EFE / El socio del bar de Ibiza «Café del Mar» que registró esa marca ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea actuó de mala fe y de espaldas al resto de propietarios, según dictó este viernes el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE), que anuló la inscripción.
«Se comportó de un modo que se aparta de los principios de comportamiento ético comúnmente aceptados o de las prácticas leales en el comercio o en los negocios, y actuó, por tanto, de mala fe», apreció el TGUE.
Uno de los dueños del icónico establecimiento ibicenco fundado en 1980 a partir de un nombre creado en 1978, Ramón Guiral, solicitó entre 1999 y 2000 el registro en la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) la marca «Café del Mar» para una serie de marcas que van desde aparatos para grabar imágenes y sonido, pasando por ropa y calzado, servicios de publicidad o restauración.
Para entonces, Café del Mar era mucho más que un bar junto a la costa, y se había convertido en una referencia por su selección de música lounge, ambient o chill, lo que había llevado a los tres propietarios a fundar las empresas Café del Mar, Variedades y Can Ganguil para su explotación comercial, otorgando en 1998 a Guiral poder para actuar «en nombre y representación de la compañía» en la firma Can Ganguil.
Los otros dos socios del establecimiento bar musical de la Playa de San Antonio, José Les Viamonte y Carlos Andrea, solicitaron en 2014 que se anulasen esos registros, al entender que Guiral había actuado de mala fe al inscribir las marcas a su nombre, petición a la que accedió la EUIPO.
Recurso
Pero Guiral recurrió la decisión y la EUIPO le dio la razón, al entender que sus socios no habían podido demostrar que actuara de mala fe, que estaban al corriente de los registros y que habían obtenido beneficios de su explotación comercial, decisión que Les Viamonte y Andrea llevaron ante la corte de Luxemburgo.
En su sentencia dictada este viernes, el Tribunal General de la Unión Europea anula la decisión de la EUIPO pues considera que Guiral sí actuó de mala fe al solicitar el registro a su nombre de las marca «Café del Mar» para unas actividades económicas a las que los tres habían contribuido a partes iguales.
En concreto, la corte europea sostiene que la EUIPO se equivocó al considerar que sus socios tenían conocimiento de los registros y que, aunque hubieran sido informados posteriormente, lo que cuenta es la intención en el momento de la inscripción.
El Tribunal agrega, entre otros argumentos, que los costes de esos registros a nombre de Guiral fueron sufragados por las sociedades Café del Mar y Can Canguil, ambas pertenecientes a los tres socios a partes iguales.
El Tribunal también destaca que Guiral admite que a partir de 2009 interrumpió el pago de los beneficios obtenidos con las marcas controvertidas a sus socios, lo que demuestra «la naturaleza perjudicial del registro de las marcas controvertidas exclusivamente» a su nombre.