José Manuel Piña Vives / El restaurante Can Costa, uno de los más veteranos y emblemáticos de Vila, cumple este año el noventa aniversario de su inauguración. Esta es una de las muchas razones por las que este establecimiento recibirá el 5 de agosto la Medalla de Oro de la ciudad. Durante este acto, que se desarrollará en el claustro del Ayuntamiento, recibirán también esta distinción el empresario y exministro de Exteriores Abel Matutes.
Los hermanos Pepe y Joan Costa Serra dirigen actualmente esta fonda, que fundó en 1924 su abuelo Joan Costa Costa. «Este galardón supone para nosotros un reconocimiento que no nos esperábamos a muchos años de trabajo. Estamos muy agradecidos», asegura Joan, uno de los hermanos.
Mientras habla, los dos continúan con los trabajos previos a la apertura del local, a mediodía. «Nosotros lo hacemos todo, desde limpiar el pescado, pelar las patatas y todo lo de la cocina hasta servir las mesas», prosiguen. De las paredes del comedor cuelgan los retratos del fundador y de sus inmediatos descendientes, Juanito y Eulària, que durante muchos años llevaron el restaurante.
La decoración de Can Costa sigue siendo la misma que en sus comienzos, a principios del siglo pasado. Sólo un aparato de aire acondicionado refresca el cálido y familiar ambiente que se respira en el interior. Los manteles, a cuadros blanco y rojos, comienzan a recibir a los primeros comensales de la jornada.
Todos ellos, atraídos por la clásica oferta del establecimiento, cocina sencilla pero igualmente sabrosa Arroz paella, sopa de fideos o macarrones encabezan el menú, que puede continuar con el frit de freixura, el estofado y otras delicias para clientes amantes de la tradición.
Can Costa es, junto con el bar San Juan, uno de los pocos establecimientos que han sobrevivido a los nuevos tiempos. En su primera época coexistía con otros de idéntica categoría como la fonda Portinatx, Can Rafal, Bellmar, El Dorado y la fonda Victoria, ya desparecidos. Hoy continúan Pepe y Joan alimentando a una parroquia de muy variada procedencia y clase.
Atrás quedan los tiempos en que los payeses dejaban sus carros en la cuadra des Piló y los pescadores consumían los productos que ellos mismos capturaban. Los clientes del actual Can Costa son mucho más urbanos y cosmopolitas.
Mucho más internacionales que las tropas de Francisco Franco, cuando en 1956 fue a comer la tropa tras la inauguración de las viviendas protegidas de la avenida Isidor Macabich, hoy casi demolidas. En Can Costa se recuerda aún el mucho tiempo que se tardó en cobrar aquella factura. «Somos artesanos», aseguran los profesionales que ahora regentan el establecimiento.
enhorabona campeons!!!
Un reconocimiento más que merecido!!!.
Esta es la de cal.
ENHORABUENA A LA FAMILIA COSTA. UN PLACER SEGUIR COMIENDO A MENUDO EN LA FONDA, AHORA YA HASTA MIS HIJOS SIGUEN LA TRADICION. UN ABRAZO, FAMILIA.
Enhorabona a tota sa familia!
Això es gent bona