«La prostitución es violencia machista y los puteros deben ser considerados agresores»

Un total de 551 personas. Esta es la cifra de atendidos en 2022 en Ibiza por la entidad Metges del Món, que se encarga, principalmente, de ayudar a mujeres que se encuentran en situación de prostitución. También tiene una línea de atención a personas migrantes y otra de formación para la transformación social. De estas 551 personas, aproximadamente un 90% fueron mujeres, y unas 400 de dicho total, mujeres en situación de prostitución.

En 2019, Metges del Món atendió a 322 personas en situación de prostitución en Ibiza, una cifra que en 2020 fue de 188, un número inferior pero especialmente significativo si se tiene en cuenta que hubo confinamientos y fuertes restricciones sanitarias, lo que, sin embargo, no impidió que el mundo de la prostitución continuase funcionando en la isla. En 2021, esta entidad atendió a 289 personas en esta situación. Asimismo, la mayoría de estas mujeres también están, a su vez, atravesadas por otras discriminaciones, ya que suelen ser personas migrantes y en situación administrativa irregular.

Rocío López, coordinadora de proyectos de mujer y violencia en Metges del Món en Ibiza y Formentera, destaca que la prostitución es «una de las principales formas de vulnerar todos los derechos humanos de las mujeres». Así, en conversación con NouDiari, subraya que debe ponerse el foco en los hombres que acuden a los espacios de prostitución: «Debemos tratar este asunto como lo que es: una forma más de violencia hacia las mujeres, porque quienes la ejercen son hombres, ya sea sobre mujeres, sobre mujeres ‘trans’ o sobre otros hombres«. Y es que incluso en aquellos casos en los que las personas atendidas por Metges del Món son hombres, quienes pagan por mantener sexo con ellos son otros varones. Esto evidencia, apunta López, que hay un patrón claramente machista.

Además del proyecto de atención a mujeres en situación de prostitución, en Metges del Món hay una línea para personas migrantes, en la que la mayoría de personas usuarias vuelven a ser mujeres; así como una línea de educación para la transformación social, que se basa en ofrecer píldoras formativas -sobre todas estas problemáticas sociales- en centros educativos, a profesionales de diferentes sectores y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

«Es importante que, si se quiere erradicar esta violencia, los medios de comunicación, las instituciones y las entidades como Metges del Món miremos a quien la ejerce, que son hombres, no a las víctimas. A ellas se les debe ayudar a intentar reestructurar todos los daños», apunta la entrevistada.

Leyes que protejan a las víctimas

La coordinadora de esta área sostiene que «hacen falta leyes» que protejan a las mujeres: «Si ellas cogen la fuerza y la valentía de poder denunciar, el sistema judicial que tenemos, desgraciadamente, no las apoya». En este sentido, insiste en que se pone la mirada sobre la víctima, tal y como ocurre en los procesos judiciales por otro tipo de violencias machistas, como sucede con la violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja: «En todos estos casos, la víctima tiene que estar dando constantemente la cara y ofreciendo un relato coherente, además de ir repitiendo una y otra vez lo que le ha ocurrido», lamenta López, quien concluye que es precisamente por esto por lo que muchas víctimas acaban dando un paso atrás. «En el caso de víctimas de trata y explotación sexual, hay muy poca seguridad para estas mujeres», agrega.

El posicionamiento de Metges del Món es nítidamente abolicionista de la prostitución, por lo que defiende que se considere una forma más de violencia machista, lo que equivale a que los puteros «tienen que ser considerados agresores sexuales, personas que cometen un delito». «Por un lado está el putero, por otro, el proxeneta, y también el resto de figuras, todo lo relacionado con la tercería locativa, que en su día se sacó del código penal español», explica. La tercería locativa hace referencia al castigo penal -que estuvo vigente hasta 1995- para los individuos o las sociedades que proporcionan o gestionan el lugar en el que se ofrecen los servicios de prostitución y que se lucran con ello. En otras palabras, se trata de los propietarios o responsables de los locales o inmuebles que funcionan como burdeles.

Sobre el perfil de los puteros, Rocío López confirma que cada vez son «más jóvenes» y también «más violentos»: «El porno es lo que les educa, lo que mueve sus ganas de sexualidad, así que las prácticas que quieren son las que ven» en estos vídeos.

El confinamiento no fue una excepción

Aunque la prostitución existe dentro del ocio nocturno, López recuerda que no es para nada algo exclusivo de dicho sector. Y así lo demuestra lo que ocurrió durante la etapa más dura de la pandemia, que no impidió que los proxenetas continuaran adelante con su negocio: «La época del confinamiento fue un punto clave. El puerto y el aeropuerto estaban cerrados y no llegaba gente de fuera, pero los pisos de prostitución continuaban en funcionamiento; y no por voluntad de las mujeres, sino porque había hombres picando la puerta y requiriendo sus cuerpos y proxenetas que las obligaban a continuar facturando».

En este sentido, recuerda que «España es el primer país de toda Europa en consumo de prostitución y el tercero del mundo, solo por delante de Puerto Rico y Tailandia». «Es verdad que somos un país turístico y que no todos los consumidores de prostitución son nacionales, pero, en todo caso, el turismo que recibimos, lo recibimos porque nosotros les abrimos las puertas, así que también tenemos que hacernos responsables de ello».

Nuevas formas de cosificación

A todo esto cabe añadirle que la industria del sexo está tomando diferentes senderos en el ámbito digital, a través del auge de plataformas como ‘OnlyFans‘, en la que se pueden vender imágenes o vídeos de contenido sexual sin censura, lo que, en la práctica, se traduce en un espacio online de pornografía y sexo virtual a la carta para los pagadores, ya que quien pretenda generar ingresos, debe adaptarse a la demanda del público.

Rocío López confirma que cada vez hay más casos de este tipo, pero que «son técnicas totalmente novedosas» y que «las redes sociales funcionan de una forma diferente a las páginas web, por lo que es mucho más difícil de detectar y llegar a las mujeres». Así, concluye que en estos ámbitos hay «un gran reto» para entidades como Metges del Món, para las instituciones y también para la sociedad en general: «Son nuestras hijas quienes se están publicitando en estos espacios y son hombres conciudadanos nuestros los que las están buscando en las redes. Los tratantes, los proxenetas, están buscando nuevas víctimas dentro de las redes sociales».

En general, las mujeres que se encuentran en situación de prostitución en Baleares provienen principalmente de América Latina y también de Rumanía, África subsahariana y Asia (sobre todo China), según expone la entrevistada. Normalmente llegan a España a través de una red de trata que, una vez dentro del país, les exige el pago del viaje, lo que les genera una deuda y les empuja a conseguir el dinero de cualquier forma. «Vienen de países a los que aquí no les abrimos la puerta, así que ellas han de buscar la vía para poder venir a Europa, por lo que la mayoría de estas mujeres deben venir así, implicadas dentro de una red de trata«.

Prostitución «de lujo»

López expone que las nacionalidades de las mujeres de la «mal llamada prostitución de lujo» son las mismas: «A mí el término ‘prostitución de lujo’ me da mucha rabia. Pareciera que las mujeres que están allí lo hacen con mucha dignidad y que ganan muchísimo dinero, y la realidad es que esto no es cierto. Las víctimas son las mismas, lo que cambia es el putero, que pone más dinero sobre la mesa y que, por lo tanto, quiere ejercer más poder sobre ellas«.

Preguntada por si se encuentran con mujeres menores de edad, la entrevistada explica que «cuesta mucho poder detectar» estos casos, ya que «las tienen más que adoctrinadas para que no reconozcan que tienen menos de 18 años». «De todas maneras, si hay cualquier indicio, nuestra obligación y la de cualquier profesional del ámbito que sea es denunciar inmediatamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», recalca.

Intervención de Metges del Món

Las víctimas pueden contactar con Metges del Món a través de diferentes canales. Tienen la posibilidad de acudir a la sede de Metges del Món, en el barrio de ses Figueretes, aunque las trabajadoras y voluntarias de esta entidad también se acercan a los espacios de la isla en los que se ejerce la prostitución. «Vamos a estos lugares con la intención de poder servir de enlace para su salud. La mayoría de estas mujeres son migrantes y se encuentran en situación administrativa irregular, por lo que están fuera de los servicios normalizados y no suelen tener acceso al servicio de salud público. Necesitan tener un enlace, alguien que se preocupe de su estado de salud», explica la coordinadora de proyectos de mujeres y violencia de Metges del Món en las Pitiusas. «Cuando llevamos a cabo las salidas de acercamiento a estos puntos, nuestra función es darles material preventivo para evitar posibles infecciones e informarlas de cómo poder llegar al sistema de salud público», añade.

En este sentido, esta entidad trabaja intensamente desde 2013 con el grupo de voluntariado: «Durante todos estos años, se ha ido a buscar a todas estas mujeres a los diferentes espacios de prostitución conforme estos han ido mutando, porque antes eran la calle o los clubs. Ahora todo esto se ha ido diversificando y hay muchas más mujeres en pisos o en entornos web que en clubs o en la calle«, explica López.

De todos modos, toda esta labor del grupo de voluntarias ha hecho que, cada vez más, las mujeres del mundo de la prostitución sepan de la existencia de Metges del Món. De hecho, en ocasiones ellas mismas informan a sus iguales de lo que es esta entidad. Aun así, actualmente continúan realizándose las salidas de acercamiento a los entornos de prostitución, ya sea la calle, los clubs, los pisos o incluso el entorno web. «Hay una prostitución deslocalizada que es cada vez más amplia y en estos casos debemos estar en las webs para darnos a conocer y poder contactar con estas mujeres que se publicitan e informarles, así, de que existimos», explica.