Jaume Torres / Fue cierto para algunos hombres que su trayecto vital no se hubiera alejado más allá de unas cuantas calles de no haber surcado los mares, pues salvo salir del sueño y entrar de nuevo en él, nada más iba a ocurrir.
Después de la gran pregunta que todos se formulaban: ¿Qué soñaste hoy? se ocultaba también, para los huéspedes de la Gran Manzana, el motivo cumbre de su existencia.
Día tras día, como si se tratara de un ameno juego, los que allí vivían se interesaban por el sueño más reciente de su compañero.
Así que la palabra que más se oía en las tertulias era la que recordaba la noche anterior.
En la ciudad más esperanzada del país también se moría.
Cuando alguien advertía de que su compañero se ausentaba, raudo ocupaba su lugar preguntando por algo que llegaba de un misterioso lugar.
¿Y el sueño que tuvo el vecino? Hubo viajeros que buscando un sueño alcanzaron las tierras más ignotas de la Gran Manzana y contaron y dibujarían después a los que allí aguardaban de que los sueños que en el límite vieron, más de risa aún eran que los que siempre recordaban.
Así pues, unos pocos moradores de la Gran Manzana perseguían un sueño mejor, un sueño que contarían con orgullo a los que siempre soñaban con lo mismo.
Llegó la tarde en que embarcaron en la barcaza Los sueños y remaron y remaron hasta alcanzar el Gran Sueño, ya en tierra firme.
Con tanto brío remaron que fácilmente alcanzaron la costa cantando y cantando.
Y pisaron tierras de fuego y de hielo aquellos hombres y cada uno de ellos fue a la búsqueda del sueño que tuvo.
Algunos recordaron su nombre al escuchar el canto del chorlito; otros consiguieron el adelanto que tanto precisaban; aquellos sintieron por primera vez el peso de una mano pequeña y los más jóvenes escribieron poesía en tarjetas navideñas.
Pronto se supo en las tierras que vieron nacer a los que ya encontraron los sueños, que cerca de su reino existía otro reino donde cada uno alcanzaría los sueños que de noche tanto apenaban y también fue demasiado pronto para los que emprendieron otro viaje hacia estas costas de fuego y de hielo un poco después.