R. Beltrán/ El pulmón submarino de la posidonia oceánica continúa sufriendo, verano tras verano, los varapalos de la temporada turística. El biólogo marino y profesor de biología en el IES Santa Maria Xavier Mas y el fotógrafo ibicenco Joan Costa, ganador de un premio World Press Photo, se han sumergido para comprobar el estado de la pradera que discurre sobre el fondo marino de las Pitiüses y han comprobado el retroceso que ha sufrido esta planta en algunas áreas.
“No sé hasta qué punto la campaña de boyas ha sido efectiva”, ha afirmado Mas tras revisar con sus propios ojos el estado de la posidonia oceánica, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1999. “En mi opinión y por comentarios de otros buceadores y pescadores diría que los usuarios de pequeñas embarcaciones, que suelen ser de residentes, están más concienciados que los turistas que vienen con grandes barcos”, ha asegurado el biólogo marino. Y es que la importancia de esta planta se equipara a la de otros valiosos ecosistemas, tal y como ha subrayado Mas: “Se ha calculado que la producción de oxígeno por parte de las praderas de posidonia oceánica es la misma que la de las selvas tropicales, incluso captan el dióxido de carbono de forma mucho más eficiente que el bosque tropical, ya que se estima que pueden retener casi el 90 por ciento del total de dióxido de carbono emitido por todos los países mediterráneos desde la Revolución Industrial”.
Una pradera que disminuye a medida que avanzan los recortes
Según Mas, “las instituciones no dan a la posidonia el valor que le corresponde”. A pesar de las sanciones, no demasiado numerosas, que se han impuesto este verano a algún barco cuya ancla ha perjudicado la pradera de esta planta, este especialista en biología marina considera que todavía queda mucho por hacer en materia de protección oficial.
“No sólo es la responsable de la transparencia de nuestras aguas, entre otras cosas, también posibilita la existencia de playas y la presencia de parte del sector pesquero”, ha explicado Mas. “Desde hace más de diez años se hacía un seguimiento en varias zonas de la isla para ver si la pradera retrocedía o no. Debido a los recortes este proyecto no sigue. Por suerte, un grupo de voluntarios continúa con el trabajo”, ha avanzado el biólogo. Así, la posidonia no sólo sufre los recortes provocados por las anclas lanzadas al mar en zonas protegidas, sino también los económicos que ha decretado la conselleria de Medi Ambient.
La incompatibilidad de la posidonia con el petróleo
A partir del año que viene esta planta se enfrentará a una nueva amenaza: las prospecciones petrolíferas proyectadas por Cairn Energy frente a nuestras costas. Un vertido de hidrocarburos podría ser fatal para la posidonia, tal y como ha advertido Xavier Mas: “La contaminación afecta de manera directa a la pradera, de forma que un aumento de la contaminación se traduce en una disminución de la pradera y una pérdida de biodiversidad. Además, la planta puede absorber diversos contaminantes, que pueden llegar a nosotros a través de las cadenas tróficas. A la planta le puede provocar alteraciones en su metabolismo y dificultar el crecimiento”.
A todo esto hay que sumarle el ritmo lento de crecimiento de esta planta, que Xavier Mas cifra en un metro cada 10 o 15 años, “insuficiente para recuperar las extensiones que sufre por los fondeos”. Además, su reproducción es muy sensible a la climatología. “La temperatura del agua en el verano de 2012 fue elevada y produjo floraciones masivas y se pudieron encontrar sus frutos, las olivas de mar, en la costa durante la primavera. Los frutos flotan y cuando están a punto de germinar se hunden, pero si no hay el tipo de fondo idóneo o la profundidad adecuada no conseguirán arraigar y todo el esfuerzo y energía gastada en este proceso no servirá de nada. En cambio, este último verano no ha sido tan caluroso por lo que difícilmente se habrá reproducido de esta forma y no se verán sus frutos en la próxima primavera”.
Además de su valor ecológico, la posidonia también es una zona de cría y alimentación de muchas especies de interés pesquero. “La desaparición de la pradera también provocaría la desaparición de muchas especies, algo que ocasionaría una pérdida ecológica y económica”, ha apuntado Mas.
Fotografía: Joan Costa, segundo premio en 2012 del certamen internacional World Press Photo en la categoría de Naturaleza.