@D.V: Cuando un grupo de personas tienen la firme voluntad de lograr un objetivo, nada ni nadie podrá detenerlos en su empeño. Así, ni el frío, ni la lluvia, ni el viento, ni la alerta naranja pudieron con cincuenta locos adorables que tenían entre ceja y ceja un objetivo: hacer un Harlem Shake.
El primer Harlem Shake se rodó hace un mes: el día 2 de febrero, cinco adolescentes de Queensland, Australia, usaron un tema de Baauer para una enloquecida coreografía. Dos semanas más tarde, ya se habían grabado 40.000 versiones distintas por todo el planeta.
Rodaje pasado por agua
La convocatoria se ha realizado vía facebook y las indicaciones son claras: el viernes, a las cuatro de la tarde y enfrente el casino de Eivissa. A pesar del mal tiempo, se congregan unas cincuenta personas, en su mayoría anglosajones que viven todo el año en Eivissa. Muchos llegan disfrazados -de tigre, de gallo, de llama, de picapiedra, de superman, de esqueleto, de hombre radioactivo-. Hay padres con hijos, hay muchas sonrisas y, sobre todo, hay ese espíritu tan británico de reírse de uno mismo y no tener vergüenza.
Organizándolo todo está Jill Canney, con un vestido color rosa y armada con un megáfono. Mira nerviosa el cielo cruzando los dedos para que no llueva y da la bienvenida a todos y cada uno de los asistentes sin perder ni un momento la sonrisa. La idea es realizar el baile en el paseo frente al Club Náutico Ibiza Nueva, con la silueta de Dalt Vila de fondo. Es el momento de empezar a rodar.
Primero uno, luego todos
El Harlem Shake, con su electrónica rasposa y adictiva, debe iniciarse con un bailarín solitario y el escogido es Stephen, un inglés disfrazado de tigre y con una máscara de la Guerra de las Galaxias que ha llegado acompañado de su mujer y de sus dos hijos.
Cuando empieza a sonar la música del Harlem Shake, Stephen inicia los pasos de un baile improvisado. “Yo le llamo el ‘Baile Alegría’” comenta después de la grabación, “vi la convocatoria de Jill en facebook y me dije, ‘¿por qué no?’, y aquí estoy”. Le pregunto por esa falta de ridículo que caracteriza a los británicos: “Todas las excusas para reírse y pasarlo bien son bienvenidas. Ya puede llover, que nada debe estropear una fiesta”.
Llega el momento de rodar la segunda parte del Harlem Shake, cuando todo el grupo se suma al baile frenético. Por los altavoces suena el adictivo ritmo electrónico, Jill da la señal, retumban los bajos y, al unísono, empieza la locura.
El final del baile coincide con una nueva racha de lluvia y viento. El grupo se dispersa. Algunos le pregunta a Jill cuando estará listo el vídeo: «pronto», responde ella. Pocas horas más tarde el Harlem Shake Ibiza ya es una realidad.
quanta gent! no, si a les concentracions en contra de les retallades hi falta un poc de catxondeu…
Gracias Mil a David y a NouDIari por poner tanto interes en nuestro Harlem Shake!
Y aqui, el video! Espero que os guste!
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=szmdJ2IcIo8
Las señales son inequivocas…