EFE / El joven de 24 años acusado de la muerte del ciclista Daniel Viñals el 29 de abril del año pasado en la carretera que une Sant Antoni con Sant Josep, en Ibiza, ha pedido hoy perdón «de todo corazón» por los daños causados. El Ministerio Fiscal ha rebajado su petición inicial de prisión de siete a cinco años: tres por homicidio imprudente y otros dos por la omisión de auxilio. La defensa, por su parte, ha propuesto la pena de 1 año y 8 meses. La acusación particular, finalmente, mantiene su petición de siete años de prisión.
Durante el juicio, celebrado hoy en el Juzgado lo Penal número 2 de Ibiza, el acusado ha aprovechado su último turno de palabra para disculparse con la familia y amigos del fallecido «por lo ocurrido».
En su declaración, M.M.B. ha apuntado que no recuerda nada de lo que pasó en la mañana del 29 de abril de 2017, pero sí que la noche anterior al atropello mortal estuvo en Sant Antoni en diferentes bares hasta las «cinco o las seis de la madrugada».
Ha reconocido que consumió alcohol y cocaína y ha rememorado cuando, de camino a casa, se paró en un último bar y se tomó «dos cervezas más». A partir de ahí, ha dicho, no recuerda nada.
El acusado, que conducía un Range Rover y dio positivo en alcohol, cocaína y metanfetaminas, se dio a la fuga tras el suceso. Según ha dicho, de camino a casa en coche se sentía «cansado» y «en algún momento mi mente se apagó».
A preguntas de la acusación, el acusado ha señalado que si hubiera sido consciente de lo que había ocurrido, «no tengo ninguna duda de que me hubiera parado» y ha reiterado que tiene «muchas lagunas» de aquel día.
El conductor, que tenía 23 años cuando tuvo lugar el atropello, se ha reconocido «toxicómano» y ha precisado que a los 14 años empezó a consumir alcohol y marihuana y a los 17 cocaína y anfetaminas.
Su abogado ha explicado que durante su estancia en prisión ha seguido varios tratamientos de Proyecto Hombre por su adicción, así como otras terapias.
«Responsable» del daño causado
El acusado ha indicado que durante este último año en prisión nunca ha pedido la libertad provisional por sentirse «responsable» del daño causado y «por respeto a Christian», el otro ciclista que iba con Viñals en el momento del accidente, al propio Viñals, que tenía 34 años, y a toda su familia.
En la sesión de hoy han declarado una veintena de testigos, entre los que se encontraban los padres del acusado y de la víctima mortal, así como el ciclista que acompañaba a Viñals, que resultó herido y que, entre sollozos, ha relatado cómo fue el accidente y cómo encontró a su compañero tras el atropello mortal.
Los padres del acusado han manifestado que en el momento de despertar a su hijo, cuando fue reclamado por la Guardia Civil, pensaron que estaba en coma.
«Su estado era lamentable, se tambaleaba, balbuceaba, estaba como ido y no sabía ni hablar; no lo había visto así jamás», ha dicho su progenitor.
Lo mismo han manifestado las dos personas que presenciaron el segundo accidente que tuvo el acusado tras el atropello mortal; esta vez contra un muro: «Estaba ido», han apuntado.
Actitud de «pasotismo»
Los agentes de la Guardia Civil que participaron en la búsqueda del conductor fugado han recordado que su actitud inicial fue de «pasotismo», aunque cambió cuando fue informado que iba a ser detenido por el atropello. Los agentes han comentado que en un momento dado preguntó por el estado de los ciclistas.
El acusado ha sido trasladado a las dependencias judiciales pasadas las 7 horas para evitar la concentración de familiares y amigos a las puertas los juzgados. Una veintena de personas se han reunido con pancartas para reclamar «justicia».
Ramón Viñals, padre del fallecido, ha declarado antes de comenzar el juicio que en estos casos «no se puede hacer justicia»: «Siete años para una persona que ha hecho esto, drogado, bebido y sin ofrecer socorro no tiene años, ni excusa», ha apuntado.
Tras el juicio, el acusado ha sido trasladado de nuevo al Centro Penitenciario de Ibiza, donde se encuentra internado desde hace 13 meses.