Fotografía: Joan Costa
@Noudiari/ El proyecto de una granja escuela para fomentar la apicultura y para trabajar en la recuperación de la abeja autóctona, con un centro de interpretación, un pequeño museo y una tienda. Este es el proyecto que la Asociación de Apicultores de Eivissa quiere comenzar a tramitar este año, y que prevé completar con la creación de una ruta apiturística que permita visitar colmenas catalogadas en los siglos XV y XVIII.
Se trata de un proyecto a largo plazo, a cuatro años vista, que además será costoso. Sin embargo, su redactor, el portavoz de la asociación ibicenca de apicultores, Vicent Marí, confía en sacarlo adelante porque está convencido de que “será bueno para el sector y para Eivissa en general”.
Los apicultores cierran un año difícil en el que motivos como la sequía, las fumigaciones aéreas y el parásito destructor Varroa han diezmado sus colmenas. “Se ha perdido un 40% de la colmena apícola, y la producción ha sido menos de la mitad del año pasado”, ha explicado Marí.
En cifras, según ha detallado el apicultor, a finales de 2013 la Isla tenía 2.029 colmenas, que este año han quedado reducidas a mil. La producción de miel también ha caído, ya que ha sumado cinco toneladas en 2014, casi la mitad que en 2013 cuando se registraron más de 10 toneladas.
Otro factor que perjudica a la apicultura son las restricciones administrativas para hacer uso del ahumador, impuestas por el Govern balear, a raíz del incendio de la sierra de Morna, en 2011. “Hace inviable la práctica de la apicultura en los bosques, porque no se puede hacer humo y no se pueden hacer las tareas con todas las garantías legales”, ha criticado Marí, que no está de acuerdo con la medida. La restricción fue adoptada por el Govern después de que se acusara a un apicultor de haber causado accidentalmente el incendio. “No quedó probado que fuera él quien causó el incendio, tuvo una sentencia absolutoria”, ha defendido Marí.
Relevo generacional
A pesar de estos malos momentos para la apicultura, el portavoz confía en que los proyectos de futuro, como la granja escuela, o más cercanos, como los cursos que imparte la asociación, sirvan para la divulgación de la apicultura. Según Marí el sector necesita un relevo generacional ya que “la edad media de los socios está en 70 años”.
Marí se muestra positivo sobre la incorporación de nuevos apicultores porque, de hecho, tras la renovación de la directiva en 2012 la agrupación ha ganado 30 socios, alcanzando los 110 integrantes. Para ello, la divulgación es el factor clave, y a la espera del proyecto de la granja escuela, más a largo plazo, en abril comenzará un curso “pionero” de seis meses que servirá para conocer todo el período biológico de las colmenas.
“Cada mes habrá una charla, una clase previa de unos quince minutos, y a continuación una práctica de cuatro horas, donde una persona estará en contacto con los panales. La gente podrá ver cómo se desarrolla la vida dentro de las colmenas”, ha anunciado Marí.