Unas 1.000 personas han participado este sábado en la manifestación feminista convocada por la Comisión del 8M. La marcha ha salido de la plaza Julián Verdera del barrio de ses Figueretes y ha llegado hasta la plaza de Antoni Albert i Nieto, recorriendo las calles de Ibiza a ritmo de batucada y entre proclamas en las que se reivindicaban derechos.
Durante el recorrido, un solo incidente: un hombre ha salido de un bar de la Avenida España y ha increpado a las manifestantes, que lo han callado al grito de «estamos hasta el culo, de tanto machirulo».
Los agentes de policía que han velado por la seguridad de los manifestantes le han tenido que llamar al orden y le han obligado a entrar de nuevo al establecimiento para evitar problemas mayores.
Entre los asistentes se encontraban muchos jóvenes, pero en la concentración había personas de todas las edades, entre ellas representantes de los distintos partidos políticos de Ibiza. Los asistentes no se han olvidado de la situación en Gaza y se han visto también banderas de Palestina y pancartas en su favor.
Antes del inicio de la marcha, que ha arrancado poco después de las siete de la tarde, en el paseo de ses Figueretes se han llevado a cabo diferentes talleres en los que se han preparado pancartas y dibujos y en los que las más pequeñas y pequeños se han podido pintar la cara con colores.
La lectura del manifiesto ha puesto punto y final al acto reivindicativo y en el mismo se ha lamentado «el aumento de los ataques misóginos, racistas y capitalistas en los últimos tiempos que precarizan todavía más la vida» de las mujeres.
«Ataques que nos señalan a muchas de nosotras directamente, ya sea por nuestro compromiso feminista o por nuestras militancias ecologistas o sindicales. Nos señalan por nuestro origen o por haber migrado, nos señalan y nos persiguen por nuestras disidencias en materia de orientación sexual, de expresión de género o de identidad».
Por otro lado, se ha remarcado que «el fascismo tiene unos tentáculos largos que hemos podido ver en todos los ámbitos: en el judicial, con juicios por violaciones, donde se acaba cuestionando y juzgando a las víctimas; en el campo simbólico, donde se quieren borrar los nombres y las luchas de sus nuestras predecesoras. En las redes sociales, donde se permiten discursos de odio que atentan directamente contra la dignidad y la integridad de las personas, especialmente de las mujeres, las disidencias y las minorías».
Vivienda y fascismo
La vivienda, o la carencia o difícil acceso a la misma en la isla de Ibiza, ha tenido cabida también en el parlamento: «El fascismo tiene tentáculos largos que se extienden en nuestros barrios, donde vecinos y familias, muchas de ellas con niños, son desahuciadas o acaban viviendo en tiendas de campaña o en coches porque, sencillamente, el derecho a la vivienda es vulnerado sistemáticamente».
«Hoy, 8M, Día de la mujer trabajadora, queremos decir que sí, que el fascismo tiene unos tentáculos largos, pero nosotras tenemos detrás una larga historia de resiliencia y organización contra la cual no habrá ataque fascista posible».
«El fascismo apela al miedo, a la desconfianza, a la ley del sálvese quien pueda. Los feminismos, en cambio, apelan al juntas podemos hacerlo, a la distribución de riqueza, a proteger y querer nuestro entorno, a crear una sociedad diversa, en una vida libre de violencias e injusticias y llena a rebosar de solidaridad, apoyo mutuo, empatía y resiliencia».
El manifiesto ha concluido diciendo que «el frente unido antifascista a escala mundial depende de las mujeres». «En medio del miedo y la desilusión de este sistema roto y en medio del ataque y la violencia, las mujeres, las identidades disidentes, no somos solo participantes ni observadoras: somos las que construiremos una nueva sociedad más justa”.





