El biólogo y fotógrafo submarino Xavier Mas Ferrà conoce muy bien las praderas de posidonia oceánica de las costas de Ibiza y Formentera. Lleva años fotografiándolas en sus inmersiones. Este año, sus imágenes revelan un cambio importante: una floración masiva y anómala de la planta que, reflexiona, «era de esperar».
Mas Ferrà explica Noudiari que lo que ha captado con su cámara no hace sino corroborar las conclusiones de numerosas publicaciones científicas que asocian las floraciones masivas de la posidonia con el aumento de las temperaturas. Y este año el mar ha estado más caliente que nunca. Ya son muchas las voces que alertan de las consecuencias imprevisibles y probablemente irreversibles que esto va a tener para la flora y la fauna.
El mar balear ha detectado temperaturas altas nunca vistas y persistentes durante los meses de junio, julio y agosto por las continuas olas de calor. La boya de Dragonera, operativa desde el verano de 2009 y que ya ostentaba el récord histórico de temperatura del agua desde el año 2018, cuando registró 31,27 ºC, volvió a batir esta marca en dos ocasiones, al medir 31,34 ºC el día 11 de agosto a las 15h UTC y posteriormente al alcanzar los 31,36 ºC el 24 de agosto a las 15 h UTC, que quedan como el mayor valor registrado de temperatura del agua obtenido por las redes de medida de Puertos del Estado.
Mas Ferrà cita varios informes publicados en revistas científicas de alcance internacional que estudian las consecuencias del calentamiento del mar en la posidonia.
En el estudio Heat-stress induced flowering can be a potential adaptive response to ocean warming for the iconic seagrass Posidonia oceanica (La floración inducida por el estrés por calor puede ser una posible respuesta adaptativa al calentamiento del océano para la icónica posidonia oceanica), los expertos Lázaro Marín-Guirao, Laura Entrambasaguas, Juan M. Ruiz y Gabriele Procaccini concluyen que la posidonia «florece de manera anómala por estrés en un intento de adaptarse a este nuevo escenario de aguas más cálidas». De este modo, la increíble y milenaria planta estaría desarrollando un mecanismo de defensa para sobrevivir, lo que no deja de ser una buena noticia a una mala noticia: «confirma el calentamiento global también del mar», explica Xavier Mas Ferrà.
“La posidonia se reproduce principalmente de forma asexual. De forma sexual, con flores, lo hace cuando sufre un estrés térmico. Esto le supone un coste energético pero aumenta la variabilidad de la descendencia. Algunos de los descendientes podrán ser resistentes a las elevadas temperaturas y la especie sobrevivirá. Es bueno por este motivo pero es malo porque demuestra que hay un cambio climático”, explica el biólogo y fotógrafo marino que se refiere a otros estudios en el mismo sentido como Consequences of Mediterranean warming events in seagrass (Posidonia oceanica) flowering records o Patterns of seagrass (Posidonia oceanica) flowering in the Western Mediterranean, los dos con participación de Elena Díaz-Almela, Nuria Marbà y Carlos M. Duiarte, entre otros expertos, y que van exactamente en la misma línea
Incluso se llegó a hacer un experimento al respecto (Experimental evidence of warming-induced flowering in the Mediterranean seagrass Posidonia oceanica) que sacó la misma conclusión. En este experimento simularon en el laboratorio una ola de calor de seis semanas. “El calentamiento tuvo un impacto negativo en las tasas de crecimiento de las hojas, pero al final del experimento, la mayoría de las plantas calentadas florecieron, mientras que las plantas de control no lo hicieron”. “Este es un hallazgo sin precedentes, que muestra que la respuesta de los pastos marinos al calentamiento será más plástica, más compleja y potencialmente más resistente de lo que se había imaginado”, concluyen.