La Asociación de Madres y Padres (Amipa Can Misses), con el apoyo de la Asociación Pitiusa por la Inclusión Educativa y Social (Apies) y la FAPA (Federación de Asociaciones de Padres y Alumnos) de Eivissa, denunciaron públicamente este lunes la falta de recursos para los alumnos con necesidades educativas especiales de cara a este curso 2022/2023 en el CEIP Can Misses. Tal y como denunciaban ayer en un comunicado, todavía no se ha adjudicado una de las tres plazas de ATE (auxiliar técnico educativo) asignadas al centro (de las 3,5 necesarias), una semana después de haber empezado el curso escolar. «Se trata de una baja por maternidad iniciada en el mes de mayo, informada en el mes de junio, reclamada desde el inicio de septiembre y que, a día de hoy, no tiene fecha concreta de incorporación», lamentan las asociaciones mencionadas.
Así, sostienen que es imposible cumplir con las cuatro horas de atención diarias para los alumnos con un mayor grado de dependencia: «No se está aplicando la correcta dotación para los alumnos NEE (necesidades especiales educativas), niños con grado de dependencia III, que es el más alto. A cada uno de los cinco alumnos NEE matriculados este año le corresponde cuatro horas diarias de apoyo ATE, que equivalen a 3,5 trabajadores ATE, de los cuales el centro solo dispone de dos a día de hoy», añaden en el comunicado.
Desde la Conselleria balear de Educación confirmaron este lunes esta situación: «De las tres plazas ATE, una estaba vacía por motivo de baja. La convocatoria se sacó el viernes 9 de septiembre para ocuparla, pero quedó desierta. Se volvió a sacar este viernes pasado, 16 de setiembre, y en principio se ha presentado una persona. Si no hay ningún imprevisto, se podrá incorporar esta semana».
Además, desde el gabinete de prensa de la Conselleria también indicaron que «actualmente el centro cuenta con cinco especialistas y un orientador para atender las necesidades de apoyo de su alumnado», y esta dotación (que se asignó durante el verano) no solo tiene en cuenta el número de alumnos en el centro con necesidades de apoyo, sino también las valoraciones del Servicio de Atención a la Diversidad. Algo que no es suficiente para los padres y madres de los alumnos afectados, ya que, aseguran, los que cuentan con el grado III de dependencia no llegarán a las cuatro horas diarias de atención por parte de un ATE; y, por otro lado, el resto de los alumnos con necesidades especiales (los que tengan niveles más bajos de dependencia o problemas meramente conductuales) contarán aún con menos tiempo de atención por parte de los auxiliares, puesto que se ha priorizado a los niños más vulnerables.
Asimismo, el centro comunicó a finales de la semana pasada la incorporación de algunos casos nuevos que «se están valorando por parte de la Conselleria», añaden las mismas fuentes.
Los autores del comunicado, por su parte, subrayan que en junio ya se conocía la cantidad de alumnos con necesidades especiales que habría a partir de septiembre: «En el mes de junio, coincidiendo con el periodo de admisión del nuevo curso, el centro educativo tuvo constancia de un cambio de ratios según las tipologías de alumnos con necesidades especiales (NEE y NESE) que afectaba directamente al centro, que para el curso 2022-23 cuenta con 55 alumnos con necesidades diversas».
Daniel Morales, padre de Jose
Uno de los alumnos afectados por este contexto es Jose, que tiene 3 años y medio y es hijo de Daniel Morales. Este alumno, que además de discapacidad tiene diagnosticado el trastorno del espectro autista (TEA), tendrá preferencia para contar con el apoyo de los ATE porque cuenta con el grado III de dependencia. Pero la atención que recibe queda «muy lejos» de las cuatro horas diarias que marca la normativa, tal y como explica su padre en una conversación con Noudiari.
«Lo que más preocupa es que las instituciones, que supuestamente tienen que velar por los intereses de la población, traten este asunto como si los niños fuesen números o simples datos. Los niveles de discapacidad y las necesidades especiales no son cosas fijas o matemáticas, es algo muy heterogéneo y depende de cada caso», añade este padre, quien, no obstante, agradece el papel que está teniendo el centro: «Estoy muy agradecido con el CEIP Can Misses, porque el equipo directivo, el consell escolar y la Asociación de Madres y Padres han apoyado unánimemente a los afectados y han hecho una lucha que realmente no tendrían por qué hacer». «Mi mujer y yo estamos muy tranquilos con que mi hijo esté en este colegio», añade Morales.
Según se expone en el comunicado mencionado, «el cambio de criterio en la valoración de los NESE (necesidades específicas de soporte educativo) a la hora de asignar la dotación del apoyo de Auxiliar Técnico Educativo (ATE), dejando de lado las necesidades conductuales, ha perjudicado a los niños porque ha supuesto una reducción significativa de recursos. De 19 niños con necesidades diversas, ocho se han quedado sin este apoyo de ATE, que sí lo tenían en años anteriores».
En este sentido, Daniel Morales remarca que la mayoría de los alumnos con TEA necesitan ayuda precisamente por cuestiones conductuales, a pesar de que no padezcan per se problemas de alimentación o movilidad, como sí les ocurre a los pequeños de nivel III de dependencia.
Sara Enrique, madre de Diego
Otro caso es el de Sara Enrique, madre de Diego, de cinco años de edad. «Mi hijo, como es uno de los cinco alumnos con grado III, tendrá preferencia para estar con un ATE, pero con solo dos para todo el centro, los números no dan ni por asomo, así que no se llegará a las cuatro horas al día de atención», comenta, en la misma línea que Morales. «Estos primeros días de cursos están saliendo adelante porque hay profesores que hacen auténticos malabares y se implican en aquello que va más allá de lo que es su obligación», cuenta Sara Enrique en conversación con este diario.
A modo de ejemplo, comenta que hace unos días una profesora de Educación Física se implicó para suplir la falta de ATE en un momento dado: «El otro día esta profesora estaba haciendo de apoyo, y esto es algo que en realidad no le toca. Tenía un hueco y echó una mano, lo mismo que la directora, que también ha estado ayudando».
El pequeño Diego fue un hijo «gran prematuro», ya que nació el día seis de la semana 25 de embarazo, sin haber llegado todavía a los seis meses de gestación. Él no presenta la mitad izquierda de su cerebelo, no se desarrolló. Y de la mitad derecha solo presenta una pequeña parte: «El cerebelo se encarga de que mantengamos el equilibrio y de la coordinación de los movimientos al hablar, al andar y en momentos como el de llevarnos la cuchara a la boca, es decir, es necesario para todo tipo de movimientos», cuenta su madre. «A raíz de este problema, su equilibrio se ve afectado, Diego puede dar unos pasos solo, pero luego pierde el equilibrio y necesita un caminador, que lo tiene en el colegio, o la mano de un adulto», añade Enrique.
Su hijo también cuenta con retrasos generalizados en la movilidad y en el habla. Además, lleva audífono y aunque puede pronunciar palabras, «no puede construir frases como tal». También lleva pañal, y aunque puede comer sin atragantarse, a la hora de sentarse ante un plato, presenta a menudo problemas conductuales: «Es difícil que mi hijo quiera comer por sí mismo». Es por ello que necesitaría a un profesional a su lado en el comedor para poder ingerir los alimentos, por lo que de momento Diego come todos los días en su casa: «Nos gustaría que el martes fuese a unas extraescolares y que pudiese comer en el colegio, pero claro, allí no cuentan con personal adicional para niños con estas necesidades», añade la madre en declaraciones a este medio.
Cecilia Zúñiga, madre de Gonzalo
Otra madre afectada es Cecilia Zúñiga, que cuenta el caso de su hijo Gonzalo, quien también tiene un grado III y «una discapacidad importante». No puede hablar. «Al principio parecía que mi hijo iba a tener todos los apoyos necesarios, pero el viernes pasado me enteré de que había únicamente dos ATE para el colegio de Can Misses».
Su hijo toma una medicación que le provoca efectos secundarios: uno de ellos, la polidipsia, lo que hace que Gonzalo necesite beber agua constantemente. «También necesita que le vayan cambiando el pañal, y el otro día se encargó de ello un profesor, de lo que estoy muy agradecida, ¿pero que pasa mientras tanto con el resto de los alumnos? Él, que es muy buena persona, me decía que no se le caían los anillos por cambiar un pañal, pero es que también tiene otros alumnos y no tendría que llevar a cabo un trabajo que no le corresponde», lamenta Zúñiga.
Esta madre insiste en que para su hijo es fundamental tener un auxiliar técnico más tiempo del actual. Otro de los motivos de ello es que Gonzalo tampoco puede comer solo.
Ante esta situación, la comunidad educativa del CEIP Can Misses, a través de las asociaciones mencionadas, ha iniciado una recogida de firmas a través de la plataforma Change.org para pedir más profesionales ATE en este centro educativo de Ibiza.
Desde la Conselleria de Educación del Govern balear destacan, en declaraciones a este diario, que la asignación de recursos a los alumnos se realiza a través de «unos criterios que son iguales para todos los centros» y que tienen en cuenta «la situación de cada alumno, del centro y el número total de niños con necesidades educativas»: «Y a partir de aquí se asignan los apoyos. Se hace de igual forma en todos los centros para garantizar la equidad y que a todos se les atiende igual en función de la necesidad que hay y de la distribución de los recursos que se tienen», añaden desde Educación. Así, la Conselleria concluye que los recursos con los que cuenta el CEIP Can Misses son «los que le corresponden para atender al alumnado con necesidades educativas», en base a los criterios que se aplican en el resto de las escuelas.