@D.V./ Se sabe poco de él porque las negociaciones son a puerta de cerrada y de espaldas a los medios de comunicación, pero se empiezan a filtrar algunos aspectos del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones, conocido por sus siglas en inglés TTIP. Así, el pasado 2 de mayo la web de filtraciones anónimas Filtrala.org dio a conocer nueve folios del borrador con el que se está trabajando –y que fue publicado por Eldiario.es– y algunos de sus aspectos son inquietantes.
Al margen de sus implicaciones en aspectos laborales, de derechos sociales o de regulación financiera -que dan para mucho- hay otro aspecto que en Eivissa nos afecta directamente, y es el de la rebaja de los niveles de protección ambiental de la Unión Europea para ‘armonizarlos’ con los de los Estados Unidos -que son mucho más laxos-, el impulso a la búsqueda de nuevas reservas de hidrocarburos mediante el uso del fracking y, especialmente, un nuevo mecanismo compensatorio que ‘blinda’ los derechos adquiridos de las multinacionales y complica la revocación de autorizaciones ya concedidas.
Concesiones sometidas a arbitraje
Así, según el artículo H de uno de los borradores que han trascendido, el TTIP contempla que los Estados deben adoptar “todas las medidas necesaria” para “garantizar que las licencias a través de las cuales una empresa tiene derecho a ejercer, en su propio nombre y por su cuenta y riesgo, el derecho a las prospecciones o exploraciones o producir hidrocarburos en una zona geográfica”. Pero lo peor de todo es que se establece una cláusula de irrevocabilidad para que las concesiones no puedan ser anuladas.
Para ‘blindar’ las propecciones petroleras a las decisiones de los Parlamentos, el TTIP establecería -recordemos que se trata de un borrador que todavía se está negociando, y no de un texto definitivo- que la multinacional afectada pueda acudir en primer lugar al Organismo Regulador sobre Energía y posteriormente a los tribunales de arbitraje del Mecanismo de Defensa del Inversor (ISDS – Investor-State Dispute Settlemen).
Esta situación comporta una peligrosa trampa. En primer lugar porque recorta la soberanía de los parlamentos elegidos democráticamente, y los sitúan en manos de unos tribunales de arbitraje internacionales que son privados, no tienen ningún tipo de legitimidad democrática y, especialmente en el caso del ISDS, tiene un funcionamiento opaco y que en conflictos entre Estados y empresas acostumbra a dar la razón a estas últimas. Todo esto, al margen del coste económico que comportan estos arbitrajes internacionales.
No obstante, el borrador del TTIP presenta estos tribunales como imparciales y en el documento que se ha filtrado se puede leer: “Un operador afectado por cualquier decisión de una autoridad reguladora tendrá el derecho de apelar contra esta resolución ante un órgano de apelación, que es independiente de las partes implicadas”.
Recordemos que el Mecanismo de Defensa de Protección al Inversor nació en 1959 para, a priori, proteger los intereses de empresas en países con gran inestabilidad política. El objetivo de la TTIP supondría dotar de más protagonismo a este organismo o crear otros para que dirimieran estos asuntos.
Prospecciones bajo un menor control
Al margen de las indemnicaciones a las compañías petroleras y la irrevocabilidad de las concesiones otorgadas, el Tratado de Libre Comercio entre EEUU y la Unión Europea, la intentar igualar las normativas a ambos lados del Atlántico consigue, de facto, reducir los niveles de protección ambiental en Europa, cuyos estándares son a día de hoy mucho más proteccionistas. Así, cuando se nos dice que las prospecciones se realizarían en el golfo de Valencia ‘cumpliendo todos los estándares de protección ambiental de la Unión Europea’ debemos tener claro que, en caso de aprovar el TTIP, estas reglas de juego cambian sustancialmente y a peor.
De momento, y según informa ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y por la Acción Ciudadana), la cumbre European Business que se reunió en el año 2013 culpó a la exigente regulación medioambiental de la UE de “colocar a las compañías europeas en desventaja con sus homólogas americanas y chinas, y por ello, están haciendo lobby a los reguladores de EEUU y la UE con la intención de que reduzcan el diferencial entre EEUU y UE. Si esto se consiguiera, muchas de las regulaciones europeas dejarían de ser operativas”. La principal perjudicada por este cambio regulatorio sería la Directiva Europea de Energías Renovables, firmada en el año 2009.
EL POBLE D,EIVISSA-PITIUSES-BALEARS DIU NO!