Como cada año, este 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una efeméride en la que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, recuerda que los alimentos que elegimos y su forma de consumo afectan a nuestra salud y a la de nuestro planeta. Además, desde la FAO insiste en que este proceso también repercute en la manera de funcionar de los sistemas agroalimentarios y que, por ello, necesitamos construir un futuro con suficientes alimentos nutritivos, inocuos y asequibles para todos.
Pero para eso, según aseguran desde Naciones Unidas, todos debemos formar parte del cambio. Por ello, desde el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation han aprovechado para hacer público que la superficie agraria útil -el conjunto de la superficie de tierras labradas y tierras para pastos permanentes- creció el año pasado en Ibiza un 53,9% respecto de la registrada el año anterior, según los datos del Servei de Millora Agraria del Govern Balear recogidos en el Informe 2020 de Sostenibilidad de Ibiza.
Así, si en 2019 las hectáreas de superficie agraria útil en la isla fueron 5.859, el año pasado esta cifra ascendió hasta las 9.019 hectáreas de las cuales, 5.690 correspondieron a cultivos agrícolas y 3.329 hectáreas se dedicaron a pastos. “Son los mejores datos registrados en Ibiza desde 2015”, señala Inma Saranova, responsable del Informe y directora de IbizaPreservation, “sin embargo, aún estamos lejos de tener un sector agrícola fuerte y significativo en Ibiza”, lamenta.
Saranova recuerda, además, los datos del “Análisis de las cadenas alimentarias y diagnóstico del sector de producción local de Ibiza y Formentera 2020” hecho por el Govern Balear que alertaba de que la producción en las Pitiusas registró entre 2017 y 2019 una evolución negativa con un descenso de casi el 30%, pasando del 5,7% al 3,8% en cuanto a necesidades generales de la isla y del 8,5% al 5,6% en materia de consumo local.
Superficie agraria útil
Por ello, y pese a la mejora registrada en Ibiza en lo referido a la superficie agraria útil, desde el Observatorio de Sostenibilidad de Ibiza señalan que la Pitiusa mayor es la isla de Baleares con menor porcentaje total de este tipo de superficie, solo un 16% del total, 6 puntos menos que en Formentera donde alcanza el 22% de la superficie total y muy lejos de los porcentajes de Menorca (42%) y de Mallorca (47%).
Los datos del Govern recogidos en el Informe de Sostenibilidad de Ibiza ponen de manifiesto también que la superficie forestal aumentó sensiblemente en Ibiza durante 2020, concretamente un 35,11% con las 40.401 hectáreas registradas en dicho año -38.212 de las mismas se corresponden a arbustos y matorrales-, mientras que la superficie no agraria ni forestal disminuyó el pasado año un 63,5% pasando de las 21.497 hectáreas de 2019 a las 7.837 de 2020.
En lo que se refiere a las superficies y producciones de cultivos herbáceos extensivos, en 2020 ganó peso el cultivo de cereales tanto en número de hectáreas cultivadas como de toneladas recogidas (552 y 533 respectivamente). En lo referido a los forrajes, si bien la superficie dedicada a los mismos fue menor que en 2019, las toneladas producidas crecieron de 4.580 en dicho año hasta las 5.710 de 2020.
Un mal dato es el que ofrece en Ibiza el cultivo de hortalizas, ya que este decreció en 2020 significativamente respecto del año anterior tanto en número de hectáreas cultivadas (-59,23%) como en toneladas producidas (-66,5%).
En lo que se refiere a los frutales, descienden las hectáreas en extensivo (almendro, algarrobo e higuera) pero aumenta su producción alcanzando las 898 toneladas en 2020 (427 más que en 2019). Si nos fijamos en los cítricos, estos registraron en el mismo periodo un ligero descenso tanto en hectáreas cultivadas como en volumen de producción con 80 hectáreas y 452 toneladas en 2020, cuando en 2019 fueron 85 y 557 respectivamente. En cuanto a los fruteros no cítricos, estos registraron un aumento muy significativo pasando de las 22 hectáreas cultivadas en 2019 con 74 toneladas producidas en 2019, a las 517 hectáreas con 200 toneladas de 2020.
Olivos
Asimismo, en cuanto a la superficie y producción de cultivo de olivo, esta prácticamente no varió en 2020 respecto de los datos registrados en el año anterior y lo mismo ocurrió en el caso de la vid, que, eso sí, en 2020 ofreció ligeros descensos tanto en las hectáreas destinadas a este cultivo como en las toneladas de uva y los hectolitros de vino producido y comercializado.
Pese a las ligeras mejoras registradas, desde el Observatorio de Sostenibilidad de Ibiza aseguran que aún existe margen de mejora en la contribución de la agricultura local a la soberanía alimentaria de la isla. “Quién produce qué y dónde es una cuestión sociopolítica que requiere de soluciones coherentes orientadas a la lucha contra el cambio climático y a garantizar la seguridad alimentaria”, reconoce Inma Saranova, quien advierte de que en Ibiza “necesitamos aumentar los rendimientos reduciendo nuestra dependencia de los productos agroquímicos, al mismo tiempo que reducimos los residuos alimentarios y la emisión de gases de efecto invernadero, y en esa labor, los agricultoras pueden desempeñar un papel esencial en la gestión y el mantenimiento de nuestra biodiversidad al mismo tiempo que contribuyen de forma crucial a la economía de la isla.”
Y precisamente en ese sentido trabaja desde hace años Ibiza Produce, iniciativa de IbizaPreservation que en este día Mundial de la Alimentación vuelve a poner de manifiesto que a lo largo de las últimas décadas la expansión de urbanizaciones y masas forestales ha transformado el mosaico de tierras agrícolas y vegetación del territorio ibicenco. “Esto ha supuesto la pérdida de paisajes rurales valiosos y la desaparición de variedades vegetales, razas animales y conocimientos tradicionales locales”, reconoce Gabrielle Gambina, coordinadora de Ibiza Produce, quien señala que “el suministro alimentario de la isla tiene actualmente una fuerte dependencia de las importaciones”.
Por ello, en este día tan importante para poner en valor la necesidad de apostar por disminuir la dependencia del producto de fuera de las islas, Gambina invita a todos los agentes sociales de Ibiza a trabajar de forma conjunta en la mejora del acceso de los productores a los mercados; en conectar a los chefs con las explotaciones agrícolas; en sensibilizar a los consumidores sobre dónde pueden adquirir o consumir alimentos locales auténticos; en apoyar a los nuevos productores en la instalación de empresas agrícolas y alimentarias; y en promover que las escuelas y hospitales de la isla se comprometan a comprar alimentos locales mediante la compra pública local.
“Es una obligación de todas y todos exigir un cambio en nuestro sistema alimentario para promover la producción agroecológica de base campesina y los mercados locales protegiendo así nuestras comunidades rurales, patrimonio cultural y la economía local”, concluye Gambina.