@B.R./ El conseller de Medi Ambient, Miquel Vericad, anunció el pasado viernes que en los próximos meses-«uno o dos»- se iniciará el procedimiento de contratación que precede a la construcción de la planta de selección, que debe instalarse en Ca na Putxa, que debería estar lista antes de 2020.
Vericad confía en que a finales de año o principios de 2017 se inicie la construcción de esta planta de triaje que contará con un coste estimado de entre 35 y 40 millones de euros y que permitirá reducir en un 40% los residuos que llegan al vertedero. Además, contará con una instalación de residuos urbanos y materia orgánica, otra de selección del reciclaje de envases y por último, una tercera planta que recogerá el resto de residuos, incluidos los lodos de las depuradoras. Aún así, el conseller no quiere ofrecer una fecha concreta ya que es consciente de la complicada tramitación: «Son tramitaciones complicadas; estamos hablando de meses. Yo espero que en 2017 ya estuviera [la tramitación] pero conociendo la complicación de esta tramitación y cómo es la tramitación con las administraciones públicas no me atrevo a dar una fecha que a lo mejor no se puede cumplir», matiza.
Revisión del Plan Director Sectorial de Residuos Urbanos de Eivissa y Formentera
Aún así, Vericad señala que actualmente se encuentran revisando el Plan Director Sectorial de Residuos Urbanos de Eivissa y Formentera. Una revisión que ofrecerá un diagnóstico de «cómo están los índices de reciclaje y la medidas que se deben implantar para alcanzar los objetivos que marca la Unión Europea». En este sentido, y en relación a estas medidas, el conseller es partidario de que los ayuntamientos empiecen a valorar «la posibilidad de implementar el trabajo de educación ambiental así como medidas coercitivas», no solo de sanción sino también en positivo, como premio. Para ello, Vericad pone de ejemplo una de las medidas más extremas y que se practica en algunos pueblos de Holanda y que se basa en depositar los residuos en bolsas de plástico biodegradable y transparentes que se identifican con un código de barras. De esta manera, si la administración hace inspecciones aleatorias puede saber qué ciudadanos reciclan y cuáles no, imponiendo a estos últimos unas tasas de contribución de basuras mucho más altas, como si de una sanción se tratara.
Además, en la revisión del documento también se está valorando diferentes opciones para poder implantar medidas de reciclaje de envases, con el fin de incrementar las cifras de reciclado. Entre las opciones se encuentra la instalación de máquinas, que recompensan con dinero la devolución de los envases. Para el conseller, una visión muy optimista sería alcanzar el reciclado del 80% de los envases, cifra que actualmente está «muy lejos» de los resultados que se obtienen en Eivissa.