La noche es cerrada y fría y el trabajo rutinario en la torre de control del aeropuerto de Palma, propio de un viernes de noviembre, pero todo cambia cuando un avión que cubre la ruta Casablanca-Estambul solicita un aterrizaje de emergencia por un problema médico a bordo.
La torre da el «ok» y el equipo sanitario entra en el Airbus A320 de la compañía Air Arabia y se ocupa de un paciente con un aparente coma diabético, que es trasladado a un hospital junto a un acompañante.
De pronto, ante la sorpresa de parte del pasaje y la tripulación, una veintena de pasajeros se alborotan, salen del avión y se lanzan a la carrera por las pistas de uno de los aeropuertos con más tráfico de Europa. En minutos, las luces de los coches de la Policía y la Guardia Civil iluminan el aeropuerto en busca de los huidos.
Mientras tanto, en el hospital Son Llàtzer los médicos confirman que el pasajero marroquí de 32 años que decía encontrarse mal está en perfectas condiciones de salud y es arrestado por entrada ilegal en España y presunto favorecimiento de la inmigración ilegal. La Policía continúa en el entorno del aeropuerto y las calles de las zonas urbanas próximas la búsqueda del resto de escapados.
Lo relatado podría ser el capítulo uno de una serie de Netflix, o de cualquier otra plataforma de cine y series, pero fue lo que ocurrió anoche en el aeropuerto de Palma, que tuvo que suspender durante casi cinco horas su actividad aérea para buscar a los pasajeros en las pistas y aledaños. Cerca de 60 vuelos nacionales e internacionales fueron desviados, varios de ellos a Ibiza, o retrasados.
El aterrizaje urgente se produjo sobre las 19.00 horas y el Airbus 320 despegó rumbo a Turquía ya entrada la madrugada de este sábado. Por ahora han sido detenidas once personas y se busca a unas trece más.
El suceso ha llamado la atención de la Policía, que ha calificado el avión como una «patera aérea» y trata el caso como un asunto de inmigración ilegal en el que todos los detenidos tendrán el tratamiento de personas que han entrado ilegalmente en España.
La llegada a suelo español de un grupo de migrantes, obligando a un aterrizaje de emergencia y huyendo a la carrera por las pistas, es un suceso inédito en España, y tal vez en Europa.
Es una operación difícil de organizar y llevar a la práctica que las autoridades policiales y aéreas deberán analizar.
Fuentes policiales y Aena han mostrado a Efe su perplejidad por lo sucedido y por el que podría ser un nuevo modo de actuar de las mafias de la emigración.
En España, la inmigración irregular no ha parado de crecer en los últimos años: ha pasado de 4.552 llegadas por mar en 2014 a 40.106 en 2020.
La ruta marítima, con miles de muertos sin nombre en el Atlántico y el Mediterráneo, es la más peligrosa para llegar a España.
La ruta canaria es la más transitada. En los primeros ocho meses de este año han arribado a Canarias 9.255 personas, si bien las llegadas a la Península y Baleares a través de la ruta argelina y la del Mar de Alborán se han tornado más habituales en los últimos tiempos (9.075).
Lo que no nadie tenía previsto, ni estaba en el guion, es que ahora otra opción sea forzar el aterrizaje de un avión en una isla del Mediterráneo, en mitad de la ruta aérea entre Marruecos y Turquía. Todo no está inventado.
Javier Alonso / EFE