@C. Vidal / Ya se sabe lo que dice el refrán: más vale prevenir que curar. El hospital de Can Misses se prepara para afrontar un posible caso de ébola en Ibiza, una situación que se considera bastante improbable, pero no imposible. El personal sanitario está recibiendo cursos de formación, tanto teórica como práctica, para hacer frente al virus y ya se ha condicionado una sala de aislamiento en caso de que se activase el protocolo de ébola en la isla.
«Las probabilidades son bajas, pero no son cero. Siempre existe la posibilidad de que una persona que haya estado en uno de los cuatro países en donde actualmente existe la epidemia pueda venir a Ibiza. Nuestra obligación en ese caso es atender a la persona que esta enferma, evitar la posibilidad teórica de transmisión hacia la población y la protección del grupo de sanitarios», afirma el doctor Ramón Canet, jefe del servicio de Medicina Interna y responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Can Misses.
La primera parada de nuestra visita es el box de aislamiento de la unidad de urgencias del nuevo hospital. «Si llegase una persona sospechosa de tener la enfermedad, sería trasladada a esta habitación, que es la que se ha podido condicionar de manera inmediata. Aquí es donde se atendería al paciente a la espera de que los análisis, que serían enviados al hospital Carlos III u otro centro de referencia, confirmasen la posibilidad de la enfermedad», señala.
La sala está diseñada específicamente para aislar a una persona con una enfermedad contagiosa. «Todas las habitaciones de aislamiento consisten en una zona que se dice la esclusa, en la cual los sanitarios se colocan el equipo de protección antes de entrar en la zona propia en la que está el paciente. Se ha condicionado con la activación del sistema de presión negativa, para evitar que transmita el proceso infeccioso, además de tener un sistema de comunicación con el exterior», comenta el doctor.
Protección
Antes de entrar o de salir de la habitación del paciente hay varios carteles que indican los pasos a seguir en todo momento. «El riesgo es máximo, sobre todo, en el momento en que hay que retirar el equipo, que es cuando ya ha habido contacto con los fluidos potencialmente contagiosos. Es un proceso difícil y que aproximadamente dura unos 40 minutos. Es por eso que, cuanta mayor sea la experiencia y la formación en la retirada del equipo, mayor seguridad para el profesional», añade.
El hospital cuenta con trajes de protección de nivel 3, aunque se aconseja utilizar una indumentaria de nivel 4, que son completamente impermeables y con respiración autónoma. «Por ahora estamos trabajando con los equipos de que disponemos, que permiten una protección al sanitario, aunque sabemos que, desde ayer, el Govern balear ya ha decidido aumentar la protección para evitar cualquier posibilidad de contagio. Estamos a la espera de recibir la notificacion de la Conselleria de Salud para adecuar nuestras equipaciones a dichos requerimientos», señala.
Cursos de formación
Mientras tanto, el hospital considera que es prioritario realizar cursos de formación tanto teórica como práctica, que se han empezado a impartir esta semana y que se prolongarán durante todo el mes de octubre. Por un lado se explica en qué consiste el virus, cómo se trasmite y cuál es la forma de evitar la propagación y, por otra, se enseña cuáles son los elementos de protección y la forma correcta de colocarse y retirar la indumentaria.
Florentino Barrio, subdirector de enfermería, es el encargado de impartir las sesiones formativas, que están teniendo una asistencia masiva por parte del personal sanitario de Can Misses. Hay que seguir diez pasos muy concretos, que Florentino, junto a una de las enfermeras, explica paso a paso: higiene de manos con solución alcohólica, colocarse los guantes interiores, colocarse el mono sin subir la capucha, ponerse las polainas y atarlas por detrás, colocarse la mascarilla filtro HEPA, subir la capucha del mono y ajustar, colocarse las gafas ajustables, la pantalla protectora, el delantal impermeable y los guantes exteriores.
«En la sesión del jueves, consiguió ponerse el traje en un tiempo récord de ocho minutos, aunque normalmente se tarda mucho más», afirma Pablo de Frutos, responsable de comunicación del Área de Salud. «Espero no tener que ponerme nunca ese traje», afirma, por su parte, una de las enfermeras que asisten al curso. Ése es el deseo de todos.