Una parte y un punto para cada uno. Ibiza y Zaragoza se han repartido el botín en un partido que ha tenido dos caras. El primer tiempo ha sido de los maños, que se han puesto dos arriba y que han sido los grandes dominadores de este acto inicial. El segundo, para los de casa, que han remontado el vuelo, han logrado empatar el choque e, incluso, se lo han podido llevar espoleados por la afición. Al final, un 2 a 2 que hace justicia a lo acontecido sobre el rectángulo de juego en un choque trepidante, con cuatro goles y que ha terminado sin vencedores ni vencidos.
Un error de Guerrero en la salida de balón dio pie al primer gol del partido. Francho recogió el cuero en la puerta del área, se metió dentro y agradeció el regaló envolviendo el esférico en la red cuando corría el minuto 14. Se animó el conjunto maño, que con el marcador a favor se vino definitivamente arriba y se convirtió en una pesadilla para el Ibiza. Producto del empuje y su dinámica positiva en el encuentro, en el minuto 20 estuvo a punto de anotar el segundo, pero Domínguez, con una doble parada de mucho mérito, lo evitó.
Estaba sufriendo el cuadro insular, y el Zaragoza lo percibió. Olió la sangre, el desconcierto, y se lanzó con todo, como buen depredador, a por su presa. Así, en el 23, Patrovic, a la salida de un córner, embocó de nuevo a gol al recoger un rechace de un zaguero tras un intento de peinada de un atacante que terminó en el fondo de las mallas tras un chut seco, raso y potente.
El 0-2 rompió por completo los esquemas del Ibiza, entumecido por la fría y húmeda noche y la contundencia de un sólido rival que leyó muy bien el partido y hurgó en los puntos débiles de su adversario, desprotegido en la retaguardia, que cada vez que perdía el balón dejaba tras de sí una autopista despejada de tráfico en dirección a su portería por la que el Zaragoza transitó a placer.
Al Ibiza le quedaba la segunda parte para tratar de revertir la situación. Sin embargo, esta empezó con una nueva clara ocasión de gol visitante y una nueva parada providencial de Álex Domínguez. Pero poco a poco, el conjunto de Paco Jémez, que en el intermedio sacó a Guerrero y Nono para dar entrada a Álvaro Jiménez y Davo, fue apareciendo en ataque, ajustando las piezas y hallando el camino hacia la meta contraria que no había divisado en los primeros 45 minutos.
Hasta que, en una jugada de laboratorio, en una falta lateral a favor del Ibiza en la que el Zaragoza esperaba un centro al área, apareció, sorpresa, un pase hacia la frontal, un disparo, una parada del meta y un rechace que Castel recogió al límite del fuera de juego para remachar a gol en el minuto 60.
Quedaba mucho tiempo por delante, y el equipo de casa, espoleado por su público, se creció y empezó a creer en la remontada. Tanto fue así que solo cuatro minutos más tarde, de nuevo Castel, en estado de gracia, cruzó de izquierda a derecha para batir al portero visitante de tiro raso y ajustado a la cepa del palo.
Más agresivo, mejor situado sobre el campo, con un control territorial que no había tenido antes, el Ibiza estaba en disposición de dar la vuelta al marcador y hacerse con su cuarta victoria consecutiva. Pero el Zaragoza, que tuvo la última en un libre directo en la frontal, supo salvaguardar el empate y sacar un punto de su visita a la isla tras un partido de contrastes.