@D.V./ Un soberano embrollo, con parte del personal de la cárcel de Can Fita en guerra abierta contra otros compañeros, y en medio una reclusa que ha pagado los platos rotos. Esta es la impresión que ha dejado la primera jornada del juicio contra J.L.N., jefe de servicios de la cárcel de Ibiza a quien se le acusa de un delito de abuso sexual por, presuntamente, intimidar y acosar sexualmente a una reclusa. También se acusa al exeducador de la cárcel, B.M., de un delito de tentativa de denuncia falsa y coacciones por, presuntamente, haber presionado a esta misma reclusa para que formulara una denuncia falsa contra otros tres funcionarios de la cárcel.
Los hechos sucedieron el 19 de mayo de 2009 cuando la reclusa A.M., tuvo que ser atendida por los servicios sanitarios del centro por un ataque de ansiedad. Tras reponerse de la crisis y, ante las preguntas del médico, A.M. explicó que había sido acosada sexualmente por J.L.N. La reclusa denunció al presunto acosador aunque dos días más tarde retiró la denuncia. El caso se reactivó tres meses más tarde cuando otros tres jefes de servicios de la cárcel fueron avisados por una compañera de que el educador estaría presionando a A.M. para que formulara una falsa denuncia contra ellos. En ese momento, los tres funcionarios denunciaron a sus dos compañeros.
Tras el incidente, A.M. -que sigue en prisión a causa de tres delitos por tráfico de drogas- fue trasladado a la cárcel de Palma de Mallorca. Desde entonces, A.M. ha pedido repetidamente volver a la cárcel de Ibiza para poder estar cerca de su familia, especialmente de sus hijos. Todas sus peticiones, tanto a la Casa Real como al Defensor del Pueblo, han sido desestimadas. En estos años, además, su marido ha muerto a causa de un cáncer de pulmón.
Los acusados no responden a la acusación particular
Los dos acusados, J.L.N. y B.M. se han negado a responder a las preguntas de las acusaciones particulares y sí lo han hecho a los de la defensa y los de la Fiscalía, quien pide la absolución al considerar que no hay evidencias de delito.
J.L.N. ha negado en todo momento que acosara a A.M. y afirmo que únicamente mantuvo una conversación informal: “Me saludó y me dijo si le podía encontrar un trabajo en la prisión. Fue una charla de 10 minutos, informal”. Por su parte, B.M. ha negado que presionara a A.M. para retirar la denuncia sobre J.L.N. y realizarla sobre los otros tres funcionarios: “Yo sólo le dije que si quería denunciar que lo hiciera, que tenía el apoyo de la institución, pero ella no quiso denunciar a nadie. En ningún momento la amenacé ni presioné”.
“Me dijo que si es verdad que la gitanas follábamos bien”
A.M. ha declarado por videoconferencia desde la prisión de Palma de Mallorca y, visiblemente nerviosa y atribulada por la situación, ha relatado que el 19 de mayo de 2009 el funcionario J.L.N. la abordó y le dijo expresiones como “vaya pechos más bonitos tienes”, “se te transparentan los pezones”, “¿es verdad que las gitanas folláis bien?”, y le propuso un vis a vis a cambio de algunos privilegios en el presidio.
Entre sollozos, la mujer ha relatado que el educador de la cárcel B.M. la presionó durante una semana para que denunciara a otros tres funcionarios que no tenían nada que ver con el asunto.
El médico de la cárcel que atendió a A.M. el 19 de mayo de 2009 ha relatado el estado de ansiedad que sufría la mujer y como ella, después de mucho insistirle y tras superar su pudor, le reconoció que había sufrido un intento de acoso: “Ella estaba sufriendo una crisis de ansiedad clara”. El médico ha señalado que en la centro penitenciario había muchos rumores y comentarios de que J.L.N. acosaba a las reclusas aunque, a preguntas de la defensa, ha admitido que se trataban únicamente de rumores y que no podía acreditar ningún otro acoso.
En el juicio también ha testificado la reclusa R.M., quien aseguró que J.L.N. es reincidente en acoso sexual a las reclusas gitanas, y contó que este funcionario también la violentó con comentarios soeces: “Me llamaba cada media hora, me decía que estaba muy buena, me decía que le enseñara el tanga, que nunca lo había hecho con una gitana, que quería follarme”.
El inspector que no vino a inspeccionar
Por su parte, el director de la cárcel, Manuel Vega, ha asegurado que nunca se había presentado ninguna denuncia a J.L.N. por casos similares, y que no le constaba ese tipo de comportamientos en el centro. También ha recordado que el jefe de inspección penitenciaria, José María Pérez Peña, realizó un informe sobre este tema y que estimó que no se podía acreditar la comisión de ningún delito.
El momento surrealista del juicio se ha producido durante la declaración de Pérez Peña. Todo el mundo pensaba que relataría su investigación para conocer la veracidad de las denuncias de acoso sexual y coacciones, pero éste ha asegurado que su cometido en la prisión de Can Fita era otro: “Me dijeron que el ambiente de trabajo era pésimo, con denuncias cruzadas entre pabellones. Me dirigí a Ibiza a intentar mediar entre las partes y lograr mejorar el ambiente”.
Pérez Peña no ha tenido inconveniente en afirmar que no le dio mucha importancia al tema del acoso sexual y que ni siquiera se tomó la molestia de entrevistar al médico que atendió a A.M. de su crisis de ansiedad tras el supuesto acoso sexual: “Era la palabra de la reclusa contra la del funcionario”. Posteriormente, cuando los otros tres funcionarios denunciaron a J.L.N. y B.M., Pérez Peña ha reconocido sin problemas que su reacción fue decir: “¡Buf! ¡Vaya lío! Este tema me supera. Miren, yo vine por un tema de mal ambiente laboral entre pabellones”.
Las acusaciones particulares piden para J.L.N. dos años de prisión y la inhabilitación durante doce años por un delito de abuso sexual; para B.M. solicita dos años de prisión y una multa de 7.200 euros por un delito de coacciones, y otra multa de 1.800 euros por un delito de acusación y denuncia falsa. La defensa y la fiscalía piden la libre absolución.
¿Y FFB qué opina de esto?