El nuevo obispo de Ibiza, el ibicenco Vicent Ribas Prats, ha ofrecido hoy una rueda de prensa para presentar su nombramiento ante la Diócesis de Ibiza en la que ha dado las gracias al Papa Francisco por confiarle el cargo y por el hecho de que se haya escogido a un ibicenco para estar al frente de la Iglesia católica pitiusa.
A preguntas de Noudiari en referencia a los presuntos casos de pederastia cometidos especialmente durante los años noventa por parte de un sacerdote de la Diócesis, el obispo ha admitido que ha sido un momento muy difícil para la Diócesis de Ibiza y Formentera. «Este sacerdote ya no ejercerá más el ministerio. Ya no está más en la Diócesis y no volverá a celebrar ningún sacramento. No es que se le haya trasladado sino que ha dejado el ministerio», ha explicado.
«No está más en Ibiza y nosotros sabemos que hay un proceso judicial que está en marcha y no queremos interferir en este proceso», ha añadido.
Con respecto a la relación con las víctimas ha dicho: «Hemos estado abiertos, hemos escuchado, de hecho este proceso lo empezó la Iglesia porque hemos sido nosotros los que hemos querido averiguar unas noticias, unos comentarios, que aparecían en redes sociales. Desde la Iglesia se ha abierto todo el proceso», ha relatado.
Hay que recordar que tres hombres que eran monaguillos y menores de edad en el momento de los presuntos abusos sexuales han puesto denuncia ante la Policía Nacional. Dos casos habrían sucedido en la iglesia de San Pablo y el otro en la del Rosario. Los juzgados de Ibiza ya se han hecho cargo del caso, mientras que hay otras tres personas que han denunciando abusos de diversa índole ante los medios de comunicación, según le consta a Noudiari.
El sacerdote fue apartado de sus funciones en la iglesia de Santa Cruz de Ibiza una vez que afloraron los casos y se trasladó a A Coruña, su ciudad de origen. Hasta ahora no había quedado claro que estuviera del todo apartado de sus funciones sacerdotales.
En su saludo oficial como nuevo obispo, Ribas Prats no ha hecho referencia explícita al caso pero sí ha admitido que han vivido unos «tiempos difíciles», unas palabras que después ha apuntado que se referían a estos presuntos hechos: «Quiero expresar mi gratitud al nuncio de su Santidad en España, monseñor Bernardito Azua, por su atención a nuestra Diócesis, especialmente durante las circunstancias difíciles que hemos vivido, así como al resto de los obispos españoles, particularmente a aquellos que han estado al frente de nuestra Diócesis», ha dicho textualmente.
El último obispo ibicenco que ha tenido la diócesis fue Antonio Cardona Riera, el ‘bisbe Frit’, que estuvo al frente de la dióceis desde 1935 a 1960.
Ribas Prats ha admitido que conoce su nombramiento desde el 7 de septiembre pero que no ha querido hacerlo público antes para no interferir en la reciente ordenación del sacerdote Fernando Bayón.
Por el momento no se sabe la fecha de la celebración en la Catedral de su ordenación pero esperan que sea de Navidad.
A continuación, el ‘saluda’ completo:
«Se acaba de hacer público mi nombramiento como obispo de nuestra querida diócesis de Ibiza y Formentera. Hemos pasado un año y ocho meses en sede vacante. Es decir, sin obispo, sin un pastor propio que, en palabras del Concilio Vaticano II, es enviado por el Padre de familias a gobernar su familia, teniendo siempre ante los ojos el ejemplo del Buen Pastor, que vino no a ser servido, sino a servir y a dar la vida por sus ovejas. Tomado de entre los hombres y rodeado él mismo de flaquezas, debe apiadarse de los que sufren y necesitados. Siempre dispuesto a oír a sus fieles, a los que, como a verdaderos hijos suyos, fortalece con la celebración de los sacramentos y exhorta a cooperar animosamente con él (cf. Lumen gentium, n. 27).
Que hayamos estado en sede vacante no significa que nuestra diócesis en este tiempo no haya tenido quien la gobernase, pues yo mismo junto al Colegio de Consultores hemos velado por el bien de esta porción del Pueblo de Dios. Y con nosotros, los párrocos y los demás sacerdotes, así como los miembros de la vida consagrada y los fieles cristianos laicos que tienen diversas responsabilidades en la estructura diocesana. A todos expreso mi agradecimiento y mi más profunda estima por su disponibilidad, servicio y consejo durante todo este tiempo.
El último obispo ibicenco fue mons. Antonio Cardona Riera, el “bisbe Frit”, que estuvo al frente de nuestra diócesis desde 1935 hasta 1960. Los quince primeros años, como administrador apostólico, y los diez últimos, como titular de la sede ebusitana. Después de sesenta y un años, el Santo Padre, el Papa Francisco, ha considerado que, de nuevo, un ibicenco sea obispo de Ibiza y Formentera. Quiero manifestarle al Santo Padre un doble agradecimiento. El primero, de carácter personal por haberse fijado en mi persona, llena de limitaciones, para regir esta porción del Pueblo de Dios. El segundo, en nombre de toda la diócesis, ante todo por haberle dado un nuevo pastor y porque este pastor sea ibicenco. Y quiero dejar claro que este nombramiento no es un reconocimiento a mi persona, sino a la labor de todos, especialmente de los sacerdotes. Debemos estar muy orgullosos de nuestros sacerdotes. Hoy, el elegido he sido yo para gobernar nuestra diócesis. Mañana, puede ser otro para éste u otro cargo. El clero ibicenco está preparado para lo que la Iglesia, por medio del Santo Padre, le pida. Pues todos los sacerdotes, como nos dice el Señor en el Evangelio, somos siervos inútiles que hacemos aquello que se nos manda (cf. Lc 17,10). Por ello, junto a nuestro agradecimiento al sucesor de San Pedro, quiero expresarle –y permitidme que lo haga en nombre de todos– nuestra fidelidad incondicional y nuestra devoción a su persona. ¡Gracias, Santo Padre! ¡Gracias por seguir velando por el bien de todas las Iglesias particulares! ¡Gracias por su solicitud con esta Iglesia que peregrina en Ibiza y Formentera!
En estas primeras palabras como obispo electo, deseo expresarle también mi gratitud al nuncio de Su Santidad en España, mons. Bernardito Auza, por su atención con nuestra diócesis, especialmente durante las circunstancias difíciles que hemos vivido; así como al resto de los obispos españoles, particularmente a aquellos que han estado al frente de nuestra diócesis. A todos ellos, con sinceridad, muchas gracias.
Y no porque lo nombre el último es el menos importante. Pues él es el origen y el culmen de todo. Gracias a Dios. Gracias porque nunca nos ha abandonado. Gracias porque siempre ha estado a nuestro lado. Gracias porque nuestras alegrías y nuestras tristezas han sido las suyas. Gracias porque él y sólo él ha sabido establecer los tiempos y dirigir a las personas. Gracias porque es el Padre de la ternura, es el Hijo que, haciéndose uno de nosotros, nos da la oportunidad de vivir la vida nueva de Dios, y es el Espíritu Santo que nos hace capaces de superar nuestros miedos y vivir en santidad. Gracias a Dios que nos ha dado como patrona a Nuestra Señora de las Nieves, Santa María de Eivissa. A ella le sigo confiando nuestra Iglesia de Ibiza y Formentera y a ella le pido que me haga un buen obispo. Que sepa, como aconseja san Agustín, ser para vosotros el obispo que Dios quiere y vosotros necesitáis, y que con vosotros sea cristiano, amando a la Iglesia, sin olvidar nuestra tierra y sus gentes y su mar.
A todos muchísimas gracias por haber venido a esta convocatoria».