NouDiari / El periodista y dj Luis Costa y Christian Len, dj y también gestor y dinamizador cultural, lo tenían todo preparado para que Balearic. Historia oral de la cultura de club en Ibiza (Editorial Contra) saliera en junio de este año.
Como ha sucedido con otros tantos proyectos, la pandemia se interpuso en sus planes y no será hasta el próximo 11 de noviembre cuando llegue a librerías.
Tres años de trabajo en los que han entrevistado a 80 personajes de la escena del clubbing Ibiza han sido necesarios para crear lo que podría ser la biblia de uno de los sonidos que han definido la industria de la noche ibicenca, una de las más potentes del mundo.
600 páginas que recorren la historia de este sonido baleárico a través del relato en primera persona de sus gestores, entre los que no faltan los propietarios de discotecas míticas como Pacha, KU (después Privilege), Amnesia o Space.
Los djs ocupan, como es lógico, una parte central del libro: Carl Cox, Peter Hook, Paul Oakenfold, Danny Rampling, Luciano, Louie Vega, José Padilla, Irvine Welsh, Trevor Fung, César de Melero o Pippi son algunos de los protagonistas de esa escena que se han prestado a dar su testimonio.
También hay periodistas, bailarines, promotores y hoteleros aportando su visión de la escena ibicenca.
El libro ha tratado de contextualizar el relato antes de la explosión de la cultura de club a finales de los 80.
Así, los autores han querido mirar atrás y remontarse a los años 50, con la llegada del primer turismo internacional, que dio paso a los beatniks y luego los hippies.
Cada grupo trajo su música, sus costumbres y sus drogas.
«Con el sustrato musical de estos viajeros, las drogas que trajeron consigo y la iniciativa de algunos empresarios entre visionarios y chalados, se cimentaron las bases de un paraíso del ocio nocturno que explotaría en 1987, cuando unos intrépidos clubbers ingleses se quedaron prendados de la ecléctica sesión musical de los DJs Alfredo Fiorito y Leo Mas en las noches de Amnesia» en Ibiza, explica la editorial.
Después el fenómeno se trasladó a Inglaterra, donde fue bautizado como Balearic beat.
El turismo de masas joven se multiplicó e «Ibiza devino, para bien o para mal, en emporio mundial del turismo y del clubbing», concluyen.