@D.V./ El calor se resiste a abandonarnos y este octubre se ha convertido en una especie de verano de propina. Una sensación muy presente estos días en Santa Eulària, gracias a la nueva edición del Tapaví que ha llenado de turistas, animación, música y buen ambiente el centro del pueblo. Esta iniciativa que permite a los visitantes saborear siete consumiciones de tapas o de vinos por sólo 12 euros ha vuelto a registrar un éxito resonante, ya que es difícil resistirse a la posibilidad de disfrutar de un repertorio muy variado de comida a un precio económico.
Así, los visitantes han encontrado desde carne argentina, comida japonesa, crepes bretones, arroces y reposteria alemana. Todo ello regado con vino de las bodegas César y amenizado con música en directo que sonaba en su volumen justo. “Es el primer año que participamos” comenta Sandra Paulino de la creperia ‘La Vie en Rose’, “abrimos la creperia hace un año y medio y no hemos desaprovechado la oportunidad de participar en el Tapavi”, quien considera que están ante una gran ocasión para dar a conocer el negocio.
Si ‘La Vie en Rose’ se estrenaba en el Tapavi, el restaurante Samovar repetía por quinta ocasión. A diferencia de otros estands en los que se ofrecía comida fresca y ligera, en su mostrador podíamos encontrar una cazuelita de estofado de ternera: caliente, intenso y buenísimo. “Hemos ofrecido una tapa muy diferenciada, que no se parece en nada a lo que se ofrece en los otros lugares, para que nadie nos olvide” comenta Alexa Sanwalb, quien a pesar del trajín asegura que “esto no es estresante para nada. ¡Lo estresante es la temporada alta!”.
El público que ha llenado el Tapavi se repartía equitativamente entre locales y turistas, especiamente familias y jubilados alemanes y británicos, que parecían encantados con la iniciativa. También había comensales llegades de otros municipios de la isla, rompiendo esa pereza histórica que a veces nos impide ir al pueblo de al lado para disfrutar de sus iniciativas. “Reconozco que hace tiempo que no me acercaba a este pueblo” comenta Manel Garcías, “yo vivo en Sant Antoni y Santa Eulària no me pilla de camino, y ahora puedo decir que Santa Eulària me ha enamorado. ¡Pediré la doble nacionalidad!”.