Laura Ferrer Arambarri / La prestigiosa editorial Renacimiento, que cuenta con uno de los sellos de poesía más potentes de la literatura española, ha reeditado Sindicato del Crimen. Antología de la poética dominante en el 25 aniversario de esta obra.
El poeta ibicenco Antoni Marí y el extremeño-roteño-ibicenco Julio Herranz están incluidos en la nómina de ese sindicato criminal, al que se refiere el libro y que en su día provocó una gran polémica.
Para entender el contexto es importante recordar que en la poesía española siempre ha habido guerras y guerrillas. Una de ellas se refiere al enfrentamiento entre los poetas de la experiencia frente a una poesía más cultista y abstracta.
El responsable de esta antología, Eligio Rabanera (que resultó ser un pseudónimo bajo el que se escondían varias personas), era presuntamente del bando cultista, por decirlo de algún modo, y seleccionó «a los enemigos de la poesía», es decir, a poetas que «consideraba ramplones y corruptos poética y políticamente».
De ahí el título, que pretende identificar a los miembros de una mafia poética con afán de desenmascararlos y de que el público, por fin, los rechace.
Marí y Herranz están en esta singular antología con sus poemas W.B a la sinagoga (en catalán) y Si la noche se encanalla, respectivamente, junto a nombres tan relevantes como Amalia Bautista, Felipe Benítez Reyes, Luis Alberto de Cuenca, Vicente Gallego, Luis García Montero, Antonio Jiménez Millán, Jon Juaristi, Abelardo Linares, José Carlos Llop, Joan Margarit, Antoni Marí, Julio Martínez Mesanza, Carlos Marzal, Miguel Mas, José Mateos, Inmaculada Mengíbar, José Antonio Mesa Toré, Ángeles Mora, Andrés Trapiello, Luis Muñoz o Lorenzo Oliván.
Herranz revela que, lejos de sentirse ofendido por pertenecer a esta antología de mafiosos, él mismo participó de esta gran broma aportando un poema.
Es decir, que fueron los propios poetas presuntamente calumniados los que crearon la antología en un intento de mofarse del rifirrafe entre la poesía de la experiencia y la poesía pura o más abstracta.
La persona o personas detrás del tal Rabanera, en declaraciones a un medio, llegaron a decir que el libro se había editado «para desenmascarar a un populoso grupo de poetas que, sin disponer de un nivel poético ni siquiera mediano, se ven aupados al prestigio gracias a una serie de componendas con el poder, ya sea mediante el control editorial, tanto público como privado; ya mediante la manipulación de premios institucionales, ya mediante su capacidad de influencia en los mass media».
Parece que, 25 años después, las cosas no han cambiado tanto, aunque ahora son los poetas aupados por las redes sociales los que están en el punto de mira.
Esta antología, publicada originalmente en la editorial La Guna Argamasilla (probablemente ni existía sino que fue una autoedición camuflada) causó un gran revuelo en los años noventa.
«¿Qué otra antología pone en el punto de mira a poetas ramplones y corruptos poética y políticamente? ¿Dónde encontramos mejores ejemplos de poetas ambiciosos, que se enfrentan al desasosiego con lucidez y delicadeza sin que muchos críticos se den cuenta? El sindicato del crimen quería desenmascarar a una mafia poética para que el público rechazara sus malas artes. Pero aquellos poetas, en vez de caer fulminados, sólo han crecido en prestigio y popularidad», relata la editorial, que ha contado con un interesante prólogo de Ana Eire para la reedición.
«Eligio Rabanera perdió su guerra poética, pero supo identificar a los que hoy son grandes poetas contemporáneos. Esta edición cuasi-facsímil celebra el éxito de su antología, que acaba de cumplir veinticinco años», subraya la editorial.