EFE / El 40 % de las aguas depuradas que se vierten al mar en Eivissa y Formentera están contaminadas, «incumpliendo los criterios que marca la legislación ambiental», según un estudio elaborado por el grupo ecologista GEN-GOB en colaboración con la Alianza por la Gestión Sostenible del Agua.
Según los datos analizados, cada año se vierten en las aguas de las islas 5,5 millones de metros cúbicos de agua mal depurada, situación que se repite, al menos, desde hace cuatro años.
Así lo han explicado hoy el representante del GEN-GOB, Marià Marí; el técnico del área marina del grupo ecologista, Xisco Sobrado, y el coordinador de la Alianza por la gestión sostenible del agua, Juan Calvo.
El estudio, enmarcado en el programa «La mar, una responsabilitat compartida», se fundamenta en los datos proporcionados por la Agencia Balear del Agua (Abaqua) desde el 2013 hasta el 2016.
De las once depuradoras analizadas de Ibiza, las infraestructuras de Vila y la de Can Bossa son las que muestran una depuración «más deficiente».
Según este estudio, las depuradoras vertieron un total de 55 millones de metros cúbicos y solo la depuradora de Vila ha vertido, en estos cuatro años, 22 millones de metros cúbicos de aguas contaminadas al mar.
Asimismo, el 60 % de las aguas están sometidas al tratamiento terciario, que es el más avanzado, pero solo el 7 % se reutiliza, lo que significa una «pérdida muy importante» de este recurso natural, ha dicho Sobrado.
Como muestra de ejemplo, el pasado 22 de agosto se detectaron 554 mg/l en la depuradora de Can Bossa en relación a la demanda biológica de oxígeno (DBO), uno de los parámetros oficiales de Abaqua, cuando la legislación marca que este índice no podría superar los 25 mg/l, mientras que el índice de la demanda química de oxígeno (DQO) arrojó resultados de 550 mg/l, cuando no podría superar los 125 mg/l.
Por todo ello, el grupo ecologista proponen realizar las inversiones necesarias para adaptar la capacidad de depuración de las infraestructuras a la población, dar prioridad la reutilización del agua de las depuradoras para usos agrícolas, evaluar el estado de los emisarios submarinos e implementar el tratamiento terciario en las depuradoras ubicadas en zonas sensibles.