@B.R/ Sant Miquel se despierta de su última pesadilla, y ya van cinco en poco más de un mes. Son poco más de las 9,30 horas de la mañana y el tráfico hasta llegar a Sant Miquel es intenso. Un cartel en la última rotonda de Santa Gertrudis reza ‘Keep clean Ibiza’ (‘Mantén limpia Ibiza’), premisa que Pep Toni, vecino de Sant Miquel y afectado por el incendio, critica con la rabia y el susto de aquel que ha visto peligrar de cerca, muy cerca, su vivienda por la voracidad de las llamas que empezaron a tomar vida ayer por la tarde a su antojo.
Para llegar a la casa de Pep Toni, Can Ferrer, hay que descender por la carretera serpenteante que te dirige hasta el Port de Balansat. El entorno de esta vía es hoy desolador. Como tomar una imagen en blanco y negro. Todo carbonizado y con rescoldos que aún desprenden pequeñas columnas de humo, en tono amenazante. Pero ahí están los agentes del Ibanat y los bomberos, con mil ojos al acecho de esas brasas que no se quieren apagar, subiendo y bajando la carretera con el fin de ir refrescando toda la zona.
Caminar por la zona espeluzna a cualquiera. Bajo un sol abrasador aún se escucha el crujir de la madera y la caída de alguna rama que ha quedado achicharrada y que ya sin fuerza para mantenerse cogida a su tronco decide dejarse caer. Los cables de la luz y del teléfono tampoco se han salvado y se mantienen en la cuneta de un camino que bordea el torrente de l’Assut. Un torrente ahora, todo abrasado, en el que se puede diferencia el cañizal, que hasta ayer brotaba.
Los alrededores de Sant Miquel son la imagen del peligro verdadero que se corrió, al quedar el rastro de las llamas a pocos metros de las viviendas. En el caso de la vivienda de Pep Toni, el fuego no respetó ni esos metros. Su vivienda, una casa pagesa centenaria, se encuentra totalmente rodeada por los restos de lo que ayer fueron brasas. Pep Toni se queja con impotencia de la tardanza de los medios aéreos y de la falta de limpieza del torrente, que ayer fue pasto de las llamas. En ese torrente se comprueba el antojo del fuego que ha dejado un poste de luz sujeto al tendido eléctrico, mientras la base ha desaparecido. Aún sale humo.
A pesar de que a pocos metros de la vivienda de Pep Toni hay un depósito de agua, nada pudo con la garra de la llama debido a la ausencia de los medios aéreos. El propietario explica con el rostro compungido y con la rabia a flor de piel cómo avanzaba el fuego hacia la vivienda a pesar de sentirse agraciado porque el egoísmo de la naturaleza sí respetó los muros de la casa. «Parece que pasó un ángel», dice Pep Toni. Y no es para menos. A pesar de que el fuego ha arrasado un olivo milenario ubicado a escasos centímetros de la fachada y que toca con una ventana, las llamas no lograron traspasar el muro. Aún así, el fuego asomó por los corrales pero gracias a «ese ángel», como dice Pep Toni, no logró alcanzar las balas de paja que estaban ahí resguardadas. «Nunca piensas que te puede pasar a ti», indica mientras señala unas maderas apoyadas en la fachada de la parte trasera de la casa y que ahora están totalmente carbonizadas.
Mangeras derretidas, el cadáver de un pato y maquinaria agrícola totalmente abrasada es con lo que hoy Pep Toni ha despertado sin haber dormido.
Pocos metros más arriba, otras dos viviendas. Da la sensación que el mismo ‘ángel’ de Pep Toni también estuvo ahí. Están rodeadas por todos los rincones de ceniza aún caliente y polvo negruzco. Las llamas alcanzaron parte de un pequeño corral, donde hoy las gallinas permanecen en su interior, sin querer asomarse al valle del torrente. Pero las viviendas parecen intactas con el susto impregnado en sus muros.
A lo largo de todo el recorrido se suceden las mangueras de los agentes del Ibanat y de los bomberos. Algunas aún expandidas, otras ya recogidas a la espera de que esta pesadilla se acabe de una vez por todas.
Son las doce y en la iglesia de Sant Miquel repican las campanas. Se oyen desde el paraje donde se mezcla el olor de las brasas con el calor de los rescoldos y la imagen de la desgracia. Desgracia que no fue a más por la rapidez de los medios terrestres del Ibanat y de los bomberos y, vista la escasa separación entre la vida y la zona devastada, gracias al ‘ángel’ de Pep Toni.
Que expresión!!!!! …»parece que pasó ángel»..Si el ángel pasó.es por que en esas casas.hay personas buenas.Que bueno es leer expresiones agradables.aún.cuando la noticia central es dolorosa. Me gusta el talante del…de la…periodista!
Pues que el angel hubiera meado el fuego cuando empezó!!! Chorradas….