@D.V./ Son las últimas jornadas antes de que este viernes 13 de septiembre se inicie el curso escolar. Los parques y las áreas de juegos de las plazas públicas todavía están llenas de niños que, acompañados de sus abuelos o de alguno de sus padres, disfruta de su última mañana libre antes del inicio de las clases. Mientras los pequeños brincan por toboganes y columpios, padres y abuelos hacen corrillos. El tema del día es, inevitablemente, la huelga indefinida del personal educativo que se ha convocado para el próximo lunes 16. Un tema que levanta pasiones, dudas e incertidumbres, y ante el cual nadie se muestra indiferente.
A diferencia de otros conflictos laborales que han tenido una repercusión más relativa entre la opinión pública, en este caso no ha sido así. Todo aquel que tiene hijos en edad escolar está al corriente del conflicto y, evidentemente, cada uno tiene su propio relato acerca del conflicto.
Cada padre, una opinión
Nuestra primera parada se realiza en la plaza Albert i Nieto de Vila, donde eneguida se produce un debate improvisado entre los asistentes. “¡Que los maestros vayan a trabajar!”, comenta Juan, un jubilado que sostiene que los profesores “ya tienen sus dos meses de vacaciones” y no tienen motivos para realizar el paro: “Todos dicen que España va a la cola de la educación, y que Baleares está en la cola de España. Pues algo habrá que hacer para cambiarlo, ¿no? En Finlandia, que son líderes europeos, todos los niños salen de la escuela hablando inglés. Ese es el camino”.
Su opinión no es compartida por dos padres que se sientan en el mismo banco. “No se puede decir que lo maestros actúen por egoísmo. Ellos serán los principales perjudicados por realizar una huelga indefinida, perderán mucho dinero. Si lo hacen es porque, sinceramente, actúan en beneficio de los chavales. Creo que su actitud es admirable”, comenta Josep.
Una madre, Belén, también ofrece su opinión: “Mi hijo hará este año primero de ESO y todavía no tenemos los libros escolares. Creo que harán en inglés Plástica, Matemáticas, y alguna asignatura más. Imagnínate, las matemáticas en inglés… ¡si ya son complicadas de entender en castellano! Me parece ridículo”. Juan le escucha y niega con la cabeza: “El Govern ha aprobado esta ley, y las leyes hay que respetarlas”.
Otro punto que concentra un gran número de padres es el parque infantil situado en el parque de la Paz, en Vila. Allí Pepe Torres, un padre de dos hijas que cursarán primero y sexto de primaria, se muestra crítico con la situación que se ha provocado: “Me parece mal, porque los chicos deben estar en el colegio y no en la calle”, aunque matiza que no cree que «la culpa de esta situación la tengan los maestros, sino los políticos. No pueden ser que cada gobierno quiera cambiar la ley educativa. No puede ser no que no lleguen nunca a ningún acuerdo, no puede ser que jueguen de esta forma tan irresponsable con la educación de nuestros hijos”. Francisca, una madre que observa a su hija de segundo de primaria subir al tobogán, reflexiona así: “Si durante catorce años hemos tenido una ley sobre el catalán en la escuela que ha funcionado, ¿para qué cambiarla?”.
La ronda termina con dos madres, Alicia y Amparo, que también debaten sobre el tema. Alicia se muestra escéptica: “Supongo que si los profesores van a la huelga será porque tienen sus motivos, aunque no me gusta que sea al comienzo del curso escolar”. A su lado, Amparo rebate: “No han tenido otro remedio. Lo que no comprendo es la cabezonería del Govern para imponer el TIL. Es una decisión que no se ha consultado con los docentes, que se toma en contra de la opinión de toda la comunidad educativa, que se ha impuesto por narices… No comprendo esta forma de gobernar”.