¿Me creerán cuando cuente lo que me ha pasado? ¿Qué tengo que hacer para poner una denuncia? ¿Superaré alguna vez el shock y el trauma del delito? ¿Recuperaré mi vida anterior?
Estas y otras muchas preguntas pasan por la cabeza de una víctima de un delito. No tener respuestas claras a todos estos interrogantes y sentirse desamparado puede provocar lo que se conoce como victimización secundaria. Evitarlo es la tarea de la Oficina de Atención a las Víctimas del Delito de Ibiza (OAV), un servicio del Ministerio de Justicia.
La oficina es un pequeño oasis en el nuevo edificio de los Juzgados de Ibiza: hay un rincón de juegos infantiles y una caja de pañuelos de papel sobre la mesa de atención al público. Las lágrimas no son aquí motivo de vergüenza. Al otro lado de la mesa, Marilina Ribas Clapés ofrece apoyo psicológico a las víctimas. En el despacho contiguo, Francisco Marín González presta otro servicio tan o más necesario: el de asesoramiento y orientación jurídica a la víctima.
Ribas y Marín han creado un equipo sólido y cohesionado con el que han profesionalizado pero, sobre todo, humanizado, la asistencia a las víctimas del delito de Ibiza.
Ellos arropan al que durante décadas ha sido el eslabón más débil y desatendido de la justicia. Dan un punto de anclaje a las personas que han sufrido una agresión, abuso o acoso y que sencillamente se sienten abrumadas por la maquinaria judicial y no saben ni por dónde empezar para poner una denuncia. No solo les atienden sino que les tienden una mano para no zozobrar.
“Una persona que es víctima de un delito a menudo siente reparo a enfrentarse a esta maquinaria judicial. Nosotros hacemos de puente, acompañamos a las víctimas, sobre todo Marilina”, destaca Francisco Marín.
“A veces el simple hecho de decirle a la persona ‘habla tranquila que no hay prisa‘ provoca en ella un efecto inmediato, instantáneo: respira, se relaja un poco y ya puede expresar lo que siente”, describe Marilina Ribas, que subraya que no es necesario estar en situación legal para poder acudir a ellos. “Muchas personas víctimas de un delito no vienen a los juzgados porque no tienen NIE, pero tienen que saber que nosotros atendemos a todas las personas, incluso a las que están en situación de ilegalidad”, remarca.
Marín hace un poco de historia y recuerda que hasta hace relativamente poco tiempo “el sistema judicial español tenía un poco abandonada a la víctima [hay que recordar que Estatuto de la víctima del delito data de 2015: Ley 4/2015 de 27 de abril]. Todo estaba centrado en el delincuente: en detenerle, juzgarle y castigarle, pero se olvidaba a la víctima. Ahora se hace hincapié en ayudar y amparar a la persona más perjudicada por el delito. Por eso el objetivo del legislador al crear este tipo de oficinas es loable”, valora Marín.
El nuevo edificio de los Juzgados está de su parte: es más amable con las víctimas del delito. En el antiguo, estrecho y angosto, la posibilidad de no cruzarse con el agresor era remota porque había que usar las mismas escaleras y los mismos ascensores. Ahora, las mujeres víctimas de violencia de género tienen una sala apartada y no tienen que verse con su agresor y muchas veces emplean la puerta trasera para minimizar la posibilidad del encuentro indeseado. “Antes teníamos que hacer filigranas para no toparnos”, admite Marilina Ribas.
El trabajo de esta oficina va mucho más allá de asesorar o acompañar en un primer momento. Hay víctimas que necesitan asistencia psicológica para abordar el trauma del delito, con lo que cuentan con sesiones individualizadas de aproximadamente una hora de duración con la psicóloga y que se prolongan durante varias semanas.
“La función básica del trabajo del psicólogo es que estas personas recuperen cuanto antes su estado normal de funcionamiento, que no quiere decir que sea el mismo de antes de ser víctimas. Un estado normal de funcionamiento significa poder dormir, comer, trabajar…”, relata la psicóloga.
“Casi todas las víctimas presentan una sintomatología ansioso-depresiva. En otros casos hay estrés postraumático. La víctima no come, no duerme, le salen sarpullidos en la piel… Cada persona lo manifiesta de un modo”, explica Ribas.
Francisco Marín añade que, por su experiencia, “cada persona sufre el delito de una manera. El mismo delito a una persona le puede dejar psicológicamente devastada y a otra no”. “Ante una grave disputa entre vecinos, por ejemplo, vemos a personas que ponen una denuncia y ya está y a otras personas a las que esos mismos hechos o similares les hunden”, señala.
Ribas también atiende a las víctimas indirectas: a unos hijos que hayan presenciado una agresión machista o a ese padre qué no sabe cómo manejar una agresión que ha sufrido su hijo. “Las víctimas indirectas también necesitan pautas”, relata.
Otra función de la oficina es la de preparar a las víctimas para lo que se van a encontrar en el juicio. “Hay mucha gente que jamás ha visto un juzgado o una sala de vistas, así que les explicamos cómo es, dónde van a estar sentados, dónde va a estar su abogado o el juez. Esa información les da una importantísima sensación de control sobre lo que va a suceder, un motivo menos para preocuparse”, relata Marilina Ribas.
“Cuando hay niños implicados intentamos hacer bromas, decirles que los jueces van vestidos como Harry Potter…incluso les hemos enseñado las togas para evitar que se sientan intimidados en el momento del juicio”
“Cuando hay niños implicados intentamos hacer bromas, decirles que los jueces van vestidos como Harry Potter…incluso les hemos enseñado las togas para evitar que se sientan intimidados en el momento del juicio”, añade la psicóloga que tiene su oficina decorada precisamente con los dibujos que hacen niñas y niños durante las consultas de sus madres, padres o tutores.
Aumento de casos de acoso laboral
El trabajo en esta oficina ha aumentado este año, sobre todo por un incremento llamativo de casos de acoso laboral. También han notado un ligero incremento de los casos de violencia de género.
Marín lo corrobora: “Es llamativo el aumento de casos de acoso laboral. También vemos que, ante una amenaza de despido una persona puede reaccionar con un cuadro ansioso depresivo y otra simplemente decir pues despídeme y nos veremos en los juzgados por despido improcedente”, apunta.
Ambos profesionales coinciden en que no hay que subestimar los casos de acoso laboral. “Tras soportar insultos y vejaciones (no vales para nada, eres un imbécil, te voy a poner a fregar) los acosados presentan una sintomatología ansioso-depresiva similar a los casos de víctimas de violencia de género”, afirma Marilina Ribas.
En general, los casos que más ven son de violencia de género (contra las mujeres), violencia doméstica (entre convivientes en una vivienda) y acoso laboral.
Las víctimas de un delito a veces acuden por su propia iniciativa pero en otras ocasiones son sus médicos de cabecera las que las derivan y también las unidades especializadas de la Policía Nacional, Guardia Civil, los propios abogados, los juzgados y últimamente también los sindicatos. Muchas veces es el propio Decanato quien les deriva a víctimas especialmente desamparadas.
Derecho a compañía
Francisco Marín aporta un dato importante: “toda persona tiene derecho a ser acompañada por alguien de su confianza durante su estancia en el juzgado, pero eso es algo que muchas personas desconocen y que ha sido más complicado de garantizar por el tema del Covid”, relata. Es más, subraya que los acompañantes de las víctimas deberían poder pasar siempre, aunque no estén citados. “Esa es una de las demandas que tenemos desde la oficina”, confirman los dos compañeros.
Si alguien no puede acudir acompañado, Francisco Marín o Marilina Ribas hacen esa función. “Eso rebaja mucho los niveles de ansiedad”, subraya la psicóloga
Levantar una vida desplomada
“Los casos que más nos llenan y dan sentido a nuestro trabajo son aquellos en los que vemos que, con el tiempo, la persona ha rehecho su vida, ha encontrado un trabajo, tiene una pareja… Y viene y te da las gracias por haberle dado las herramientas. Eso no tiene precio”, valora Marilina Ribas. No siempre los casos se resuelven de manera favorable para la víctima, por eso valoran tanto que consigan salir adelante. Para Marín y Ribas lo más gratificante es ayudar a las víctimas a mirar hacia el futuro, a no recrearse en su condición de víctimas para siempre.
Para Marín y Ribas lo más gratificante es ayudar a las víctimas a mirar hacia el futuro, a no recrearse en su condición de víctimas para siempre»
“Lo comparo con una estantería llena de libros que se cae al suelo. Primero hay que levantar la estantería y después colocaremos de nuevo los libros, uno por uno. Y no los vamos a colocar exactamente igual que antes de caerse, puede que decidamos colocarlos de otra manera. El trabajo no es levantar la estantería sino colocar los libros. Este ejemplo lo entienden muy bien”, narra la psicóloga.
«Creo que necesitamos una psicóloga más para poder continuar las sesiones terapéuticas y, a la vez, atender las urgencias y acompañamientos que puedan surgir en cualquier Juzgado”, reflexiona Francisco Marín mientras escucha a su compañera. Y lo cierto es que la carga de trabajo de Ribas va en aumento.
Marín también hace seguimiento de las víctimas y de sus procesos. “Puedo informar sobre el punto en el que está su procedimiento, las acciones que debe seguir, si la van a citar o no, si ya hay fechas de citación, si ha declarado la otra parte o no, si están notificados todos o no lo están…”, explica.
En suma, estos dos profesionales dan a las víctimas atención e información, dos pilares básicos para enfrentarse a estas situaciones.
¿Y qué sienten cuándo una víctima finalmente decide no denunciar? “La experiencia es un grado y he podido comprobar que las personas tienen su momento. A veces no están preparadas para denunciar, pero lo harán cuando pase el tiempo necesario. No voy a negar que me he sentido frustrada cuando me he enfrentado a un caso de dependencia emocional entre víctima y agresor en casos de violencia de género. O no se llega a formalizar denuncia o, una vez formalizada, la mujer se niega a prestar declaración (por miedo a consecuencias o por esa dependencia emocional de la que hablábamos). Pero con el tiempo, he aprendido que a todas las personas les llega su momento. Nosotros lo que tenemos que hacer es acompañar y ayudar por si así conseguimos que ese momento llegue antes”, concluye.
Oficina de Atención a Víctimas del Delito
Juzgados de Ibiza
Calle Madrid Nº15
07800
Esta oficina estatal es una competencia desleal con los estudios jurídicos y consultas de psicología «privados». El Estado no debe practicar actividades económicas de la sociedad civil, por cierto realizados con fondos provenientes de los impuestos. Por esto el Socialismo es el enemigo número 1 del trabajo. Destruye la iniciativa privada. Crea «trabajo» que se paga con impuestos. PP también es así de estatista.
Y que más? Los hospitales son competencia desleal de las clínicas privadas?
Los colegios públicos de los colegios privados?
La policía de los servicios de seguridad privados?
Las carreteras públicas de las autopistas?
Las VPO del feroz mercado de vivienda actual?
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