@Vicent Torres / La temporada de alto riesgo de incendio comienza el 1 de mayo. Las altas temperaturas y la habitual escasez de lluvias hace que los bosques de Eivissa y Formentera sean un bien extremadamente vulnerable ante las llamas, con montes de pinares que funcionan como una auténtica mecha si el viento hace acto de presencia. Con una temporada 2017 fatídica todavía en la retina, los vecinos de las Pitiüses recibieron con alegría a la lluvia la semana pasada. Precisamente, en una temporada realmente buena en este sentido una vez cruzado el ecuador de agosto: Balears ha contabilizado 17 incendios menos que el año pasado y las Pitiüses ‘solo’ han visto desaparecer una hectárea de naturaleza.
«Això és mel«, afirmó un cliente de un bar del norte de la isla mientras observaba cómo la lluvia regaba los pinos y las llanuras de tierra roja de la zona. El municipio de Sant Joan, de hecho, ha sido el que más ha llorado a sus bosques en la historia reciente.
El incendio de Morna se inició sobre las 13.22 horas de un fatídico 25 de mayo de 2011. Su recorrido de muerte dejó abrasadas un total de 1.443 hectáreas de pinos, matorrales y sabinas. Después, en 2015, un nuevo incendio ‘peló’ el monte tras el Puig de Missa de Sant Miquel y dejó un paisaje desolador camino del Port de Sant Miquel. Más cerca tienen la desgracia los vecinos de Sant Antoni, con llamas en Cala de Bou y sa Talaia el año pasado, o los de Formentera, que vivieron una trágica temporada con 29,5 hectáreas.
La media de los últimos cinco años se ha situado en 24,8 hectáreas abrasadas por 22,8 conatos y 2,4 incendios entre enero y agosto en Eivissa y Formentera, según los datos facilitados por el Institut Balear de la Natura (IBANAT).
«Se nota que esta vez han cogido a los buenos», analizó otro cliente del mismo local comercial, en alusión a los pirómanos sobre los que siempre cae el primer dedo acusador. Sin embargo, las organizaciones ecologistas les atribuyen alrededor de un 7,5% de los incendios forestales. Mientras, las quemas agrícolas y las llevadas a cabo para obtener pasto se apuntan más de la mitad.
Las Pitiüses no han registrado ningún incendio forestal (superior a una hectárea) este año, mientras que las 16 alarmas detectadas han sido por conatos. Unos incidentes que han quemado una hectárea de terreno forestal (0,995 en Eivissa y 0,005 en Formentera).
Parece que lejos quedan las 52,8 hectáreas quemadas por el fuego en 2015 o las 48,2 de 2017. Unas cifras que, por desgracia, nunca se dejan atrás y obligan a que los vecinos y las instituciones se mantengan en un permanente estado de alerta.