Doce jornadas. Esto es lo que ha durado Javi Baraja como entrenador de la UD Ibiza. En el deporte profesional los resultados mandan y en su caso y en el del club de la capital insular, no han acompañado. Las siete derrotas que acumula el equipo en doce partidos han sido su sentencia en el cargo, especialmente las tres últimas, que han llegado de forma consecutiva. Sin embargo, lo más llamativo es que el equipo, a excepción de en Oviedo, nunca ha dado sensación de tener un patrón de juego claro y al que aferrarse para afrontar los partidos.
El mal juego ha sido determinante, porque hay formas y formas de perder y la manera en cómo lo ha hecho el Ibiza nunca han invitado al optimismo. Porque si el equipo no gana pero juega bien, genera ocasiones y llega con frecuencia al marco contrario, siempre hay un hilo de esperanza. Eso no ha sido el caso. La UD Ibiza ni ha sido dueño del balón ni se ha caracterizado este curso deportivo por ser un conjunto con llegada.
Además de esto, la zaga no ha estado a la altura. La UD Ibiza es a día de hoy el equipo que más goles encaja de todo el torneo, empatado en este apartado con el Villarreal B, undécimo, y el Mirandés, colista. El conjunto valenciano resiste en la zona media de la clasificación a pesar de los goles que recibe por el hecho de que también tiene una gran capacidad goleadora y hasta la fecha ha logrado 17 dianas por las 10 que acumula el Ibiza y las 11 del conjunto de Miranda del Ebro.
Un dato curioso es que del centro de la zaga del Ibiza, la peor de la Liga, ha desaparecido en las últimas jornadas el mejor central que tiene la UD Ibiza, David Goldar, uno de sus mayores activos. Según diferentes fuentes, este hecho poco o nada ha tenido que ver con las decisiones técnicas adoptadas por Javi Baraja y la culpa de ello habría que buscarla más arriba, en la directiva. Goldar no juega porque no habría aceptado la propuesta de renovación trasladada por la entidad que preside Amadeo Salvo y le han castigado sin jugar. Eso es, se mire como se mire, echarse piedras sobre el tejado propio, y más en vista de la marcha del conjunto.
Cabe recordar que Goldar fue la pasada campaña una pieza clave en el equipo, como lo había sido en las primeras jornadas de la temporada en curso. Además de su excelente rendimiento en el centro de la zaga, el futbolista marcó el curso anterior siete goles, una aportación ofensiva muy destacada por tratarse de un defensor.
Así las cosas, si el técnico no ha alienado a Goldar en los últimos e importantes partidos disputados por su conjunto no ha sido por capricho, sino por mandato imperativo. Eso, unido a las lesiones, a la juventud e inexperiencia de algunos futbolistas y a la veteranía de algunos futbolistas recién llegados, como Nolito, que se han autodescartado para ocupar posiciones de exigencia sobre el terreno de juego, han creado una mezcla explosiva en el grupo que ha hecho saltar por los aires al entrenador, en el foco de todas las criticas por los resultados, la manea de jugar del conjunto y la falta de experiencia.
Sin embargo, no sería justo focalizar toda la culpa de los males del Ibiza sobre la figura de Baraja, el tercer entrenador que se sienta en el banquillo desde el ascenso a Segunda A por detrás de Carcedo y Jémez. El director técnico Miguel Ángel Gómez, llegado como recambio de Soriano, es quien ha ideado la plantilla y quien propuso al entrenador. Él sigue en el club, pero ahora, con la marcha de Baraja, está en el centro de la diana y será a quien pitará la afición si el nuevo entrenador no revierte la complicada situación en la que está sumido el primer equipo de la entidad.
Otro de los malos registro del Ibiza desde el inicio de la Liga es el de los remates a puerta, ya que es el que más recibe de todos los clubes y el que menos menos veces chuta a puerta. Con estos guarismos, es de admirar que, a estas horas, antes de que acabe la jornada, el Ibiza no esté en posiciones de descenso.
Ahora el club afronta la ardua tarea de encontrar a un sustituto de garantías para ocupar el banquillo de la UD Ibiza, porque un nuevo paso en falso podría condenar de forma prematura el proyecto emprendido por Amadeo Salvo de asentar a un equipo de la isla en el fútbol profesional y todo lo que ello lleva asociado.
Suenan nombres como el del exfutbolista y ahora entrenador Miroslav Đukić, o el del valenciano Paco López, aunque este último busca un proyecto más ambicioso en Segunda o un puesto en un club de Primera. Sea quien sea el relevo de Baraja, tendrá por delante el complicado reto de rehabilitar la confianza de un grupo que, tras caer ante el Levante después de ponerse por delante en el marcador y jugar más de 50 minutos en superioridad numérica está con la moral a la altura del betún. En este movimiento no se puede errar, porque de lo contrario el descenso, que parecía imposible, entrará a formar parte de los miedos de la entidad.