Laura Ferrer Arambarri / Acérquense a este libro sin prejuicios y se llevarán una grata sorpresa. Balearic. Historia oral de la cultura de club en Ibiza (Editorial Contra) es un trabajo jugosísimo e imprescindible para quien quiera conocer el auge, el colapso, las luces y las sombras del fenómeno Ibiza contado en primera persona por 79 de sus protagonistas.
Balearic puede presumir de claridad a la hora de hablar la cara A, pero también de la B de ese disco que ha sido la banda sonora de veranos inolvidables y con el que se han hecho fortunas estratosféricas.
La leyenda de la llave del KU (un centenar de privilegiados que entraban con su propia llave en la discoteca, que después se convirtió en Privilege); la apropiación por parte de los DJs ingleses de un sonido único inventado y gestado en Ibiza por José Padilla, Pippi o César de Melero; las rencillas entre Pepe Roselló (Space) y los Urgell (Pachá); el mercadeo de los superstar djs galácticos pero, sobre todo, la historia de Ibiza desde los años cincuenta contada por los protagonistas. Esto y muchísimo más relata este libro de Luis Costa ( autor de ¡Bacalao!: Historia oral de la música de baile en Valencia, 1980-1995) y Christian Len. Ambos periodistas y DJs.
El libro ya está a la venta en librerías. En Ibiza se puede encontrar en Hipérbole y en Mediterrània, según informan sus autores.
¿Cómo y por qué surge la idea de escribir este libro y como establecéis la conexión los dos para que sea un proyecto a cuatro manos?
Luis Costa (a partir de ahora L.C): El proyecto nace cuando estoy escribiendo ¡Bacalao!. Propuse escribir una historia oral sobre la música en Ibiza al editor de Contra, Didac Aparicio. Es otra gran historia que todavía no se había explicado. Pero se quedó ahí la idea. Cuando ya publicamos ¡Bacalao! y en plena promoción del libro, Didac me recordó el proyecto. Pero yo le dije que no, que en ese momento yo estaba agotado.
¿Ya preveías que escribir la historia de Ibiza iba a ser arduo?
L. C. Sabía que era una historia bastante más larga y más exigente de lo que podría parecer. Pero Didac fue insistiendo. Se lo pasó primero a un periodista pero dejó el proyecto porque no encontraba a nadie en Ibiza de soporte, que le pudiera ayudar. Yo me encontraba en la misma situación, realmente necesitaba apoyo desde Ibiza. Alguien que conociera bien la escena de clubs y que tuviera conocimiento de música electrónica. Con buena o mala suerte di con este señor, Christian Len [ríe].
Christian Len (a partir de ahora C.L): Mala suerte [ríe también]. Llegué a la isla en 2011 y estuve trabajando cinco años en Ibiza Sonica de coordinador, cosa que evidentemente me puso en contacto con todos los clubs, con toda la escena, beach clubs, etc… Luis tenía experiencia en montar una historia oral y yo he acabado haciendo el 75 por ciento de las entrevistas en Ibiza.
Tres años de trabajo… y ¿cuántas entrevistas?
L. C. 79 personajes, es decir, 79 entrevistados, pero hay cientos y cientos de horas de grabaciones que, por supuesto, no parecen en el libro. Hemos ido montando las aportaciones por temas, puliendo y puliendo. Christian iba revisando lo que iba montando, sobre todo en la segunda parte del libro, porque él tiene muy claro las conexiones. Hemos hecho un back to back, sobre todo en la segunda parte. La primera la arranqué más del tirón.
C. L : La primera entrevista la hice en el verano de 2017 que, además, fue a Paul Oakenfold y Danny Rampling.
¡Y nada menos que 600 páginas!
L. C. Y podría haber sido más voluminoso todavía.
Y con todo el material que tenéis, ¿habrá segunda parte?
L.C. No, porque la historia queda bien cerrada. Ojalá salga una segunda edición bien pronto y en ella ya podamos hablar de lo que está pasando en la escena reactivada. Ojalá.
C. L: Podría salir una secuela o spin off como de una serie. Yo echo en falta sacar a todos los personajes de la isla que han hecho Ibiza como es. No personajes directamente activos en la industria sino los que han disfrutado de ella y han hecho que la isla sea como es. Pero es que no podían entrar ni tenía sentido.
No estoy familiarizada con la escena clubber y reconozco que entré en el libro con prejuicios pensando que no me iba a interesar demasiado… y lo estoy devorando. Es imposible explicar la historia reciente de Ibiza sin esos testimonios.
C.L: Ibiza y todo lo que ha pasado en ella: la escena de clubs, los dj, la fiesta… todo esto sucede no por casualidad sino por la idiosincrasia de la isla, porque la isla es de una manera. Por eso ha pasado aquí y no en ningún otro sitio. Para hablar de salas y de dj era necesario explicar cuál era la coyuntura social, económica, histórica, antropológica y me gusta decir que incluso esotérica de Ibiza.
L.C: Desde luego, Christian, el libro tiene un componente sociológico y atropológico muy jugoso.
C.L: Ayer hablaba con Teo Linares de Fiesta&Bullshit, que está flipando con el libro, y me decía que estaba leyendo uno que ha salido ahora El trueno que sigue al rayo [de Pedro José Mariblanca, que analiza la historia de esta música en España tras la Ruta del Bacalao] y me decía está muy bien leer un libro en el que el escritor relata una historia pero que en Balearic lo relatan 79 personas que lo han vivido directamente.
L.C: Aún más allá. Christian me decía que empezásemos el libro con los primeros conquistadores de la isla, las diferentes invasiones que ha tenido Ibiza… porque todo eso va forjando un carácter. O los primeros visitantes, los creadores procedentes de la Bauhaus, los artistas diletantes… Realmente eso ha forjado lo que es Ibiza y hubiera sido brutal, pero nos habría apartado del objetivo, que era hablar de la cultura de club. En los últimos capítulos sí que hemos hablado de ese bagaje a través de los personajes. Ibiza mola tanto porque siempre ha molado.
C.L. Era un poco difícil entrevista a Walter Benjamin [ríe] o a cualquier fenicio… pero habría estado guay.
José Padilla, creador del sonido chill out y fallecido recientemente, es uno de los grandes protagonistas del libro. A pesar de su éxito, en sus últimos años padeció una situación económica precaria. También ha fallecido recientemente Erick Morillo, sobre el que pesaban acusaciones de abuso sexual. En 2018 se suicidó de Avicii. ¿Es la cara B de los superstar dj’s?
C. L. Cada caso es muy diferente. En el caso de Avicii, le quemó la industria. Morillo vivió la industria muy intensamente, quizá demasiado, y en el caso de Padilla… Yo a Padilla le tenía mucho cariño, me parecía un personaje súper auténtico y, a pesar de todo el tema de padre del chill out, pasaba de todo y no quería entrar en ese rollo. Y es una de las cosas de las que nos hemos dado cuenta escribiendo este libro. Hay ciertos dj que fueron padres de todo un movimiento, del Balearic, del chill out, que no han sido suficientemente reivindicados. Alfredo (Fiorito) o Padilla ha sido reivindicados pero, en el fondo, estaban por ahí, sobreviviendo.
Hay ciertos dj que fueron padres de todo un movimiento, del Balearic, del chill out, que no han sido suficientemente reivindicados. Alfredo Fiorito o José Padilla ha sido reivindicados pero en el fondo estaban ahí sobreviviendo.
L.C. Desde luego no han sido lo suficientemente reconocidos ni apoyados. Ni por la industria ni por las instituciones culturales o instituciones ibicencas. Se habla mucho a lo largo del todo el libro de que, de alguna manera, las instituciones nunca se han llegado a involucrar en la cultura de club. El valor que tiene y se merece se ha reconocido solo desde fuera.
Ibiza se define por sus contrastes: Su economía reciente se ha desarrollado alrededor de la música y, al mismo tiempo, una parte de Ibiza odia o demoniza la industria porque ha generado problemas muy graves: ruidos, drogas, excesos…
L.C: De hecho las instituciones deberían haber entrado al trapo, tanto para poner en valor la escena como para regularla de una manera seria. Conseguir que esto sea sostenible para la isla. Los políticos no han querido hablar con nosotros. Con el tiempo se han ido desconectando de toda la cultura de club. Estaría muy bien que dieran un paso al frente y explicaran un poco qué ha pasado, por qué no se han llegado a conectar.
Las instituciones deberían haber entrado al trapo, tanto para poner en valor la escena como para regularla de una manera seria. Conseguir que esto sea sostenible para la isla.
C.L: Si se hubiera regulado bien, si se hubiera tenido altura política desde hace muchos años no hubiera habido estas diferencias y estos grandes problemas. La falta de regulación y un mirar a otro lado ha dejado abandonada y polarizada la escena. Me parece una pena.
En la introducción hacéis una reflexión sobre el colapso y la saturación de Ibiza pre pandemia. Ibiza estaba yendo hacia lo insostenible. ¿Cómo creéis que va a ser la noche de Ibiza post pandemia tras este verano sin ocio nocturno?
C.L: Hay diferentes escenarios posibles. Hay mucha incertidumbre. La cosa va a arrancar, creo, con el freno de mano puesto. Eso va a ser bueno. Espero que todo se simplifique más. Que ni se paguen tantos cachés, ni haya tanta competición y que realmente la fiesta, los clubs vuelvan a la pista. Que nos olvidemos de la parafernalia y de los grandes dj, de los grandes nombres y que la fiesta vuelva a la comunidad, a que la gente se lo pase bien y comparta. Que nos olvidemos de todo ese negocio loco que se se monta. Eso es lo que espero que pase.
Ojalá nos olvidemos de la parafernalia y de los grandes dj, de los grandes nombres y que la fiesta vuelva a la comunidad, a que la gente se lo pase bien y comparta.
L. C: La burbuja ha reventado de manera forzada por imperativo. Eso nos deja una oportunidad para aprovecharla y volver a una escena más sostenible. Lo que me temo es que, a corto plazo y desgraciadamente, nos vamos a encontrar en un escenario en el que la sociedad se habrá empobrecido. Por eso seguiremos en esa segregación que se estaba dando en las discotecas, donde estaba la zona VIP, por un lado, y el resto de clubbers por otro. Esto va a seguir sucediendo y se va a acusar aún más. Además, las discotecas no van a poder prescindir de ellas si a corto plazo quieren sobrevivir y quieren mantener su actividad. Pero creo que todo esto nos va a dar también una oportunidad de volver a un modelo mucho más esencial, volviendo a las raíces, donde lo importante, como dice Christian, es regresar a la esencia del clubbing, donde lo relevante es la fiesta y la música y no tanto el DJ y esas diferencias procedentes de la cultura VIP. Se va a romper, supongo, la burbuja de los cachés desmesurados. Y de este lobby de agencias y DJs que lo estaban copando todo. Nos vamos a encontrar en un escenario de cambio alucinante.
Se va a romper, supongo, la burbuja de los cachés desmesurados. Y de este lobby de agencias y DJs que lo estaban copando todo. Nos vamos a encontrar en un escenario de cambio alucinante.
Sin embargo, cuando lees el libro tienes la impresión de que lo mejor de Ibiza ya ha pasado: la fiesta sin aglomeraciones, sin zonas VIP, sin paparazzis, sin móviles en la pista…
C.L. Justamente la primera parte se titula Paraíso perdido. Va un poco por ahí. La tierra prometida es el tercer capítulo y es un guiño a mirar al futuro con esperanza.
L.C: En los años 80, cuando explosiona la cultura de club, está todo por hacer. Es un momento de descubrimiento, no hay regulación, empiezan a surgir los primeros DJs con una propuesta que entonces era absolutamente revolucionaria… es tan embrionario y excitante… A estas alturas, con todos los cambios que ha sufrido la sociedad del capitalismo, sería muy naíf pensar en volver a ese momento, sería bastante absurdo. Pero insisto: el clubber y la fiesta en sí deben ser protagonistas. Ni grandes estrellas ni grandes cantidades de dinero ni la segregación del VIP porque eso es el antimodelo del clubbing.
Video killed the radio star dice la canción, ¿ahora es el móvil el que ha matado a la pista?
C.L: Es terrible, es un desastre. La relación de una persona con su móvil es onanista absolutamente. Intentas compartir lo que estás viviendo pero sin vivirlo.
L. C: Hay un club en Berlín, el Berghain, que me gusta ponerlo de ejemplo. Es un sitio inmenso donde se pincha música techno. En este club (famoso por su portero) no puedes entrar con móvil. Desde que se inauguró te obliga a dejar el móvil en la taquilla y no se pueden hacer fotos. Pone el foco en la música, en la fiesta y en la experiencia. Y ellos lo han tenido clarísimo. Es un ejemplo de hacia dónde debería ir la cultura de club.
¿No solo por el tema onanista que dice Christian sino porque estar rodeado de cámaras de móvil coarta la libertad?
C.L: Eso es, exactamente. La sensación de que podrías hacer lo que quisieras, bailar como quisieras… eso es lo que hizo Ibiza en los 80. Lo dice Ricardo Urgell ochenta veces. Esa libertad fue lo que hizo de Ibiza lo que es.
Y hablando de Ricardo Urgell. De todos los personajes, ¿cuál os ha resultado más jugoso y por qué?
L. C: La inmensa mayoría, el casting es espectacular. Cada uno por lo que aporta. Carl Cox es un tipo muy brillante y tiene un discurso muy claro. Pepe Roselló y Ricardo Urgell son tótems. La historia empieza con ellos.
C.L: Roselló es un tipo super culto, absolutamente leído. Sin Pepe, hubiera sido una Ibiza muy diferente.
Roselló es muy crítico con el modelo de Ushuaïa. Es interesante saber que hay personajes importantes como la familia Matutes o Yann Pissenem, precisamente propietarios y gestores de ese club y de Hï que han declinado participar en el libro. ¿Por qué creéis que ha sido así?
C. L: Los contacté varias veces a través de su secretaria pero finalmente me dijo que Matutes padre estaba mayor y que el hijo estaba muy ocupado. Es una pena, porque mucha gente los señala, con más o menos razón, y podrían haber entrado para hablar de su postura y seguro que tienen cosas positivas a explicar.
¿Y Pissenem?
C. L: A Yann Pissenem le hice una entrevista de dos horas. Una entrevista súper interesante. Fue muy amable, con un discurso claro pero, finalmente, decidió que no se podía publicar. Estaba hecha, transcrita y se la envié para que la leyera y tuviera la oportunidad de editar lo que considerara necesario. Pero fue un ‘no’. No es nuestra culpa si el libro puede cojear por esa parte porque lo hemos intentando y hemos insistido.
L. C: Es una lástima porque era una entrevista muy reveladora con una visión tan interesante como necesaria.
¿El hecho de que seáis Djs, además de periodistas, ha sido importante para abrir puertas?
L.C: Totalmente, porque conocemos esos códigos. Me ayudó cuando escribí ¡Bacalao! Te ven como a uno de los suyos
C.L: Llevar años de DJ y entender la industria desde dentro te ayuda también a tener una visión crítica de todo ello. Hemos aportado una visión global, desde todos los ángulos.
¿Creéis que los entrevistados han sido sinceros?
C.L: He tenido al sensación de que, más que entrevistas, he tenido conversaciones con ellos. Cuando llevas más de una hora hablando no te guardas demasiadas cosas. Estás en el flow de hablar y dudo mucho que alguno fuera con el chip de no voy a decir esto. Si no sale más tomate es porque no lo hay. No creo que se hayan callado y nosotros no hemos omitido nada prácticamente.
L.C: Creo que han aprovechado la ocasión para hablar y explicar su historia. Si en algún momento no han querido hablar de algo lo han dicho. Por ejemplo, lo que pasó entre Alfredo Fiorito y Leo Mas. Los dos pinchaban en Amnesia. En un momento dado tienen un desencuentro y no llegan a explicar por qué. También está el tema de José Padilla por los derechos de los recopilatorios de Café del Mar, que es un tema de sobras conocido que se llevó a litigio…
La imagen que da el libro de los ibicencos nativos, por decirlo de algún modo, es también claroscura. Los protagonistas hablan de tolerancia y de acogida pero también de la avaricia y la codicia que ha desatado el dinero a espuertas. Personajes como Escohotado directamente llaman «feos» y «neandertales» a los ibicencos que se encontró al llegar a Ibiza. Es bastante insultante.
L. C: Lo que dice Escohotado creo que es muy duro, pero creo que habla de un momento muy concreto de la isla de hace años, cuando era muy rural, un poco cerrada en sí misma. A partir de los años 50 Ibiza es un lugar súper moderno y cosmopolita. No tiene mucho sentido leído desde hoy… pero son sus declaraciones.
C. L: Ibiza es, entre comillas, víctima del signo de los tiempos y del capitalismo. Un lugar donde, de repente, se pone todo el foco y hay tantas posibilidades de enriquecerse que, evidentemente, una parte de esa población se olvida de la ética y va a por ello. Pero podría haber pasado en otro lugar. Lo cierto es que ha pasado en otros lugares.
[En este momento de la entrevista Christian Len tiene que coger un vuelo y responde solo Luis Costa]
Las drogas son otro tema crucial. Se habla en el libro de su importancia desde el punto de vista recreativo, como narra tan bien Faruk Gandji, pero también de su lado crudo.
Desde el principio de los tiempos, las drogas han servido para desinhibirse y formar parte de un rito colectivo donde suele haber música, sobre todo percusiones. Son momentos de celebración. En algunos casos se pretende llegar a un estado de éxtasis pagano y, en otros casos, simplemente es celebrativo. Cuando se celebra la fiesta Remember en Amnesia, en 1982, el éxtasis es legal. De hecho, Faruk Gandji, que será relaciones públicas del KU, consigue estas cápsulas directamente de Alexander Shulgin, que es quien resintetiza el MDMA que ya se había sintetizado por primera vez en EEUU en los años 50. Shulgin regala a Faruk una partida de 150 cápsulas de MDMA y él las regala a su vez a sus amigos en la fiesta Remenber. Repito que esta droga es legal… hasta 1984, creo recordar.
Estamos en un momento muy primigenio de esta relación entre drogas y cultura de club. Se consumen en un sentido de desinhibición para formar parte del rito colectivo del baile. Durante los años 80 es así, luego entra la mescalina que se consumía en la escena de clubs de Valencia…
Pero luego eso se pervierte bastante…
Lo que sí es verdad es que en los años 90, cuando estas drogas sintéticas ya son ilegales, se genera toda una criminalidad alrededor. Se entra en un momento de tráfico de drogas, en un momento mucho más feo. Entra mucha más droga, mucha adulterada y se pasa a otro escenario. Esto pasa con la entrada de la cocaína. Hay un momento que le llaman el verano del amor en el que entra el éxtasis en la isla en Amnesia, en KU y Pacha. Se está pinchando acid house y es una música que está muy relacionada con el consumo del éxtasis. En los años noventa esto cada vez va un poco a peor. El consumo de drogas ya no va a asociado al momento del rito celebrativo sino que ya queda mucho más ampliado y vinculado al tráfico y al consumo de drogas. Entra el speed, el cristal, la ketamina… que se relaciona con el EDM que viene de EEUU y que entra con mucha fuerza en Ushuaïa.
Se suele relacionar muy directamente el mundo del clubbing y de las discotecas con el consumo de drogas y me parece absurdo porque hay tanta droga o tanta poca droga en el mundo de la noche como en el mundo de la moda o en el mundo de la cocina o hasta en los lavabos públicos de un recinto ferial.
¿Los locales tienen control sobre las drogas que se consumen en su interior?
Lo desconocemos y sinceramente pienso que no hay relación. Hay drogas dentro y fuera. Además, se suele relacionar muy directamente el mundo del clubbing y de las discotecas con el consumo de drogas y me parece absurdo. Hay tanta droga o tanta poca droga en el mundo de la noche como en el mundo de la moda o en el mundo de la cocina o hasta en los lavabos públicos de un recinto ferial. La misma, tanta o tanta menos. Me parece un estigma absurdo y fuera de lugar. A lo que va la gente a una discoteca o a un lugar de cultura de club como Café del Mar o al Hostal La Torre o Sa Trinxa es a escuchar buena música en las mejores condiciones, un buen sistema de sonido, una buena iluminación, performances… y vivir la experiencia puramente musical.
El término que bautiza el libro, Balearic, tiene su aquel y me gustaría que nos recordases qué es y por qué hay DJs que no se identifican con esa etiqueta.
Nosotros hemos titulado el libro así con toda la intención. Con nocturnidad y alevosía [ríe]. Nos parece un nombre precioso y muy musical. Es un nombre bonito que remite a las Balears que son preciosas y de las que forma parte Ibiza. Luego es verdad que, cuando entras en la historia, te das cuenta de que es un término que han acuñado los ingleses. Concretamente el DJ Trevor Fung, cuando en 1988 publica una recopilación que se llama Balearic Beats donde se recoge la música de Alfredo Fiorito y Leo Mas en Amnesia; Pippi y César de Melero en Pachá, y Nelo en Glory’s… pero hay muchos más. Son todos los DJ de principios de los años 80 que pinchan de una manera tan especial. Ellos sostienen que, en realidad, Balearic no es un estilo de música, que es absurdo y que es algo que han inventado los ingleses para luego sacarle un rédito comercial.
Dj Pippi en Pacha Ibiza cuando la cabina estaba de espaldas al público DJ Oliver en Amnesia en 2000
Para ellos, Balearic es sencillamente la música que pinchaban en esos momentos. Otros te dicen que es una manera de pinchar ecléctica y desenfadada, con una libertad absoluta. Se pincha, además, en espacios al aire libre porque las discotecas entonces estaban sin techar. Te vienen a decir que el Balearic es casi casi un estado mental. Una manera de entender la vida o, por lo menos, una manera de entender la cultura de club. Los ingleses, sin embargo, lo tienen muy claro. Paul Oakenfold, Danny Rampling, Nicky Holloway y Johnny Walker vienen a Ibiza en el año 1987. Después de ese verano, que les vuelve majaras, quieren recrear lo que han vivido en Inglaterra. Lo comercializan.
César de Melero se queja de que no se reconoce a los dj locales, de que, con el paso del tiempo, parece que los nombres que han quedado asociados al Balearic son los ingleses.
Cesar de Melero se queja de que no se reconoce a los DJ locales, de que, con el paso del tiempo, parece que los nombres que han quedado son los ingleses.
Al final, el sello Balearic ha quedado asociado a un tipo de música reposada, tranquila, luminosa, un poco más o menos la que pinchaba José Padilla en Café del Mar y acabó por llamarse chill out. Sin saberlo, Padilla estaba creando un estilo.
Imagino que las presentaciones del libro están condicionadas por la pandemia. ¿Tenéis previsto algo en Ibiza? ¿Este libro se va a traducir al inglés?
Estamos intentando presentarlo. Íbamos a hacerlo en Barcelona, en la Casa del Llibre, pero no va a poder ser porque se van alargando las restricciones. Estamos intentando hacerlo en Ibiza, pero tenemos que ver dónde y cómo. Christian va a tratar de ver si podemos hacer algo a principios de diciembre. Es una lástima porque podríamos haber hecho presentaciones muy interesantes con sesiones con la música que sonaba en Ibiza y que está en la playlist final del libro… Y ojalá se traduzca el inglés. Me parece de cajón que se traduzca. ¡Y hacer una serie con el libro! Nos encantaría recibir alguna oferta.
Ahora que ha salido, ojalá que sirva para reflexionar sobre modelos más sostenibles y seductores para el clubbing.
Bonus track: Atentos a la playlist que incluye el libro con los temas de cada período. Tampoco tiene desperdicio la seleccción de fotos del cuadernillo central, algunas de ellas incluidas en esta entrevista.