El Consell de Ibiza ha acogido esta tarde una reunión convocada por la Conselleria de Agricultura y la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Govern balear, con la participación de representantes del sector agrícola y de la caza para abordar la creciente problemática de la paloma torcaz y su impacto en los cultivos de la isla. La reunión, que comenzó a las 17:00 y se prolongó durante dos horas, ha contado con la participación de alrededor de 30 personas, miembros de asociaciones agrarias, cooperativas y entidades de cazadores.
El director insular de Medio Rural y Marino, Joan Marí Guasch, explicó que la reunión tenía como objetivo analizar la situación actual y coordinar estrategias para minimizar los daños que estas aves causan en la agricultura: “Ha habido mucha afluencia por ambas partes, tanto asociaciones de cazadores como cooperativas agrarias, y la idea es coordinarnos para ser más efectivos en la reducción de los daños”.
Marí recordó que el pasado año, tanto en Ibiza como en Mallorca, se declaró por primera vez la emergencia cinegética para intentar controlar la sobrepoblación de palomas torcaces. Según los datos aportados, durante el periodo de emergencia cinegética se capturaron más de 10.000 ejemplares, lo que supone la mitad de las 20.000 piezas cazadas durante todo el año en Ibiza 2023. “A finales de marzo tendremos los datos definitivos, pero parece que los resultados son positivos. La intención es evaluar si es necesario continuar con esta medida en 2025”, indicó Marí.
La desesperación de los agricultores
Entre los asistentes se encontraba Antonio Costa Tur, viticultor de la bodega Can Maimó, ubicada en Sant Mateu, la bodega más pequeña y antigua de Ibiza, fundada en 1995, según explica su propietario. “Somos un grupo pequeño de payeses que estamos sufriendo día a día por culpa de las torcaces”, lamentó Costa, quien relató cómo la plaga ha diezmado la producción vinícola en la isla. “En tres años hemos sufrido una bajada del 50% en la producción. No hay empresa que pueda aguantar esto”, subrayó.
El viticultor explicó que, a pesar de sus esfuerzos por proteger los viñedos mediante vigilancia constante, las pérdidas han sido enormes: “En 2023 cosechamos 40.000 kilos de uva, este año no hemos pasado de 22.000”, lamentó. La situación es tan crítica que la tradicional fiesta del vino en Sant Mateu se ha cancelado por falta de producción, agravada por la sequía, que «ha mermado aún más la cosecha», según explica el afectado.
Costa Tur advirtió que, si no se toman medidas contundentes, la plaga seguirá creciendo de forma incontrolada. “Cada año hay el doble de palomas y se comen todo: las uvas, las aceitunas, las hortícolas, incluso las flores de almendro”, recordó.
El sector agrícola reclama acciones más efectivas para frenar esta crisis, ya que los métodos actuales, como la caza regulada y los sistemas para ahuyentar a los animales, continúan sin ser suficientes. “Los payeses estamos haciendo de espantapájaros todo el día y, aun así, las pérdidas son enormes”, destacó Costa Tur.
Mientras tanto el sector agrícola teme que la próxima cosecha pueda verse aún más afectada por la proliferación de las palomas torcaces en la isla.
Esto de la plaga de torcaces lo tenéis merecido por haber extinguido a los halcones, gavilanes y demás especies de rapaces que regulaban las poblaciones de torcaces