El barrio de la Marina de la ciudad de Ibiza presenta un aspecto preocupante a las puertas del mes de junio.
Negocios de restauración, tiendas de ropa o complementos que llevaban años arraigados en la zona cuelgan carteles de Se traspasa o Se alquila cuando no directamente Se vende. Una imagen que ha sido habitual en los últimos inviernos pero que choca encontrar a finales de este mes de mayo.
La pandemia de la Covid y la incertidumbre sobre la temporada alta, que se presenta incierta y sobre todo de arranque tardío, han sido la estocada a unas calles antaño llenas de vida que ahora ofrecen un aspecto muy diferente.
La mítica tienda Feeling Ibiza, que cerró a finales de 2018, no ha encontrado sustituto porque sigue en alquiler. Lo mismo ocurre con la tienda de chucherías, puerta con puerta, que durante años fue un clásico de la Marina. Ningún empresario ha ocupado el local.
Pasear por la zona una tarde cualquiera y, salvo por los negocios de souvenirs y algún restaurante que sí ha abierto, es encontrarse con una sucesión de bajos comerciales cerrados.
En un vistazo rápido a webs de alquiler de locales se puede comprobar que hay más de una veintena de negocios en la zona en traspaso o alquiler.
José Javier Marí Noguera, presidente de Pimeef Comercio, tiene claro que el problema no es exclusivo de este barrio, aunque sea más evidente por su marcada estacionalidad, y tampoco cree que se deba a la crisis derivada de la Covid sino a un conjunto de problemas que afectan también a otras zonas comerciales desde hace tiempo.
«No solo se debe al Covid, que lógicamente ha sido un mazado para el comercio, sino a bastantes factores«, explica. «Hay que enfocar el tema en la situación del comercio en los últimos años y a los cambios en los hábitos de consumo, sobre todo por la compra a través de plataformas de internet», relata.
«El Covid ha acelerado todos estos cambios de una manera radical», analiza. Muchos comercios, especialmente los dedicados a ropa, calzado y complementos, no ha podido sobrevivir y aguantar esta situación de cierres y bajada de ventas. «Algunos habrían cerrado en los próximos años, pero esta crisis lo ha acelerado todo», apunta el empresario.
Marí Noguera pronostica que muchos locales que antes eran comercios de ropa o calzado se destinarán, si es que se alquilan, a restauración o a un tipo de comercio muy concreto y más sofisticado.
Un fenómeno generalizado es que en Ibiza se está reduciendo lo que se consideran ‘calles de primera línea de comercio’, es decir, donde las tiendas funcionan mejor porque es donde más tránsito de personas (no solo residentes) hay. Ignasi Wallis, Bartomeu Roselló y Vara de Rey son las calles centrales mientras que, fuera de ese anillo, cada vez es más difícil mantenerse como comercio.
La Marina, en concreto, tiene unos problemas específicos. «Este barrio es la gran asignatura pendiente de Ibiza», apunta Marí Noguera. «Intervienen muchos factores», avanza y explica que, según los asociados de la Pimeef del área, «la movilidad sigue siendo un grave problema que ha frenado que la gente acceda a estas calles».
«Es un barrio que se ha cerrado un poco a la ciudad», reflexiona y sugiere que, más que buscar los problemas, hay que pensar «en soluciones» para tratar de atraer a los clientes.
Admite que la competencia por parte de Platja d’en Bossa es evidente. «Cada comercio intenta ser competitivo y utilizar estrategias publicitarias o de marketing para que la gente entre y creo que esa zona se ha sabido vender de cara al turista; ha sabido crear un nombre para un determinado público y es un factor que se habrá notado mucho sobre todo en lo referente a restauración y ocio. Pero no creo que se trate de hablar de culpables sino de buscar soluciones entre todos para potenciar la Marina», remarca el empresario. Marí Noguera subraya que es un tema complejo que reclama «soluciones conjuntas, integrales, que piensen en cómo se puede atraer al cliente a la Marina sin esperar que vayan porque sí. Hay que motivarlos».
Y respecto al precio de los alquileres, que resultan disuasorios para muchos emprendedores y más en un momento de crisis e incertidumbre como este, Marí Noguera explica que, por lo general, los precios se han mantenido en terminadas zonas aunque cree que puede haber algunos ajustes. «En algunos casos se han adecuado los contratos a la situación que estamos viviendo pero es verdad que hay muchos locales que no han bajado el precio», asegura.
Lo que no puede ser es pagar 3500 € por un cuchitril.
totalmente de acuerdo.
Si no hibiese habido un incremento exagerado de los alquileres, igual esto no estaría pasando. Pero se piden 3000, 4000 o mas al mes por locales que no lo valen… Y ahora está el. Resultado