N.C / El Ayuntamiento de Ibiza ha realizado una propuesta a sus escoletas municipales, la de Vila y la de Can Cantó, para la vuelta a clase que ha supuesto el malestar y la inconformidad de los equipos educativos. Se trata de la instalación de mamparas de metacrilato para aislar individualmente a cada niño. Lo que supone tenerlos encerrados en una especie de jaula transparente, en un espacio reducido y sin poder realizar muchas de las actividades que resultan esenciales en este periodo. Como son los ejercicios de psicomotricidad gruesa con circuitos que estimulan su capacidad de andar y su equilibrio. Además de poder correr, jugar con los diferentes objetos de su clase o realizar manualidades para decorar la clase, entre otros ejercicios para desarrollar su crecimiento.
Recordemos que la vuelta a las aulas para la educación infantil de 0-3 años está prevista para la fase 2, este lunes 25 de mayo, pero en el caso de las municipales de Vila y Can Cantó, no abrirán este lunes y se plantean si hacerlo el 8 de junio con el paso a la fase 3 de la desescalada. «Los protocolos que nos llegan tanto de la Conselleria de Educació como del Ayuntamiento son contradictorios, nos resultan confusos pero es que esta es una situación tan nueva y sin precedentes que ninguna de las partes sabemos como procurar una vuelta segura a las clases», explican a NouDiari fuentes de estos centros.
Para esta vuelta a las escoletas, el Govern ha fijado unos nuevos ratios reduciendo el espacio a cuatro metros cuadrados por alumno. En las clases de 0-1 habrá un máximo de 3 bebés, en la de 1 a 2 años serán 4 infantes por aula, y en la de 2 a 3 años habrá un máximo de 6 alumnos.
En el caso del grupo de 2-3 años tendrían que instalarse 6 cubículos de metacrilato para separar a los 6 alumnos que vuelvan a cada clase, de los 15 que tiene el grupo de Vila y los 30 de Can Cantó, repartidos en dos aulas. Y solo podrán volver los que sus padres acrediten que ambos trabajan presencialmente. Son aulas de espacio limitado por lo que a los equipos educativos de estos centros se les hace imposible materializar esta propuesta.
Además, hay que tener en cuenta que los bebés de 0-1 años, necesitan que los cojan en brazos, cambiar pañales, darles de comer y cuando no llora uno, llora otro. Por lo que las educadoras tampoco saben cómo tendrán que actuar con 3 bebés en el aula tras una barrera de metacrilato, ya que las instrucciones de las instituciones son confusas, «por un lado nos dicen que no podemos tener contacto físico con los menores, por otro, tenemos que recibirlos en la entrada, llevarlos a su espacio y cambiar pañales, limpiar mocos y todo lo demás», señalan las mismas fuentes.
La preocupación de las educadoras de estos dos centros van más allá de cómo podrán volver o no a cuidar de los más pequeños en estas circunstancias. Consideran que tenerlos encerrados y sentados en sus espacios reducidos de 3-4 metros cuadrados, viéndolos a través de una mampara no es procedente con niños tan pequeños. «No lo consideramos una buena idea, para volver en estas condiciones sería mejor empezar el curso en septiembre con las ideas y las instrucciones más claras, sin riesgos para la salud ni medidas improvisadas», finalizan en su información.
Por su parte, el Ayuntamiento de Ibiza asegura que lo que han pedido son unos informes a los equipos educativos de ambos centros, para conocer los metros cuadrados de los espacios y valorar así las medidas para segregar las aulas. Estos informes han sido remitidos hoy al Ayuntamiento y serán los servicios técnicos los que valoren como poner distancia entre el alumnado.