@D.V./ El muelle de Botafoc tuvo ayer un nuevo y espectacular inquilino. Se trata del Independence of the Seas, un barco crucero propiedad de la compañía Royal Caribbean International, y que fue el crucero más grande del mundo hasta que en el año 2009 se botó el MS Oasis of the Seas. El barco ha llegado con 3.634 pasajeros a barco y una tripulación de 1.365 personas. Tras recalar en Córcega, la Costa Azul y Barcelona, el Independence of the Seas ha amarrado en Ibiza antes de poner dirección a Cádiz y Lisboa, para finalizar su trayecto en Southampton, en el Reino Unido.
Dimensiones colosales
Todo en el Independence os the Seas es desaforado. Con una eslora de 339 metros, un peso de 154.400 toneladas y un total de 15 cubiertas, este barco con banderas de las Islas Bahamas alcanza una velocidad de 21,6 nudos -40 kilómetros por hora- y ofrece todo tipo de actividades deportivas y de ocio, hasta ahora inimaginables en un crucero.
Así, el Independence dispone del Flow Rider, una piscina con un simulador de surf que genera olas artificialmente, un solarium con decoración selvática, un rocódromo, una pista de hielo cubierta, minigolf, pista de jogging, además de un parque acuático y los habituales servicios de spa y hidroterapia. Además, el crucero cuenta con pistas de baloncesto, voleibol y un ring de boxeo.
El crucero tiene una linea de flotación de 38 metros y su dimensiones son tan monstruosas que su perfil se distingue perfectamente desde Sant Rafel, compitiendo en altura con Dalt Vila.
Por su parte, en el muelle de Botafoc todavía no se han instalado las marquesinas de la parada de autobús, ni las zonas de sombra, ni las más mínimas comodidades para que esperar el transporte hasta el centro de la ciudad no se convierta en un suplicio.
Ho he vist avui baixant de Sant Antoni i m’he acollonit. Quin bitxu!