El estudio Black spot disease related to a trematode ectoparasite causes oxidative stress in Xyrichtys novacula ( La enfermedad de la mancha negra relacionada con un ectoparásito trematodo causa estrés oxidativo en el raor) no solo ha hallado que la causa de las manchas que presentan desde hace unos años poblaciones de raors en la costa de Ibiza se halla en un parásito sino que existe una relación geográfica entre una mayor presencia de este parásito en los peces y una mayor presión ambiental y humana.
Así, el estudio, que firman Amanda Cohen-Sánchez, José María Valencia, Antonio Box, Antònia Solomando, SilviaTejada, Samuel Pinya, Gaetano Catanese y Antoni Sureda, ha llegado a la conclusión de que las larvas presentes en la piel del pescado son de Scaphanocephalus, un parásito que induce una respuesta antioxidante en el moco y el hígado del raor y que, además, «existe una relación geográfica entre la distribución del parásito y la presión ambiental y humana, que parece estar asociada con una mayor abundancia de parasitismo».
Se trata de una nueva publicacíon del Interdisciplinary Ecology Group – UIB que ha contado con la participación del Grup de Recerca en Nutrició Comunitària i Estrès Oxidatiu, Idisba, Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura (LIMIA-GOIB), Inagea y Consell de Ibiza, entre otras instituciones y grupos de investigación.
Sin embargo, el propio informe añade que se necesitan más estudios para evaluar si la mayor presencia de contaminantes puede hacer que el raor sea más vulnerable al parásito o si otros factores relacionados con el medio ambiente aumentarían la carga del parásito. Además, «se requieren estudios a largo plazo para evaluar la progresión de la infección a las áreas actualmente no afectadas y sus posibles efectos en el estado físico de sus huéspedes, tanto a nivel individual como poblacional», indican.
Recuerdan que el Xyricthys novacula es una especie de pez muy popular en las Islas Baleares y que está entre las capturas más apreciadas por la pesca recreativa.
En los últimos años, sin embargo, muchos pescadores y submarinistas han observado manchas blancas en muchos individuos, algo que se está haciendo cada vez más común. Ahora ya se conoce la causa.
Así, el objetivo del estudio ha sido identificar el parásito, determinar su abundancia en un área marina protegida (AMP) y en una no protegida con mayor influencia antrópica (del ser humano), y evaluar las respuestas antioxidantes e inmunológicas ante la presencia de este parásito mediante el estudio de biomarcadores, tanto en el hígado como en el moco epitelial.
El análisis de las secuencias genéticas estableció con una certeza del 98,6% al 98,4% que el parásito es un trematodo digénico llamado Scaphanocephalus sp y se encontró mucha más presencia de este parásito en el área no protegida estudiada que en la protegida que analizaron.
Así, pescaron 48 raors en total para analizarlos: 26 se pescaron en la zona protegida de Es Freus y 22 en zona no protegida: Cala Jondal. Los pescados de Cala Jondal estaban mucho más parasitados que los de Es Freus.
«La zona de Cala Jondal es una bahía abrigada de aguas tranquilas y protegida de los vientos en verano, lo que facilita que numerosas embarcaciones fondeen en esta zona. El fondeo de embarcaciones de recreo conlleva daños a la Posidonia oceánica, ruido de motores, toxicidad por pintura antifouling (la que llevan los casos de los barcos), vertido de aguas negras y basura marina y luces artificiales, entre otros efectos, por lo que es necesario regular urgentemente estas actividades (Carreño y Lloret, 2021). La Reserva Marina de Es Freus es un espacio protegido. En esta zona sólo se permite la pesca con artes menores tradicionales o con fines científicos bajo estricta autorización de la autoridad competente. También cuenta con un servicio de vigilancia que vela por el cumplimiento de la normativa vigente. En Es Freus se reportaron pocos o ningún parásito, mientras que Cala Jondal fue el área parasitada», relata el informe al respecto.
El promedio en el área no protegida fue de 12,3 ± 11,3, mientras que en la protegida fue de 1,3 ± 1,3 parásitos por individuo.
«La influencia potencial del medio ambiente en la transmisión, prevalencia y abundancia de parásitos requiere más investigación para determinar si hace que los peces sean más susceptibles a las infecciones», remarcan los autores del estudio.
El informe completo que publica el Journal of Experimental Marine Biology and Ecology se puede leer online en ScienceDirect.com