Desde que fui llamado por primera vez a las urnas, siempre que he ejercido mi derecho al voto ha sido en función a lo que se ajustasen las formaciones políticas y sus programas a los principios y creencias que profeso, lo que ha provocado que, sin miedo ni tapujo alguno, en muchas elecciones optara por el voto nulo al no sentirme políticamente representado.
Esta actitud, como cuestión de coherencia, ha sido la que también he mantenido cuando se me ha invitado a participar de algún acto o manifestación pública.
Los principios se caracterizan fundamentalmente por la imposibilidad de cambiarlos, ya que en realidad no los tenemos; son ellos los que nos tienen a nosotros y si alguno los cambia da la mejor prueba de que no eran verdaderos principios sino simples ideas. Estas últimas, por el contrario, sí que pueden y deben cambiarse, pues rectificar es de sabios.
Los principios que procuro defender, derivados todos ellos de mi fe católica, se podrían resumir en los “cuatro no negociables” descritos por Benedicto XVI a los que me permito agregar un quinto. Estos son:
1. El respeto y la defensa de la vida en todas sus etapas.
2. La defensa y promoción de la familia.
3. La libertad de educación de los padres respecto a sus hijos.
4. La promoción del bien común en todas sus vías.
5. El respeto a libertad religiosa.
Pues bien, a lo largo de la crisis sanitaria he podido ver cómo el Gobierno de España ha vulnerado cada uno ellos de una manera asombrosa. Se ha dejado desamparadas las residencias de ancianos provocando la muerte de muchos de nuestros mayores. Se ha dejado a miles de familias en una situación económica más que precaria sin que muchas de ellas hayan cobrado todavía por el ERTE. Se ha aprovechado el estado de alarma para intentar acabar con los centros de educación especial. Se le ha dado prioridad a la agenda ideológica del Gobierno – véase el 8M –, al bien común y a la salud de los españoles. Se han interrumpido celebraciones litúrgicas en lugares que por ley debieran ser inviolables como la Catedral de Granada… Y otro largo etcétera de acciones que muchos ya conocemos.
Así pues, por todo ello y como una cuestión de principios, el pasado sábado no dudé en sumarme en Ibiza a la “Caravana por España y su libertad” que, si bien fue convocada y capitaneada por VOX, en ella participaron muchas personas de diferentes partidos políticos y de toda clase social. Todas unidas ante un mismo clamor: La dimisión inmediata del Gobierno de España por su negligencia e irresponsabilidad.
David Roa Ruiz