@D.V./ Una serpiente de casi dos metros de longitud ha aparecido en la carretera que une Sant Miquel con Can Soleietes, lo que ha provocado la lógica alarma de los vecinos a pesar de que esta especie –Hemorrhois hippocrepis, más conocida como ‘serp de ferradura’- no es venenosa y, generalmente, huye de los humanos. Este hallazgo se suma a los otros que se han ido produciendo en otros puntos de las zonas rurales de Eivissa y que ha provocado una alarma importante entre la población. Tanto es así, que el pasado viernes el Consell Insular de Eivissa anunció un proyecto piloto para atajar la proliferación de estos ofidios “tanto por sus efectos ambientales como por la alarma social creada”.
Una especie familiar en el Mediterráneo occidental
La ‘serp de ferradura’ es una de les tres especies endémicas de Baleares, junto con la ‘serp verda’ y la ‘serp blanca’. Son muy habituales en Mallorca y, en menor medida, en Menorca, y su presencia en Eivissa es esporádica. La mayoría de serpientes presentes en las Pitiüses han llegado de la península ocultas en el interior de troncos de olivos, de árboles de jardinería o en el interior de camiones que transportan materiales de construcción.
Esta serpiente se alimenta de lagartijas, ratas y de pequeños mamíferos, con lo que es habitual verla merodear en zonas de torrentes o cerca de las granjas, lugares donde los ratones de campo son habituales. Acostumbran a ocultarse de los seres humanos aunque, si se le molesta, puede ponerse nerviosa y atacar. Acostumbran a ser activas entre los meses de marzo y noviembre, alcanando su momento de máxima actividad durante el mes de mayo y junio, coincidiendo con su periodo de reproducción. Las crías suelen nacer a finales de julio y mediados de agosto.
En el caso de ver a una serpiente de estas características, se recomienda avisar al Consell Insular d’Eivissa, ya que su departamento de Medio Ambiente está realizando una base de datos para determinar las áreas con mayor presencia de estos ofidios.