El museo Es Baluard ha presentado este miércoles ‘La acción roja y la membrana’, una exposición de Katja Meirowsky (Straussdorf, 1920–Potsdam, 2012) que ofrece una mirada crítica a la obra y la vida de una artista excepcional, pero escasamente estudiada y conocida.
Así la han definido los comisarios de esta muestra, Bartomeu Marí e Imma Prieto, con ocasión de la presentación de esta selección de pinturas, dibujos y collages realizados entre las décadas de 1940 y 2000.
Se trata, han explicado, de una vida marcada por la tragedia del Holocausto, la guerra y su superación, desde su formación en Berlín hasta su vida en Ibiza, un entorno rural y no industrializado, lejos de la metrópolis.
Formada en el espíritu moderno de las artes, Katja Meirowsky fue una artista que, a partir de la impronta de las vanguardias, buscó caminos para salir de la modernidad sin caer en nostalgias o lenguajes del pasado.
La suya es una obra anacrónica, que sale de su época y busca otros tiempos, fuera del presente y de sus estilos predominantes, ha señalado Marí.
Estudiante de pintura en Berlín, la artista fue durante la época nazi miembro de la Rote Kapelle (Orquesta Roja), una organización de resistencia al fascismo y asistencia a los judíos y a quienes decidieron huir del régimen.
En 1949 fundó, junto a otros artistas, el cabaret de artistas Die Badewanne (La bañera), un centro de experimentación multidisciplinar que unía la pintura, la literatura, la danza, el teatro y la música inspiraba en la literatura surrealista y en el arte moderno perseguido y censurado por los nazis para su reinterpretación y adaptación a la realidad del momento.
En 1952 se estableció en Ibiza, siendo la única mujer del Grupo Ibiza 59, al que pertenecieron Erwin Broner o Erwin Bechtold, entre otros artistas. En Ibiza fue donde desarrolló la mayor parte de su obra.
«Motivada principalmente por el deseo de encontrar su propia voz como artista, lejos del peso de un pasado angustioso y violento, en 1952, Katja Meirowsky y su marido se establecieron en Eivissa. La construcción de una nueva vida, la opción de volver a comenzar, la dedicación absoluta a la creación y la invención de un nuevo mundo parecían posibles en el lugar que había sido escenario de utopías también antes de la guerra», relatan en el texto de la exposición.
A pesar de formar parte del Grupo Ibiza 59, en el que fue la única mujer en un ambiente eminentemente masculino, Meirowsky vive una vida casi ascética, sin demasiadas relaciones sociales y rodeada de un pequeño grupo de amigos. Karl y Katja Meirowsky desarrollaron en la isla una afición particular por la arqueología que llevan a Karl Meirowsky a ser el primer miembro extranjero del entonces llamado Instituto de Estudios Ibicencos. La energía y el entusiasmo de Karl les empuja a viajar esporádicamente fuera de la isla por el Mediterráneo, América o Asia.
La Ibiza del momento era una excepción cultural en una España «todavía pobre que vivía los rigores de la dictadura militar». La Pitiusa mayor «era un centro de relaciones multiculturales donde coincidían artistas y creadores de numerosas nacionalidades, un hervidero de creación plástica y literaria, con algunas galerías y, desde 1969, uno de los primeros museos de arte contemporáneo de la posguerra».
A pesar de exponer su obra en Ibiza, en la Península, en Alemania y en otros países europeos, su trabajo nos llega hoy poco explorado crítica e históricamente. La exposición que presenta Es Baluard Museu es un intento por percibir la obra de toda una vida, ya entrado el siglo XXI, con una nueva actitud y una nueva mirada.
Su pintura, han relatado los comisarios, se construye por eliminación, por destilación de formas generadas a partir de la voluntad de huir del rigor del cubismo, de apartarse de la condición líquida del espacio surrealista y de los egoísmos expresionistas, del tachismo o de el informalismo que dominaron el mercado del arte desde la posguerra.
Meirowsky hace avanzar su obra por el camino de la abstracción, pero casi siempre con delicados equilibrios entre la presentación de espacios prototeatrales (se encuentran escenarios, cortinas, etcétera) y la naturaleza que le rodea, sin olvidar la huella de los humanos sobre la tierra y los paisajes, la cultura y sus vestigios.
La exposición se inaugura al público este jueves a las 19.00 horas y se podrá visitar hasta el 25 de agosto.
EFE / Redacción