El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, ha presidido la misa exequial por el obispo emérito auxiliar de Valencia y obispo de Ibiza entre 2005 y 2010, Vicente Juan Segura, de quien ha destacado que «siempre dio lo mejor de sí mismo» y que «nunca perdió su sencillez, a pesar de los importantes cargos que tuvo», ha informado el Obispado de Ibiza en un comunicado de prensa.
«Quiso hacer de su vida un servicio al Señor y a la Iglesia, dos cosas que él nunca separó. Cuatro palabras le han acompañado: servir, vivir y morir por Cristo y para Cristo», en 43 años de ministerio, los últimos más de 19 al servicio del ministerio episcopal, ha destacado Benavent.
Religiosos y lacos de Ibiza se han desplazado hasta Valencia para asistir a la misa funeral, que han concelabrado el nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza, por su trayectoria diplomática en distintas Nunciaturas; el obispo de Ibiza, Vicente Ribas, ya que fue ésta la diócesis en la que más tiempo desarrolló su ministerio episcopal; y el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán.
Junto a ellos han estado el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla; el obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López; el obispo auxiliar emérito de Valencia, Javier Salinas; el obispo emérito de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui; el obispo de Lleida, Salvador Giménez, entre otros, así como el vicario general, el deán y todo el cabildo metropolitano, los vicarios episcopales, sacerdotes de la Archidiócesis de Valencia y de la Diócesis de Ibiza, diáconos y seminaristas.
Benavent ha destacado dos figuras que fueron referencia para Vicente Juan Segura. Por un lado, Juan Pablo II, «con quien colaboró estrechamente desde la Secretaría de Estado», y que «le configuró espiritualmente». «Sentía hacia el Papa Santo una gran admiración», ha indicado.
Y por otro lado, Ricard María Carles, a quien el Papa Juan Pablo II nombró cardenal, que fue su párroco y le ordenó sacerdote en su parroquia natal. «Su relación gue decisiva en su vida: como creyente, en su vocación sacerdotal y en el ejercicio de su ministerio episcopal», ha añadido.
«Le agradecemos una religiosidad que nunca perdió su sencillez, a pesar de los importantes cargos que tuvo» como el servicio ante la Santa Sede en diversas Nunciaturas, «entre las que hay que destacar su trabajo en Mozambique, donde vivió momentos especialmente delicados, de esas experiencias todos quedamos impresionados», ha recordado el arzobispo de Valencia.
Su ministerio episcopal se desarrolló fundamentalmente en Ibiza «y en todo momento intentó dar lo mejor de sí mismo. Su servicio habrá hecho un gran bien. Pensemos a las personas que habrá conocido y a las que habrá llevado a Cristo, personas a las que en algún momento de su vida habrá aconsejado, habrá perdonado en nombre de Cristo, los habrá animado a seguir en el camino de la fe, y los habrá exhortado a vivir en comunión con la Iglesia», ha señalado.
Benavent ha resaltado que el trabajo «dio paso a una enfermedad que fue desgastando sus fuerzas». «La vida sacerdotal y episcopal adquirió en él una nueva dimensión. Servir, seguir, vivir y morir para el Señor, los ha hecho su vida a lo largo de todo su ministerio sacerdotal y episcopal», ha añadido.
El Arzobispado ha acogido la capilla ardiente y después los restos mortales de Vicente Juan Segura, que serán inhumados en la parroquia de su localidad natal, Tavernes de la Valldigna, han sido trasladados en procesión acompañados por todos los participantes en la celebración hasta la catedral.