EFE / La exclusión afecta en mayor medida a las mujeres de Baleares, ya que un 19,7 % está en situación de pobreza cuando en el caso de los hombres el porcentaje es del 16,7 %, según el «Informe del Estado de la Pobreza en las Islas Baleares 2018» de EAPN.
Los datos los ha difundido en un comunicado EAPN, con motivo de la celebración en Palma de la jornada “Difusión de Resultados: Estudio de Género y Desigualdad” de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español, EAPN-Es, que indica que cerca de 784.000 mujeres trabajan en condiciones de precariedad, situación que afecta a 395.800 hombres.
Durante la presentación del Estudio sobre Desigualdad de Género y Derechos, la vicepresidenta de EAPN-Es, Sali Guntín, ha asegurado que “las mujeres han alcanzado la igualdad ante la ley pero no en su vida cotidiana».
«El techo de cristal y el suelo pegajoso, que hace referencia a la precariedad de las ocupaciones más feminizadas y las enormes dificultades que tienen las mujeres para salir de ellas, acceder a otros ámbitos y conseguir unas condiciones laborales mínimamente dignas, sigue siendo lo habitual para muchas mujeres”, ha asegurado.
El estudio revela segregación de genero en el mercado laboral, donde los trabajadores tienen preeminencia en profesiones relacionadas con las ciencias y las trabajadoras en el sector educativo, sanitario y trabajo social.
La mujer está más representada en actividades por las que no se percibe ningún salario, y si lo recibe es muy bajo, algo que genera problemas en el futuro, dado que percibirán pensiones con las que apenas podrás subsistir cuando se jubilen o padezcan una enfermedad.
La diferencia salarial entre hombres y mujeres es del 22,4 %. A medida que aumenta la edad, también lo hace la brecha salarial, pasando del 12,5 % en edad de 20 a 24 años, al 26,91 % para las mujeres de 55 a 59 años. Las mujeres reciben un promedio de 85 céntimos por cada euro que gana el hombre.
Solo 1 de cada 3 trabajadores por cuenta propia es mujer, siendo la categoría profesional con más presencia la de la ayuda al negocio familiar.
Guntín ha explicado que el 91 % de las mujeres realizan tareas domésticas y se ocupan del cuidado de las personas en el hogar durante 4 horas y 29 minutos diarios, frente al 74,7 % de los hombres que dedican en promedio 2 horas y 32 minutos.
En cuanto a las tasas de empleo, las mujeres de 25 a 49 años con hijos menores de 12 años, son más bajas que las de aquellas de la misma edad sin hijos, lo que revela que el mercado laboral penaliza tener descendencia. Sin embargo, en el caso de los hombres resulta positivo para su empleabilidad: las tasas de empleo de los hombres de 25 a 49 años con hijos son superiores a las de los hombres de la misma edad sin hijos.
Respecto a la salud, el 33,5 % de las mujeres y el 25,2 % de los hombres considera que su salud es “regular, mala o muy mala”, y las patologías relacionadas con la salud mental afectan especialmente a las mujeres en situación de vulnerabilidad.
En cuanto al conocimiento y la investigación, las mujeres son más representativas en la universidad, pero apenas 2 de cada 10 llegan a catedráticas.
La mayoría de la población entre los 30 y los 34 años de edad, que ni estudia ni trabajan son mujeres; 25,15 % mujeres, frente a un 15,3 % de hombres.
Guntín ha recordado que Eurostat atribuye esta diferencia a que son ellas mayoritariamente las que cuidan de los hijos o algún otro familiar y ha destacado que en el caso de la comunidad gitana el 58 % de mujeres jóvenes están fuera del mercado laboral y del sistema escolar y se dedican al trabajo doméstico.
Sobre violencia de género, Guntín ha explicado que a pesar de que los hijos de maltratadas son reconocidos como víctimas directas desde 2015, el sistema presenta carencias en su protección, ya que de 2010 a 2018, 83 menores de 16 años fueron asesinados por la violencia machista y solo 27 son casos reconocidos oficialmente.