@G.R./ Un año más, la fiesta intercultural de Formentera ha sido un ejemplo de participación e integración entre las numerosas nacionalidades que conviven en la isla y de la amplia panoplia de comunidades autónomas presentes en Formentera. El presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer y la consellera de Benestar Social, Dolores Fernández, fueron los encargados de inaugurar oficialmente la fiesta en la que un total de 13 países y 5 comunidades autónomas ofrecieron en sus carpas lo más variopinto y genuino de la gastronomía de sus lugares de procedencia.
Este año se ha vuelto a cobrar cuatro euros por persona -niños gratis- para asistir a la fiesta que siempre había sido gratuita, lo que quizás ha retraído un poco al público, que no ha sido tan numeroso como en ediciones anteriores. No obstante, ha habido música y comida para todos los asistentes y para todos los gustos y a última hora la afluencia ha crecido.
Un festival gastronómico
En total, se han preparado 1.700 kilos de comida, que han sido degustadas por las casi dos mil personas que han pasardo por el Col.legi Mestre Lluís Andreu de Sant Francesc donde se ha desarrollado la fiesta.
Las carpas donde las colas han sido más numerosas han sido la de Marruecos gracias a un cuscús excelente, la carpa de Formentera que contaba con un arroz negro como la pez para casi 300 personas, y obviamente aquellos en la que la carne a la parrilla era la base: así que el inconfundible carnatti de porc y el samarle rumanos volaron, como lo hicieron el choripán y tira uruguayos, los pinchos de pollo con salsa de cacahuete indonesios, la lechona colombiana, los anticuchos chilenos o la carne de cerdo asada cubana.
Los peruanos presentaron anticuchos limeños, ají de gallina y mazamorra morada, Ecuador se centró en una guatita y la república Dominicana ofrecía moro que es un arroz con guandales, patelón de carne y pollo guisado; de Paraguay caburé, empanada de mandioca o chicharrón de juity. Los gallegos se tiraron a los callos a la gallega, de los extremeños causaron furor las migas con chorizo y los italianos no dejaron de preparar piadine con embutidos, quesos y verduras.
Si un país se llevó la palma en cuanto a variedad fue Brasil que preparó una decena de aperitivos de lo más diverso: fricasse de pollo, frivolidades brasileñas, americano de presunto y queso, enrroladinho de queso o de salchicha, bizcoche de maicena, espetinho de rua, farofa de harina de yuca o vinagreta brasileña entre otros platos.
Música para terminar la jornada
En la cuestión musical, más de lo mismo: gaiteros gallegos y ball pagés, cueca chilena o una danza mapuche para alertar sobre el expolio al que quieren someter a la tierra de los mapuches; los peruanos y los dominicanos tampoco se quedaron atrás con sus bailes propios y evidentemente no podían faltar la música brasileña o el concierto final de Chimichurri. Música y gastronomía hermanadas como las nacionalidades presentes y las comunidades autónomas que también asumieron su protagonismo.
Si el día ha comenzado incierto con una bruma baja, una neblina húmeda que no pronosticaba un día idóneo, el sol ha caído de pleno sobre los que en esos momentos ya comenzaban a comer mientras los que estaban en los fogones habían prácticamente acabado su tarea. La única pega ha sido un viento que, sin embargo, no ha enturbiado la jornada y, con tanta comida, tanto baile y tanto gentío, llegó un momento en que hasta se agradeció.