EFE / Javier Santaolalla, doctor en Física de partículas, ingeniero y ‘youtuber’ con más de millón y medio de seguidores, está preocupado ante un posible curso escolar a distancia y lamenta la falta de preparación: «Va a ser una prueba piloto forzada y un poco suicida».
Santaolalla mantiene en estos momentos activos dos canales en Youtube -Date en Vlog, con 1,56 millones de suscriptores, y Date un Voltio, con 880.000- en los que cuelga vídeos de divulgación científica centrados en temas de física, desde los agujeros negros a la teoría de la relatividad.
Muchos no son sencillos, pero decenas de miles de personas -entre ellos numerosos estudiantes y profesores- ven las explicaciones de este joven que trabajó en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) y que lleva años volcado en transmitir a un público variado su pasión por la física con no pocas dosis de humor.
«La transición a una educación combinada, online y en clase, se tenía que hacer sí o sí, el problema es que se ha hecho de una forma abrupta y sin planificación», señala en una entrevista telefónica con Efe.
Los primeros años «van a ser un poco desastre», augura Santaolalla, que recuerda cómo él ha ido puliendo a lo largo de los últimos seis años su metodología para colgar contenidos atractivos.
«No es darle a grabar y ya está, hay claves propias, hay formas de producir, hay muchísimos trabajo y me da pena que se tenga que hacer en este contexto, los que van a sufrir son los alumnos, y los profesores también sufrirán en esta situación», se lamenta.
Carencia de medios
Le preocupa tanto la carencia de medios, que puede llevar a muchos alumnos a «descolgarse» de las clases, como la falta de formación de buena parte del profesorado.
Por su profesión, asume que conoce «el lado positivo», profesores «megahiperpreparados» que se han ido formando autónomamente y que siguieron impartiendo sus clases durante la pandemia «como si nada», porque ya estaban probando trabajos y materiales.
Pero sabe que no son la mayoría -«tampoco desde el Ministerio se han hecho grandes planes para la transición a la enseñanza online»- y destaca el reto que va a suponer para todos el nuevo curso.
Santaolalla ha dedicado muchas horas a la innovación educativa y fue coordinador a nivel nacional del proyecto europeo Creations, puesto en marcha con financiación de la Comisión para impulsar nuevos métodos y competencias y clases más dinámicas.
Apuesta, por ejemplo, por las denominadas «clases invertidas», en las que el profesor se graba la clásica «clase de pizarra» y después en la escuela los alumnos hablan, debaten o realizan trabajos en grupo.
En vez de ‘yo te suelto la chapa en clase y luego en casa te pones a trabajar’, ‘te suelto la chapa en casa, y en clase nos ponemos a trabajar’, invertimos los roles».
«En vez de ‘yo te suelto la chapa en clase y luego en casa te pones a trabajar’, ‘te suelto la chapa en casa, y en clase nos ponemos a trabajar’, invertimos los roles», explica este físico para insistir, de nuevo, en la necesidad de formación.
«No cualquier persona se puede poner de primeras delante de una cámara, cuesta mucho adquirir las competencias tecnológicas necesarias», repite lamentando que se culpe al profesorado cuando no se ponen a su disposición las herramientas adecuadas.
La pandemia, añade, ha pillado al sistema educativo desprevenido, pero no porque no haya habido advertencias o recomendaciones en los últimos años.
«Seguíamos educando como hace cien años. Han cambiado las necesidades, las posibilidades, ha cambiado la motivación, la generación, la forma de pesar, de hablar, pero se seguía enseñando de la misma manera; no ha habido forma», señala.
Se comprobó en los últimos meses del curso pasado, cuando cerraron los colegios, y no se conoce el trabajo realizado en estos meses de verano para preparar el nuevo curso: «La pena es que no se haya avanzado antes», «tenemos todos los ingredientes para una tormenta perfecta».
Tenemos que trabajar en equipo, de esta saldremos juntos».
Santaolalla reconoce la importancia de la escuela también para el aprendizaje de habilidades sociales, pero, entre bromas, duda de que se genere un trauma en los niños -«Somos España, no Suecia, no es el fin del mundo»- y asegura que le preocupa mucho más que una generación pueda perder dos años académicos si no se hacen las cosas bien.
¿Qué consejo le daría a un profesor de Física y Química cuyos alumnos de Secundaria tengan que enfrenarse a estas materias por primera vez a distancia? «Que se carguen de paciencia y de ánimo, que se aprovechen de todo el trabajo que hemos hecho muchos y que utilicen los materiales disponibles en la red».
«Tenemos que trabajar en equipo, de esta saldremos juntos; que se apoyen en otros e intentemos remar en la misma dirección», concluye, consciente de que no sería la primera vez que sus vídeos de Youtube se proyectan en clase.