogado intentó buscar un pediatra que hiciera un informe médico desfavorable que demostrara que el niño «estaba mal cuidado por parte de la madre» y asesoraba sobre los pasos a seguir.
El tío del bebé tenía previsto editar un vídeo del momento de la sustracción en el que se hiciera ver que la madre había quedado para entregar el bebé al padre «y luego se arrepentía».
Tanto el capitán Rojas como el coronel jefe de la Comandancia de Zaragoza, José Antonio Mingorance, han incidido en que la prioridad fue la recuperación del menor tras conocerse la sustracción, ante el temor de que se tratara de un caso de violencia vicaria y ante la violencia ejercida por el padre sobre la madre y el niño cuando se lo arrebató en el aparcamiento del Monasterio de Piedra.
«No fue un acto pasional», ha resaltado Rojas, sino fruto de la «planificación del entorno del padre del menor». Mingorance, por su parte, ha valorado la detención de las cuatro personas, todas españolas, en menos de 24 horas desde que sucedieron los hechos.
Cuando el bebé de 13 meses fue recuperado presentaba erosiones en la cabeza, abdomen y fémur, así como un hematoma en el brazo izquierdo, «bastantes compatibles con lo que decía la madre», embarazada de unos 6 meses y que en el forcejeo, violento, resultó también «con hematomas, erosiones» y, sobre todo, «estado de ansiedad» tras el secuestro, según Rojas.