Ibiza incrementó sus emisiones de gases de efecto invernadero un 3,2 % en 2024, alcanzando un total de 1.201.847 toneladas de CO₂ equivalente. Desde el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation han informado de que este aumento está directamente relacionado con el mayor consumo de combustibles fósiles en la isla, que ha crecido un 24,8 % respecto al año anterior.
Estos datos forman parte del Informe de Sostenibilidad de Ibiza 2024, actualmente en elaboración y financiado por el Consell Insular d’Eivissa, y se basan en estadísticas del departamento de Transición Energética del Govern Balear.
El Jet-A1, carburante utilizado en aviación, ha duplicado su uso en comparación con 2023 y genera ya el 44 % de las emisiones procedentes del consumo de combustibles fósiles en Ibiza, con un total de 328.410 toneladas de CO₂ equivalente. Le siguen la gasolina 95, con un aumento del 7 %, y el gasoil B, con un 10 % más de emisiones.
Según Elisa Langley, coordinadora del Observatorio, este volumen «está relacionado principalmente con el repostaje en el aeropuerto de Ibiza, aunque no se dispone de datos concluyentes sobre si el aumento se debe a un mayor número de operaciones o a cambios logísticos en el abastecimiento«. Además, recordó que estas cifras no recogen todas las emisiones vinculadas al tráfico aéreo con destino o salida en la isla.
La directora de IbizaPreservation, Inma Saranova, ha señalado que el incremento obliga a una reflexión sobre la gestión de la movilidad aérea en un territorio limitado y frágil. “Es fundamental abrir un diálogo para explorar medidas que reduzcan el impacto ambiental, como la adopción de combustibles sostenibles, el impulso de vuelos compartidos o la implantación de mecanismos voluntarios de compensación de emisiones”, ha añadido.
En contraste con este repunte, las emisiones derivadas de la generación eléctrica han descendido un 32,5 %, gracias a la mejora del mix energético importado desde Mallorca y la Península a través del enlace eléctrico, y a la sustitución del fuelóleo por gas natural en la central térmica de Ibiza desde 2023.
El informe también refleja un cambio en la composición de las fuentes de emisiones: el uso de combustibles fósiles no destinados a generación eléctrica ha pasado de representar el 48 % del total en 2023 al 62 % en 2024.
Desde el Observatorio han subrayado que el dióxido de carbono es un gas con una persistencia de siglos en la atmósfera, por lo que no bastan reducciones puntuales, sino que «es necesario transformar profundamente la forma en que se produce, se consume y se gestiona la movilidad en la isla».
Saranova ha advertido de que Ibiza se aleja de los compromisos internacionales como los del Acuerdo de París, que fija una reducción del 45 % de las emisiones para 2030 y la neutralidad climática en 2050. “El desfase entre los objetivos globales y nuestra realidad local debería llevarnos a actuar con mayor urgencia, ambición y coordinación”, ha concluido.
La estabilización de las emisiones en torno al millón de toneladas anuales, a pesar de los avances en el ámbito eléctrico, pone de relieve —según el Observatorio— la estrecha relación entre el modelo turístico de la isla y su consumo energético.